Con Vital Fundazioa Kulturunea (Dendaraba) como escenario, Olatz Salvador regresa este viernes a partir de las 20.00 horas a Gasteiz. Antes de tomarse un pequeño respiro y después de girar incluso por Japón, la creadora e intérprete donostiarra vuelve a citarse con el público para compartir una actuación especial.

Está en un momento de cerrar muchas cosas. Se despide para siempre Skakeitan y cierra la gira de ‘Aho Uhal’.

Sí, es curioso que han coincidido ambos caminos, aunque no era el planteamiento inicial. Es cierto que llevo bastante trote con ambos proyectos y que voy a agradecer parar a partir de marzo.

Es que no para tampoco con otras propuestas. Por ejemplo, hace unas semanas estuvo también por tierras alavesas, tocando con otros tres miembros de su familia en el Fin de Año Musical de Araia.

Fue algo muy especial. Araia es el pueblo de mi abuelo paterno y desde allí nos propusieron hacer algo juntos. Estuvimos Iñaki Salvador, que es mi tío, Eduardo Salvador, mi padre, Jagoba Salvador, mi hermano, y yo misma (risas). Fue muy emotivo porque sí que sentimos que estábamos homenajeando a los que faltaban. Fue bonito.

Ahora toca mirar a lo que sucederá este viernes, contando además con varios invitados. ¿Por qué hacer estas colaboraciones?

En mi caso, por lo menos, tiene un sentido especial. Aho Uhal es un disco que habla de la vulnerabilidad. A través de esta gira hemos conocido a mucha gente y hemos creado diferentes redes importantes en el mundo de la música, en el que a veces te puedes sentir un poco sola. Me parecía que una buena forma de reivindicar esas redes, esa comunidad, era hacerlo sobre el escenario, generando estas colaboraciones. Las personas que he invitado son las que he ido conociendo y con las que he establecido unas relaciones muy buenas. Todas esas sumas me hacen sentir muy bien acompañada y muy afortunada.

Pero en Vitoria son invitados diferentes a los que tuvo a mediados de diciembre en Bilbao y hace poco en Burlada. Coordinar a tanta gente y poder trabajar los temas está teniendo que ser de lo más complicado. ¿Mucho wasap y poco ensayo?

(Risas) Tal cual. Estás hablando de gente, además, que no tiene precisamente la agenda muy libre y menos para meterse en estas aventuras. Pero, bueno, están consiguiendo hacer huecos y, por mi parte, intento que todo sean facilidades. La verdad es que las pruebas de sonido son intentas porque hay muy poco margen (risas). Pero eso también le da un punto de adrenalina extra y de concentración. Sí, cansa, aunque también hace que el proyecto se enfrente a nuevos retos y eso lo mantiene vivo.

Es verdad que desde la aparición de la pandemia, nada ha sido sencillo y que usted también ha visto cómo algunos planes se alteraban, pero da la sensación de que Olatz Salvador está justo en un momento muy bueno.

Las cosas están yendo muy bien y eso no deja se sorprenderme. Es verdad que he trabajo mucho pero no dejo de preguntarme cómo he conseguido determinadas cosas. A veces tengo que parar y mirar lo que voy haciendo y consiguiendo. Es importante detenerse para ver lo hecho. Yo, cada vez que lo pienso, flipo al ver cómo, en pocos años, ha cambiado mi vida. A veces me da pena no valorarlo tanto como debiera por temas de agenda, cansancio... Por eso me va a venir bien parar ahora. Me va a ayudar a ver con perspectiva todo esto y dar las gracias al universo.

Tras cerrar a principios de marzo en el Victoria Eugenia su actual gira, ¿centrarse en componer, olvidarse de todo, ya se verá...?

Pensaba en ponerme ya con nuevas canciones y empezar a producir cosas. Pero ahora siento que necesito parar y estar en un vacío fértil. Necesito ese momento en el que se vacía todo y se crea un espacio al que pueden entrar cosas nuevas. No soy una persona que compone fácilmente. Necesito cierta introspección, saber qué quiero decir y para eso requiero saber qué pasa por aquí dentro. Tengo que prestarme atención.

Qué falta nos haría a todos poder tener esos momentos.

Sí, la pena es que no siempre es posible parar. Tampoco en mi caso. Al final, yo también necesito pagar los gastos de cada día (risas).