Su agenda de exposiciones es veterana y conocida. Entre sus paredes, no pocos artistas alaveses de distintas disciplinas llevan años mostrando y compartiendo con el público diferentes proyectos. En estas mismas páginas, muchas veces han aparecido esas propuestas con las que el Warhol suma su particular grano de arena a la escena cultural gasteiztarra y alavesa. Pero no solo hace eso. En el local de la calle Francia son también coleccionistas.
Es esta faceta la que ahora toma protagonismo. Lo hace con la apertura de la exposición Recolección, que va a estar abierta hasta el próximo 22 de septiembre. En ella toman parte Ángel Riaño, Brenan Duarte, Enri Garó, Iñaki González-Oribe, Javier Hernández Landazabal, Joseba Hernando, Koldo Gojenola, Lázaro Lázaro, Michel Martínez Vela, Miren Elorrieta, Miguel Ángel Pérez, Pedro Gorospe, Rafael Fernández de Carranza y Ugarte, Rosa Márquez y Sandra Estarrona.
Es, cómo no, con una pieza en la que Warhol es protagonista –una obra de Gojenola– con la que se abre un recorrido en el que se presentan obras muy diferentes entre sí, tanto en lo que se refiere a técnicas como a temáticas. Es una mirada diversas a una colección que, por supuesto, también lo es, unos fondos que Patxi Mínguez y su establecimiento hostelero han ido configurando con el paso de los años, en algunos casos con creaciones realizadas de manera específica.
Ahora esas posesiones del Warhol se comparten con quienes acudan al espacio de la mano de una exposición comisariada por Duarte y González-Oribe, una muestra que impulsa el local y que se ha llevado a cabo con la colaboración del colectivo Kultur Buru. Esta agrupación presentó aquí en el cambio de año Las sombras de la memoria, una intervención a la que ahora, de alguna forma, se le da la vuelta. Del significativo vacío enmarcado en unos cables que parecían no sujetar nada, a una exposición al uso.
El valor del coleccionismo
El proyecto, eso sí, no solo trata de poner el foco en la calidad y el talento de los quince artistas participantes. Este es un objetivo que se da por sabido. También busca ser una invitación a coleccionar arte, algo que parece tan abandonado en estos tiempos, sobre todo entre quienes creen que solo se puede afrontar estas cuestiones si se cuenta con grandes poderes adquisitivos. Para nada.
La muestra es “un acto de exhibicionismo entendido este como el arte de mostrar lo mejor de una colección privada que han ido conformando quienes cuelgan sus obras en las paredes del popular local. Esto también es arte, sobre todo si puestos a inventar convertimos la mágica, sagrada y a veces tan vilipendiada palabra arte en un acrónimo con una enésima significación: Acción de Recolectar Talento y Exhibirlo”, deja escrito Gorospe en el texto de presentación de la propuesta.