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Nace una asociación cultural para paralizar el cierre de la sala Amárica

Además, se pone en marcha el proceso para presentar una Iniciativa Legislativa Popular para paralizar la medida

Nace una asociación cultural para paralizar el cierre de la sala AmáricaDNA

Han pasado más de 20 años pero parece que nada ha cambiado. La decisión es la misma y la reacción, casi igual. En aquel entonces, el cierre de la sala Amárica, justificado por la Diputación comandada por Ramón Rabanera en la apertura de Artium, terminó en la presentación de la primera Iniciativa Legislativa Popular de la historia de las Juntas Generales de Álava. Se consiguieron las firmas y, más allá del desarrollo de aquel proceso, la institución terminó por dar marcha atrás. Hoy, aunque los motivos sean distintos, la intención vuelve a repetirse. Esta vez, para abrir en el local el llamado Centro de Emprendimiento e Innovación de Álava. Y las reacciones en contra en el territorio alavés no se están haciendo esperar.

En muy poco espacio de tiempo se han puesto en marcha dos iniciativas. Por un lado, desde la sala independiente y autogesionada ¶espazioa se ha puesto en marcha el proceso para presentar una nueva Iniciativa Legislativa Popular. “El pintor Fernando de Amárica donó su casa y sus terrenos a la ciudadanía de Vitoria-Gasteiz, responsabilizando al Ayuntamiento y a la Diputación para que su legado se dedicara al arte local y a sus artistas. Lo único que queda de ésa donación es esta sala”, apuntan desde el proyecto dirigido por José Cos.

Por ello, el espacio va a invitar a “todos los sectores de la cultura y colectivos interesados a una reunión colectiva para organizar esta ILP y generar de nuevo una plataforma para la defensa de la sala Amárica”. Una vez aprobada la creación de esta propuesta, “¶espazioa dejará de ser la entidad convocante”.

Una nueva plataforma

En paralelo, se acaba de impulsar el nacimiento de Amárica Elkartea, “una nueva asociación ciudadana comprometida con la defensa y promoción de las artes visuales en Álava”, según explican las personas responsables de la asociación. 

Una muestra en la sala Amárica

Esta agrupación tiene un triple objetivo: preservar el legado de Fernando de Amárica, asegurando que su contribución a la cultura y su voluntad de legar su patrimonio a la sociedad alavesa sigan vigentes; defender, fortalecer e impulsar el ecosistema de las artes visuales en Álava, proporcionando una estructura colectiva capaz de dar voz a artistas, gestores, colectivos, galeristas, docentes, críticos, públicos y cualquier persona vinculada al sector; y reivindicar la sala Amárica como un espacio expositivo dedicado al arte, evitando su desvinculación del ámbito cultural y garantizando su continuidad como infraestructura fundamental para la difusión y el acceso al arte.

“Históricamente, las instituciones han buscado opiniones del sector artístico sin contar con un interlocutor unificado y estructurado. Amárica Elkartea surge para ocupar ese espacio de representación, estableciendo un diálogo firme, independiente y comprometido con la promoción de las artes visuales en el territorio”. Para sumarse, quien quiera puede mandar un correo electrónico a amaricaelkartea@gmail.com.

"La reciente decisión de cerrar la sala Amárica para convertirla en un centro de emprendimiento ajeno a la cultura supone un nuevo golpe para las artes visuales en Álava. Este hecho desnaturaliza el legado de Fernando de Amárica y contradice el espíritu de su testamento. Si bien apoyamos la creación de un espacio para el emprendimiento, consideramos que este no debe hacerse a costa de la pérdida de una infraestructura cultural fundamental para la ciudad", comentan desde la asociación.

“Arrojan a la papelera del olvido  un legado fundamental”

La decisión está generando reacciones muy contrarias entre el sector cultural alavés. Una de las primeras voces que se está alzando contra esta medida es la del ex director de Artium, Daniel Castillejo, quien en una carta afirma que “no saben lo que hacen al arrojar a la papelera del olvido un legado fundamental de la historia artística y cultural de toda una comunidad y del resto del país. Amárica no solo ha sido una sala de exposiciones de primer nivel sino un lugar de experiencias y conversaciones”.

Daniel Castillejo, ex director de Artium

En el escrito, el también artista y gestor cultural, apunta que “nuestra sala Amárica fue la primera sala pública de arte que se abrió en Euskadi, en 1989. Hoy he visto un vídeo en el que la responsable la Sala Rekalde de Bilbao, se arroga que, a pesar de inaugurarse en 1991, fueron ellos primero. Da igual, lo que importa es que Rekalde reinaugura con una inyección de 400.000 euros para remodelarse y la sala Amárica cierra, simultáneamente las dos. Ahí esta la diferencia de ambición de nuestra clase política, que no se entera o que tiene repartidos los papeles”.

