Nada sucede sin razón. Por lo menos, sin tener antecedente. Ahí están las dos piezas de 2012 y 2013 que el autor ha querido traer de manera específica a la exposición que está a nada de abrirse al público, como ese punto de referencia para adentrarse en una evolución artística que sigue en pleno desarrollo, aunque entre las paredes de Zas comparte con el público sus últimas expresiones en forma de obras nacidas este mismo año.
Desde este jueves, el artista gasteiztarra Juan Andrés Arias Rueda (Okre) presenta en el espacio de la plaza San Antón Microestados.
Será a las 19.30 horas cuando se produzca la inauguración –una cita, como siempre, abierta al público y de acceso gratuito– de la propuesta expositiva, que se va a poder visitar hasta el 10 de febrero de 2024. Por cierto, aunque no deje de ser algo anecdótico si se quiere, la muestra también establece una especie de puente entre Zas Kultur y La InKieta 34, proyecto ubicado en Arana del que Okre es cofundador.
Es más, por seguir completando las redes, esta exposición nace en buena medida del certamen Arte Vital, ya que Arias Rueda fue uno de los ganadores de 2022 y su obra fue compartida con el público en Montehermoso dentro de una muestra colectiva. En materializar determinadas partes del concurso se encuentra implicado el equipo de Zas y de ahí está invitación para tomar parte en su programación.
Figuración y abstracción
Así, desde este jueves, quienes acudan a Zas Kultur podrán adentrarse en los intereses y miradas de Okre, cuyos comienzos creativos se encuentran en las calles, en el arte urbano y en el graffiti.
En este caso, se presenta un recorrido en el que la figuración va dejando paso a la abstracción, en el que la pintura parece querer devenir en la escultura, en el que la decostrucción termina construyendo formas y fondos, en el que el aparente desorden no es tal. O sí.
Todo ello en blanco y negro. Solo un dibujo rompe ese abandono de los otros colores. Es, o así lo parece, un paréntesis dentro del resto de obras, aunque guarda con el conjunto mayor relación de la que podría parecer a simple vista. Pasa lo mismo con la huella del graffiti, de esa creación a pie de calle. La firma de Okre, las letras que la componen, se encargan de ello.
Planos distintos, elementos arquitectónicos y geométricos, juegos con volúmenes y sombras... El artista va descubriendo a casa paso. Un proceso en el que, confiesa, hay intenciones que terminan en la basura. Es parte del camino. Igual que las obras que ahora muestra, alguna de las cuales, asegura, va a estar modificando casi hasta antes de que se abra al público la muestra.
“Encuentro refugio estético en el desorden, en la justicia con la que el paso del tiempo impone su particular caos sobre un sistema”. El desorden es la tendencia natural de cualquier sistema. Se refiere a la metáfora de un jarrón de cristal, donde el desorden surge cuando una fuerza incide sobre él. Los microestados de los sistemas, según el artista, son los cimientos sobre los que asientan las piezas de esta exposición.
