La cineasta alavesa Estibaliz Urresola apenas tiene tiempo de asimilar todo lo que está ocurriendo con su ópera prima 20.000 especies de abejas. La cinta que cuenta la transición que vive una niña trans, así como la transformación de la mirada de toda la constelación familiar que la rodea, se alzó ayer con la Biznaga de Oro a la mejor película española en el Festival de Málaga. “La creencia de que nadie es profeta en tu tierra te hace recibir con más alegría el reconocimiento”, aseguraba ayer la directora, antes de la gala de clausura. Su paso por el certamen se redondeó, además, con la Biznaga de Plata a la mejor interpretación femenina de reparto para Patricia López Arnaiz, por su papel de madre de la niña trans protagonista, y con el Premio Feroz Puerta Oscura, otorgado por la Asociación de Informadores Cinematográficos. Con el aval del festival español, que revalida el éxito de la cinta en la Berlinale, la directora afronta el estreno en las salas, el próximo 21 de abril, con un claro deseo: “Ojalá surta en el público el mismo efecto que las familias de Naizen tuvieron en mí”.
Urresola calificó como “tremendo” todo lo que está ocurriendo con la película desde su estreno internacional en Berlín, donde la pequeña Sofía Otero, de 9 años, se alzó con el premio a la mejor interpretación. “No podemos estar más sobrepasadas. Hace falta un poco de silencio y de pausa en casa para sentir que se posa dentro de ti”, describía antes de subirse al escenario a recoger el premio. En las últimas semanas, según relató, han sido muchos los diálogos, reflexiones, preguntas y apreciaciones que se han creado en torno a la película. “Es algo a lo que le doy muchísimo valor. Al final la película es eso lo que intenta: un acercamiento entre miradas y realidades que parece que están muy lejos pero que en el fondo tienen mucho que aprender la una de la otra”, afirmó la directora.
Inspirada por el suicidio de Ekai, el adolescente trans que se quitó la vida en Ondarroa en 2018, Estibaliz Urresola trabajó codo con codo con la asociación Naizen antes de iniciar el rodaje del filme. “Estas realidades están ahí y han sido silenciadas hasta este momento histórico, pero ya no hay vuelta atrás. Es irrefrenable”, consideró ayer sobre la situación de los menores trans. “Una cosa es conocerlo y saber de su situación, pero otra cosa es vivirlo en primera persona o de la mano de alguien muy cercano que lo afronta. Es ahí cuando cambia la perspectiva, la noción y la aceptación final de esta realidad”, indicó la directora, quien deseó que la película sea un medio para acercar estas vivencias a toda la sociedad.
Patricia y Sofía
Precisamente, por el papel que encarna en la película, la actriz Patricia López Arnaiz ejemplifica el tránsito que viven las familias con menores trans. “Trabajar con ella ha sido un placer enorme. Tiene un cuerpo emocional inmenso y una generosidad de la que ha dado fe con la entrega en toda la fase de ensayos de la película”, afirmó la directora sobre la ganadora de un Goya en 2020 por su actuación en Ane. “Siento que el premio a Patricia también compensa el premio a Sofía porque al final, de alguna forma, son las dos caras de la moneda”, consideró Estibaliz Urresola, quien tenía claro que quería hablar de la transformación de una mirada en la que es importante quien mira y quien es mirado. “Me hace especial ilusión el premio porque valoro mucho el trabajo de Patricia, le da dimensión a la película”, declaró.
El elenco está formado por actrices de la talla de Itziar Lazkano y Ane Gabarain. “El proceso de casting fue en el que más esfuerzo invertí”, reconoció ayer la directora, que vio a más de 500 niñas antes de elegir a Sofía Otero para el papel protagonista. “Me parecía fundamental no solo encontrar a las mejores actrices sino que formaran una familia que fuera real y que transcendiera la pantalla, que se sintiera real”, aseveró. De hecho, los ensayos fueron encaminados a ese propósito. “Hemos puesto mucho esfuerzo en generar la memoria familiar, los vínculos y relacionales que necesitaba crear para que todos entendieran dónde estaban en el momento que arranca el filme, en el que ya hay un histórico familiar que les pesa y les condiciona”, indicó.
Justamente, esa parte del trabajo es una de las que cree que más se han tenido en cuenta. “Han puesto en valor la precisión de la descripción de las relaciones interfamiliares y, sobre todo, la cuestión de que la película incorpora muchas sensibilidades y personajes que no solo tienen una relación directa con el personaje central, sino que además tienen relaciones propias, como la madre con la abuela, por ejemplo”, expuso la cineasta alavesa afincada en Hernani, quien reveló que tanto en Berlín como en Málaga se ha puesto el acento en además no solo se hace seguimiento a un único personaje, sino que hay un número de familiares que se transforman a lo largo del viaje que detona la protagonista.
El Festival de Málaga premió, asimismo, la coproducción de Panamá y Chile Las hijas, de Kattia G. Zúñiga, designada como el mejor largometraje iberoamericano. La Biznaga de Plata al mejor director fue para el chileno Matías Bize por la coproducción de Chile y Argentina El castigo, y el premio especial del jurado, para la película Bajo terapia, de Gerardo Herrero, por el conjunto de sus actores y actrices. Por otro lado, por la mejor interpretación femenina fue galardonada la actriz viguesa María Vázquez, por su trabajo en Matria, de Álvaro Gago, y por la mejor interpretación masculina, el actor argentino Alberto Ammann por Upon entry (La llegada), de los venezolanos Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vásquez.