Texto íntegro de la carta de Daniel Castillejo:

"Requiem por la Sala Amárica

«Qué dura es la necesidad y qué dolorosa es la carencia. Qué triste es el olvido y qué cabrona la desmemoria»

La Sala Amárica cierra. No saben lo que hacen al arrojar a la papelera del olvido un legado fundamental de la historia artística y cultural de toda una comunidad y del el resto del país. Amárica no solo ha sido una sala de exposiciones de primer nivel sino un lugar de experiencias y conversaciones más avanzadas dentro del contexto en el que se desarrolló que precisamente no era el más favorable. Hubo que resistir hasta casi el final cuando se decidió políticamente con decisiones desastrosas, que languideciera hasta su desaparición, Sobrevivió sorteando dificultades económicas, escepticismos y desprecios administrativos.

Siempre estuvo en el ojo del huracán y fue una permanente piedra en el zapato. Pero sin miedo, ocurrió el milagro y existió a pesar de todo. Ofreció a la población alavesa y a los que vinieron de fuera, un surtido de actividades al límite de lo conocido hasta entonces y que hoy ya están asumidas con normalidad, como que artistas de primer nivel, convivieran con otros prácticamente desconocidos en las mismas condiciones; que prácticas artísticas infrecuentes, se mostraran por primera vez en una sala institucional, como las performances, instalaciones, vídeos y otras prácticas en los primeros años noventa; que se debatiera en charlas y congresos, figuras como los comisarios por primera vez, ya que la mayoría del mundillo, no sabía quienes eran (gracias Rosa Olivares); que se establecieran como hábito profesional los protocolos de conservación, manipulación y transporte de obras de arte contemporáneo en España; que se dignificara al artista por primera vez procurando tanto la producción como un sueldo, poca cantidad, pero como norma; que se crearan empresas de montaje, ya que no existían entonces; que se promovieran redes de colaboración con otros, antes de la era digital y en plena trinchera digital a la que la dejaron acceder Y también que la marca Amárica evolucionara hacia partir de los primeros 2000 a modelos de gestión colectivos y de artistas que dieron cabida a otras experiencias de refexión, debate y acción.

La Sala Amárica era y aún es en el panorama del arte contemporáneo español, un ejemplo de rigor y riesgo a partes iguales. Muchos del mismo mundo o sin ser de él, se han formado y disfrutado, asistiendo a sus actividades, con el boca a boca o consultando sus innumerables catálogos, abandonados hoy al polvo y la humedad en almacenes forales.

La Sala Amárica, que durante muchos años dependió del Museo de Bellas Artes de Álava, no quiso ser una sala de provincias, como muchos acomplejados pretendían, sino una institución cultural de carácter medio superior, con ambición, con un criterio básico pero no excluyente a otros, que aplicó sistemáticamente a pesar de la escasez: atención a los círculos concéntricos, el local, el vasco, el estatal y el internacional; por ese orden. Hoy ese criterio ya no existe en ninguna institución artística alavesa, por sectarismo, por desidia o por otros intereses, seguro que muy interesantes. No lo sabemos.

Nuestra Sala Amárica fue la primera sala pública de arte que se abrió en Euskadi, en 1989, hoy he visto un vídeo en el que la responsable la Sala Rekalde de Bilbao, se arroga que a pesar de inaugurarse en 1991, que fueron ellos primero. Da igual, lo que importa es que Rekalde reinaugura con una inyección de 400.000 € para remodelarse y la Sala Amárica cierra, simultáneamente las dos. Ahí esta la diferencia de ambición de nuestra clase política, que no se entera o que tiene repartidos los papeles ¡Quién sabe!

En su lugar van a instalar el Centro de Emprendimiento e Innovación de Álava que dicho de otra manera, con menos eufemismo y más modernete es casi lo mismo que la Sala Amárica pero sin arte, ni cultura consciente, para que jóvenes emprendedores e innovadores creen empresas y herramientas contemporáneas. Es la versión actual del Principio de Arquímides que dice que “Un cuerpo (El Centro de emprendimiento ese) total o parcialmente sumergido en un fluido (la Sala Amárica) en reposo experimenta un empuje vertical hacia arriba igual al peso del fluido desalojado.

En fin, van a dar una patada a un avispero, pero como el gato de Schrödinger, no sabemos si está vacío o está ivernando. Pero esa es otra cuestión: la del tejido cultural alavés. Mi agradecimiento a quienes empujaron a favor; mi desprecio a quienes la frenaron y la llevaron a la inanición.

Daniel Castillejo"