Cada 1 de septiembre, Beatriz de Silva sigue el mismo ritual. Abre y lee la carta que se escribió a sí misma doce meses antes y vuelve a la hoja en blanco para anotar los pensamientos y reflexiones a los que se asomará su yo futuro al año siguiente. “Me sirve para aprender cosas sobre mí”, para entablar una conversación “que me recuerda que, pase lo que pase, yo sigo estando”, explica la multifacética creadora. Es un diálogo que, en buena medida, está en el origen de Hadas, el nuevo cortometraje que la directora y guionista está rodando en Gasteiz.
Hasta este viernes, la agenda del equipo artístico y técnico que está haciendo realidad su nueva propuesta en el cine –cabe recordar que De Silva también desarrolla su trayectoria en la literatura y el teatro– no tiene huecos. Todo para hacer realidad una historia sobre el amor propio y la autoestima. “Considero tremendamente importante saber hablarnos bien a nosotras mismas, tratarnos como lo haríamos con nuestros mejores amigos”, describe, al tiempo que subraya que “quiero animar a las niñas a hablarse bien a sí mismas, a cuidarse y disfrutarse en cada etapa y, sobre todo, a tener esperanza siempre”.
Tania Talamarca, Aitana Bergua, Haizea Fernández de Landa, Sara Bengoa, Ana Isabel Gómez, Teresa Ibáñez, Tamara Berbés e Iker Ortiz de Zárate componen el reparto de este cortometraje impulsado por Extra Producciones. Marta es su protagonista, una niña de doce años que sufre bullying en el colegio y que se enfrenta a su fiesta de cumpleaños totalmente sola. Hasta que, eso sí, aparece su hada madrina.
Los yoes del futuro
Es el acoso escolar, que De Silva también ha sufrido en primera persona –“cada vez que leo una noticia sobre jóvenes que se suicidan por sufrir bullying, lo hago con el corazón roto”–, la circunstancia que ataca la autoestima y el amor hacia sí misma de la niña protagonista. Eso sí, ella, en esta singular fiesta de aniversario, va a encontrarse con sus yoes del futuro. “De forma cómica, planteo qué pasaría si pudieras hablar con la persona que será cuando llegue a la adolescencia, cuando tenga 20 y pico, 40 y algo... Siempre habrá retos en tu relación contigo. La cuestión es cómo los afrontas”.
Ella admite que “me gustaría poder tener ahora una conversación con las Beas del mañana. De hecho, en esa costumbre que tengo de escribirme cartas está la idea de todo esto. Leerme me hace darme cuenta de cómo me trato, cómo me hablo… Cada año las cartas van siendo más dulces y comprensivas” describe a la hora de abordar un cortometraje con el que da un nuevo paso dentro de una trayectoria cinematográfica que ya cuenta con títulos como Tula –que acarició con los dedos la nominación al Oscar– y el reciente Lyuba, mañana, de carácter documental.
“Esto es una carrera de fondo. A Hadas le pido, dentro de la sucesión de cosas que me están pasando, seguir creando, aprendiendo y probando”. En principio, el trabajo, que tiene a Maite Ruiz de Austri como productora ejecutiva y a Gloria Peña como directora de producción, estará listo este año pero todavía no se ha decidido fecha de estreno. Todo llegará. De momento, el rodaje no para en una casa de la calle Jacinto Quincoces. “A nivel de producción, el hecho de no tener que desplazarte es bueno para abaratar los costes. Pero a nivel creativo, tienes que hacer que sea interesante siempre el mismo espacio. Para mí es un reto y eso me gusta. La creatividad nace de las dificultades”.
Lo dice mientras no pierde de vista el camino del que será su primer largometraje. “Estamos con el proceso del guion junto a la productora Cattleya y ya vamos por la última versión, así que...”. Así que mientras la Beatriz de Silva del presente no para, la del futuro ya está sobre los próximos proyectos.