“Tampoco es algo sorprendente que un pintor haga canciones”, sonríe David F. Brandon. “Ni que un músico pinte”, añade. Pero lo cierto es que el artista muestra ahora una faz musical desconocida para muchos. Lo hace junto a A-Soma, con quien acaba de lanzar Jokers, un álbum conceptual, “un viaje de principio a fin, un trabajo que navega contracorriente”.
Publicado también en versión digital, el forma físico del disco (CD) se puede encontrar en Vinylora, no muy lejos del taller donde Brandon da vida a sus cuadros. Son 14 las canciones que dan forma y fondo a una producción masterizada por el fallecido Jonan Ordorika. “Me decía que estaba fascinado por los sonidos del álbum”, recuerda el pintor. “Era una persona muy interesante, un tipo cojonudo”. Lo era.
Su sello también está presente en una obra que toma como excusa desde su nombre y portada la figura del bufón, de ese personaje “que podía decir la verdad a los reyes sin, literalmente, perder la cabeza. Esa idea de poder decir la verdad frente a y contra todo nos llamaba”. De ahí, un hilo del que tirar para configurar un trabajo en el que todas las canciones están interconectadas y que funcionan como un todo al menos a dos niveles.
“Me gustaría que la gente cogiese el disco como cuando va a una exposición, que haga sus propias interpretaciones de las canciones”
Al fin y al cabo, tratan del ser humano. Lo hacen en su faceta de individuo, como persona que nace y que muere, un viaje que se recorre en estos temas. Pero también como ser colectivo y, en este sentido, se comparte una visión del mundo actual, de una humanidad que, por lo general, parece empeñada en hacerse daño a sí misma y a la tierra que habita.
“Me gustaría que la gente cogiese el disco como una exposición, que haga sus propias interpretaciones de las canciones. No vamos a tener un gran éxito, pero es que nuestra intención tampoco es llegar a los MTV Video Music Awards. Lo que hemos querido es hacer algo de calidad que nos gustase a nosotros y que con un poco de suerte puede convencer a algún oyente”, plantea el pintor, quien no descarta la posibilidad de llevar el álbum también a los directos.
A cuatro manos
A-Soma y Brandon se conocen desde principios de los años 70, cuando ambos estudiaban en la Kingston School of Art. Pero aunque desde entonces han compartido amistad, hasta 2017 no apareció la idea de afrontar un proyecto de manera conjunta. “Hasta ahora no habíamos visto cómo combinar nuestros interesantes similares. La música ha sido una especie de llave en ese sentido”.
Eso sí, con el músico residiendo en Londres y el pintor en Vitoria, la pandemia y la imposibilidad de viajar ha retrasado los planes iniciales. Por eso es ahora cuando ve la luz el disco, aunque ambos ya están trabajando en nuevas creaciones. Un álbum en el que encontrarse cortes que casi no llegan al minuto con otros que casi alcanzan los diez. Canciones en las que hay estilos diferentes. “No hay tanta diferencia entre lo que es un disco conceptual y una exposición de pintura. Una pintura comunica una idea, una inspiración, y pasa lo mismo con una composición. Aquí estoy pintando con palabras y música. Y creo que ha salido bastante bien”.