Cuenta la palabra escrita. También la imagen dibujada. Y aunque parezca mentira tratándose de un álbum, también la música que se escucha. Es la propuesta que Txabi Arnal Gil hace en Doña Olimpia y el canario (Abresueños Editorial), un nuevo encuentro –y son ya varios los títulos que les han unido– con Julio Antonio Blasco. “Hace dos años le expliqué la idea que tenía en la cabeza y le dije; si me acompañas, la escribo, recuerda con una amplia sonrisa el escritor desde la capital alavesa. Por supuesto, el ilustrador dijo que sí.

Ahora, el resultado llega a manos de los lectores y las lectoras. “Es una obra para todos los públicos. Los niños y las niñas la van a disfrutar pero creo que las personas adultas también se pueden acercar a ella sin ningún tipo de prejuicio. De hecho, van a ser capaces de disfrutarla”, dice el también profesor de la Facultad de Educación y Deporte de la UPV. No en vano, tanto en el fondo como en las formas de contarlo, unos y otros van a encontrar alicientes, emociones y enganches

“Los niños y las niñas van a disfrutar pero creo que las personas adultas también se pueden acercar a la obra sin ningún tipo de prejuicio”

Mirada a la actualidad

Es el señor Ruiz el que abre la historia. Un virus se lo ha llevado. Es un primer guiño a un pasado muy reciente para cualquiera. Pero a partir de ahí, el álbum va dejando algunas miguitas en su lectura para que, quien quiera y si le apetece, pueda recogerlas. “¿Por qué esto no puede estar en la lectura de una obra supuestamente infantil?”.

Así, aparecen referencias, por ejemplo, a esos grandes centros comerciales que proliferan mientras las tiendas de barrio desaparecen; o se plasman esas “ridículas” pensiones que “reciben las mujeres que se han quedado viudas y que se supone que no han trabajado nunca…”, apunta con ironía Arnal. Todo ello va a apareciendo mientras Doña Olimpia intenta seguir con su vida, un presente que pasa por poder comprar, para liberarlo, un canario que permanece en su jaula junto a otros animales en una tienda cercana.

Reivindicación del álbum

“Es una historia accesible con características reconocibles de la literatura infantil como puede ser el juego de la repetición. Pero dentro de esa apariencia, la estructura de construcción es compleja. No solo usamos los dos códigos referenciales del álbum, el lenguaje escrito y la imagen, cada uno con su intención narrativa y los dos confluyendo. Le hemos sumado un tercer código, que es el sonoro. Hay una canción que tiene una importancia definitiva en esta obra”, una composición que se puede escuchar gracias al uso de un código QR. 

La publicación se acompaña de un código QR para compartir con el público esa parte musical tan esencial en la historia que se relata

A eso se suma que palabra e ilustración, en la primera parte, parecen caminar de forma separada. “Es un verdadero álbum. Muchas veces, y con todos mis respetos, lo que nos encontramos bajo esa apariencia es, en realidad, un cuento ilustrado. En un álbum de verdad, la parte de la ilustración tiene que aportar, que convertirse en un elemento narrativo fundamental. En este caso, así pasa”. 

Txabi Arnal junto a un ejemplar de su nueva creación. Alex Larretxi

En este sentido, Arnal apunta que “me apetece hacer un acto de reivindicación de la literatura infantil en general y del álbum en particular”. Es algo que también reforzará en las presentaciones que se vayan realizando de esta nueva creación.