Álava, el plató audiovisual que no para de crecer
En un año que puede ser de récord en cuanto a rodajes, la colaboración de lo público y lo privado da numerosos frutos
Generar un contexto propicio para que las empresas y los profesionales del territorio puedan, si así lo desean y lo requieren sus proyectos, desarrollar sus carreras en casa. Hacer de Álava un lugar propicio para que firmas y trabajadores llegados de otras partes encuentren aquí las condiciones necesarias para, de manera total o puntual, llevar a cabo sus producciones. Conseguir con ambos escenarios asentar un sector audiovisual que cultural y también económicamente sea bueno para el conjunto de la sociedad alavesa. El reto se escribe fácil. Otra cosa es saber afrontarlo. Pero pasos para ello, se están dando de manera decidida.
Tanto, que la provincia puede terminar este 2024 acogiendo un número récord de rodajes de largometrajes, cortometrajes, series, anuncios y otros formatos. Es evidente que todavía quedar mucho por hacer y, por supuesto, que no se parte de la nada, pero también que la colaboración entre lo público y lo privado que se está tejiendo en los últimos años está dando unos resultados que algunos no se creían.
Mario Casas y Michelle Jenner se reencuentran en Elciego y Laguardia
Las noticias, por ejemplo, en cuanto a películas que se van a hacer realidad al completo o de forma parcial en Álava no paran. A finales de año, David Pérez Sañudo, que con la producción alavesa Ane ganó tres Goya, rodará Sacamantecas. Lo hará tras grabar también este 2024 Los últimos románticos, que contará con varias escenas registradas en Laudio.
Antes, entre este mes y julio, Olga Osorio dará vida en Laguardia y Elciego a El secreto del orfebre, adaptación de la novela de Elia Barceló que estará protagonizada por Mario Casas y Michelle Jenner.
Claro que estos son títulos de largometrajes que ya se han públicos. Pero no van a ser los únicos. Otras dos películas, por lo menos, con sello local es más que probable que se rueden en el territorio –total o parcialmente– o en la segunda parte de este año o en el arranque de 2025. Eso sin contar que puedan llegar más producciones de fuera, algo más que factible tras la aprobación definitiva de la nueva norma foral sobre incentivos fiscales para el sector audiovisual.
Primeras consecuencias
De hecho, este es un factor determinante del que se espera mucho. Es más, es que ya ha tenido sus primeras consecuencias en filmes como Historias de Halloween, cuyos responsables decidieron rodar en Álava, entre otras cosas, por ese nuevo escenario fiscal tan esperado.
El Sacamantecas vuelve a Vitoria a finales de 2024 para convertirse en película
No hay que irse muy lejos para conocer los efectos inmediatos de este tipo de medidas fiscales. Cuando Bizkaia aprobó las suyas, el número de rodajes de todo tipo se disparó de tal manera que, por poner un ejemplo práctico, varios cortometrajes que se grabaron en 2023 en Álava tuvieron que recurrir a personas traídas de Madrid y Barcelona ante la imposibilidad de contar con personal técnico de aquí, ya que el número de producciones en el territorio vecino –como el largometraje Una ballena, del director vitoriano Pablo Hernando– tenía todas las agendas repletas.
Eso sí, hay que tener en cuenta que Álava no es una isla en este tema. Sin perder de vista el camino que en este sentido llevan ya tiempo recorriendo Navarra y Bizkaia, Gipuzkoa también ha hecho este año sus deberes. En el equilibrio y la convivencia está la clave. En este mismo 2024 son varias las películas que están tomando forma en diferentes territorios al mismo tiempo. Ha pasado con 8 de Julio Medem, Sin instrucciones de Marina Seresesky, y ¿Es el enemigo? de Alexis Morante, que han tenido días puntuales de trabajo en Artziniega, Vitoria y Caranca respectivamente.
“En Álava todo el mundo se ha volcado para hacer realidad ‘Historias de Halloween”
Cabe recordar que, a grandes rasgos, la nueva normativa implica unas deducciones que oscilan entre el 60 y el 50%, y que genera unas condiciones para los rodajes que son excepcionales en el ámbito europeo. De todas formas, habrá que esperar un tiempo para evaluar las verdaderas consecuencias de una medida que, eso sí, el sector alavés ha recibido con los brazos abiertos ya que llevaba tiempo solicitando una medida de este tipo.
La implicación institucional
El talento y el sector siempre han estado ahí. La realizadora Maite Ruiz de Austri no tiene dos Goya por casualidad. Ni Sonora Estudios lleva años siendo reclamada cada dos por tres por destacados y referenciales directores sin más. Ni Juanma Bajo Ulloa atesora galardones sin razón. Pero para comprender lo que está pasando en el territorio con el audiovisual en estos años, es imprescindible mirar a la colaboración establecida entre lo público y lo privado.
Álava se convierte en un escenario de referencia europea para rodajes audiovisuales
Sí, antes de 2018 se daba alguna ayuda de vez en cuando a algún proyecto en concreto. Y sí, como tal la Vitoria-Gasteiz Film Office se creó en 2010, pero su labor pronto cayó en saco roto ya que la entidad se quedó con un presupuesto oficial de 0 euros por la crisis económica. Pero fue hace seis años cuando el escenario, de verdad, empezó a cambiar, gracias también a la labor desarrollada por Apika (Asociación de Productores Audiovisuales Independientes de Álava) en los despachos institucionales.
El corto alavés ‘Hadas’, de Beatriz de Silva, premiado en Houston
Fue el Ayuntamiento de Gasteiz el primero en establecer una convocatoria anual de ayudas que a día de hoy se mantiene. Al poco tiempo se sumó la Diputación Foral de Álava con el mismo formato de subvención, eso sí, dotándola con más dinero. Gracias a estas dos líneas paralelas, el sector alavés y sus profesionales han podido desarrollar no solo más proyectos, sino afrontar apuestas que han terminado en los Goya, en festivales de relevancia internacional y, sobre todo, en infinidad de salas de cine.
20.000 especies de abejas, de Estibaliz Urresola, llegó a la Berlinale y lo hizo en 2023 tras recibir, entre otras, una ayuda al desarrollo de proyectos de la Diputación en 2020. La segunda película de Paul Urkijo, Irati –que está justo ahora exhibiéndose en Francia– también sumó los apoyos de la institución foral y del Ayuntamiento de Vitoria. Y así más títulos. Ahora es responsabilidad de todos no parar ni en esta ni en otras acciones. Eso, claro está, si se quiere un sector audiovisual creativo, vivo y referencial que redunde en la economía alavesa.