En 2024 se cumplirán 20 años desde que un joven del barrio Areta de Laudio, Iban Antillaque, se iniciara en el mundo de la música. Dos largas décadas de intentos y ganas de tirar la toalla, a las que puso freno el hecho de que sus composiciones fueran reconocidas en varios certámenes y que, como premio en uno de ellos, él y sus compañeros de formación, Sergio Jimeno (batería) y Juanma García (guitarra), hayan tenido la oportunidad de grabar un disco en un estudio profesional, el de Rock Izar Records de Durango, que llegará al mercado en los primeros meses del año próximo.
Se trata del trío de indie rock Dr. Lawson que, este mismo mes, ha lanzado el primer videoclip de adelanto de un material que, como los buenos cocidos, se ha fraguado a fuego lento y al que todo apunta que le augura un futuro prometedor, pues en escasas tres semanas El hombre que nunca existió (nombre de este primer single), roza las 15.000 reproducciones en YouTube.
“Lo grabamos, bajo las órdenes de Raúl Quirce, en El Casino del parque Lamuza, cumpliendo un pequeño sueño que teníamos de cuando tocamos allí en la gala de los premios Altzarrate; y ya estoy deseando ver el resultado del segundo, del tema El último tren, que estamos grabando ahora y es muy diferente, pues va a ser como un cortometraje, contando una historia en paralelo. En esto de la música, y más cuando se trata de un grupo que empieza, te toca hacer de todo y yo me he sorprendido gratamente descubriendo mi lado actoral”, explica Antillaque, que ha adelantado a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, que esta previsto lanzarse sobre el 15 de enero, en la previa de la llegada al mercado del propio disco, Las dos caras de la luna.
Este álbum ha sido grabado, mezclado y masterizado por Ibon Larrañaga, en lo que ha supuesto todo un punto de inflexión para Dr. Lawson, que hasta ahora creaba sus repertorios con medios limitados y de manera autónoma en su pequeño estudio casero, del que pueden dar fe canciones como Un instante, pop-rock indie de gusto por la melodía, o Aprendiz, rock de ecos nostálgicos a lo Bunbury.
Carrera llena de obstáculos
No en vano, sus inicios se remontan a 2018, a raíz de un proyecto en solitario de Antillaque (ex Goaz, AMN13, Astro Zero) que, tras mucho esfuerzo y un primer disco autoeditado de nombre Tal y como siempre, fue proclamado mejor banda de Aiaraldea en 2019. “En 2020 se nos truncó todo, con inundación del local inclusive, y justo cuando estaba a punto de mandar todo a la mierda por enésima vez, en 2022 nos seleccionaron para el concurso Musika KM0 y, aunque no lo logramos, sí lo hicimos en el convocado en Durango por el pub The 80’s y Rock Izar Records, cuyo premio fue grabar un disco de diez canciones”, resume Antillaque.
Entraron a grabar en febrero y salieron del estudio el 6 de marzo “con una enorme satisfacción a pesar del cansancio, porque fue duro e intenso, pero disfrutamos como enanos”, y dejando la labor de mezclas y masterización en manos de Larrañaga, del que no tienen más que palabras de agradecimiento y elogios. “Normalmente el proceso de creación de un nuevo disco resulta ser un bonito reto creativo en el cual cuerpo, mente y alma se llevan hasta límites insospechados e incluso a veces se superan. Pero también surgen dificultades, trabas y bloqueos. Es ahí donde se agradece que haya alguien velando por tus creaciones, tratándolas con cariño, sumando, transmitiendo calma y diciéndote de alguna manera no te preocupes, todo va a salir bien, y eso es lo que nos ha pasado a nosotros con Ibon. Nos hemos dado cuenta de lo complicado y difícil que es entender y descifrar lo que hay en la cabeza de un artista. Por eso solo podemos estarle agradecidos”, subraya.
La tarea, sin duda, no era sencilla, dado el concepto a transmitir. “Lo resume bastante bien el inicio de la letra de una de las canciones: nunca contemplé rendirme solo quise descansar”, señala Antillaque, en relación a que Las dos caras de la luna está plagado de temas muy introspectivos, que reflejan el sentir del grupo entre 2020 y 2021, cuando daban todo por perdido y, de repente, surge un halo de luz que les dio esperanzas para continuar. “Es como las caras A y B de los viejos vinilos, pero aquí como el lado oscuro y el luminoso. Reconozco que yo mismo he tenido que escuchar los temas varias veces para llegar a su fondo”, añade.
Rock noventero del siglo XXI
En cuanto a sonido, “por aquello de evitar el encasillamiento y las etiquetas, diré que hemos intentado traer al siglo XXI el rock noventero que nos legaron grupos que nos apasionan como Depeche Mode, U2, Oasis, Muse, The Killers o Coldplay, Bunbury o el indie intelectual de Love of Lesbian, salvando las distancias, y que de ese cóctel de influencias hemos creado nuestro propio universo musical”, explica, quien también cree que no hay un giro estilístico respecto al primer álbum, pero si una clara evolución. “Es un disco mucho más maduro, han pasado cinco o seis años y mi mente también ha cambiado, antes estaba acabado y ahora estoy despegando”, reconoce, quien tampoco quiere olvidarse de Aritz Urrutia, “un portento de las cuatro cuerdas, que nos ha acompañado al bajo”.
El que sigue omnipresente es el alquimista que da nombre a la banda: Dr. Lawson, en el cual se reencarna para hacer de nexo y transmitir las historias que esconden cada una de las canciones. “Es mi alter ego. Un personaje que uso como escudo ante la timidez que me genera subirme a un escenario delante de la gente. Si subiera a pecho descubierto, no sería capaz de cantar ni una sola estrofa. Soy muy cohibido, pero él es excéntrico, arrogante y hasta chulo, y se convierte en mi guardaespaldas en el escenario”, apostilla Antillaque, que esta deseando volverse a calzar la chistera en esa prueba de fuego real que supone para todo grupo de música subirse a un escenario.
De momento, en su localidad, Laudio, ya han tenido la oportunidad de disfrutar de un adelanto de Las dos caras de la luna en varios conciertos celebrados en mayo y junio, uno de ellos en el preARF que acogió el municipio, junto a los grupos Xuorum y Los Brazos, pero para su estreno real habrá que esperar hasta los primeros meses de 2024. “Conciertos a la vista se qué hay, pero es un tema que nos llevan también desde Rock Izar Records y no puedo desvelar mucho más”, concluye.