Todavía se recuerda en la capital alavesa aquella actuación en Mendizorroza en la que Diego Amador y Pat Metheny hicieron de las suyas juntos para satisfacción de un público entregado. Ha llovido lo suyo desde entonces, aunque el creador sevillano mantiene ese mismo espíritu inquieto e incansable. Un buen ejemplo se va a producir hoy a partir de las 19.00 horas –todavía queda alguna entrada– en el Conservatorio Jesús Guridi. De la mano de Ondas de Jazz, él estará solo sobre las tablas pero el público verá tocar y escuchará el piano, la guitarra, la batería, la voz...
Llega dentro del proyecto ‘Naranjos de la luna’ en el que el público se va a encontrar...
Con algo totalmente distinto a lo que acostumbra a ver. Es una propuesta nueva en la que, gracias a la tecnología, puedo componer un espectáculo estando solo. Voy tocando algunos de los instrumentos que sé interpretar y la gente va a encontrarse con un Diego Amador que toca la batería, la guitarra eléctrica, el bajo, los teclados... y lo que siempre me acompaña, el piano y la voz.
¿Pero estar a tantas cosas durante la actuación tiene que ser esquizofrénico para usted?
(Risas) Es una cosa muy, muy divertida en realidad. Me lo paso muy bien cuando lo estoy haciendo. Me voy de un instrumento a otro y la gente se lo pasa muy bien. Se sorprende porque a veces no comprende del todo cómo es que está sonando esto o lo otro. Es gracias a la tecnología de los pedales, a los loopers que voy haciendo. Primero haces un looper de una batería, luego me contesto con el bajo, voy al piano... hasta que se arma una ensalada bastante interesante.
Eso tiene que exigir una concentración máxima durante el concierto, ¿verdad?
Sí. Es algo fundamental durante la actuación. Son muchas máquinas las que llevo, muchos pedales, teclados, ordenador... Son cosas que debes tener presente que están ahí. En el momento vas grabando. Eso es lo bueno de esto, que lo voy haciendo en el momento. Es lo que más me gusta. También hay mucha libertad. Hay que estar concentrado pero me siento bastante libre porque, aunque tengas una estructura planeada como en cualquier otro concierto, vas tomando decisiones a cada instante y van surgiendo cosas diferentes y nuevas.
¿La tecnología es un instrumento más?
Desde hace tiempo, sí. Mira los teclados. Hay muchos sonidos que ya son clásicos como el DX7. Me acuerdo de aquellos grandes teclados que llevábamos y que costaban un pastizal. Hoy en día los puedes llevar en un ordenador sonando muy bien. Pero es que yo te estoy hablando de pedales y esto ya lo hacía Jaco Pastorius. Hace mucho tiempo hacía estos loopers de los que estamos hablando. No sé si fue el primero o de los primeros que yo vi haciéndose una base con el bajo y luego tocar sobre eso. Era infinito lo que podía hacer. La tecnología te abre muchas puertas. Obviamente hay que saber tocar y hay que tener cabeza para poder componer buena música y tener ingenio. La tecnología sin eso tampoco valdría.
Pero seguro que hay gente en el mundo del jazz y del flamenco que sigue mostrándose reticente cuando se le habla del uso de la tecnología en la música.
Bueno, puede darse. También según de la manera que lo hagas. Hay gente que usa la tecnología que... No puedes salir, por ejemplo, a un escenario con un playback. Pero si haces uso de la tecnología como estamos hablando nosotros, es otra cosa. Por ejemplo, yo en el concierto me hago una base con el piano, usando unos micrófonos de contacto a la tapa, que la gente se va a sorprender. Y como ese, otros detalles y cositas que se van sumando. Esto era un reto que tenía conmigo. En casa tengo todos los instrumentos a mano y siempre estoy probando cosas. Y lo que he querido hacer en este espectáculo es un poco eso, llevar a los escenarios el laboratorio que tengo en casa cuando estoy creando música. Creo que es algo un poco arriesgado...
¿Solo un poco?
(Risas) Sí, sí. Pero de verdad que es algo muy divertido de hacer y también de ver y escuchar. De todas formas, entiendo lo que dices, que pueda haber gente que no entienda qué está pasando con según qué música hagas. Además, es imposible repetirse en cada concierto. Vas grabando los loops en directo, con lo que eso conlleva. Sobre eso, vas improvisando con los instrumentos que tengas a mano. Es según lo que te salga cada día. A mí me pasa también que cuando voy a escuchar algo, si veo mucha máquina por el escenario, me quedo un poco extrañado. Pero cuando vez que hay instrumentos reales, como es el caso, ya es otra cosa. Lo que me gusta de esta aventura es tocar en el momento tantos instrumentos.