En un día cargado de propuestas en el Festival de Teatro de Humor de Araia, acude por primera vez a tierras alavesas La Calórica, compañía catalana que cuenta ya con un más que interesante recorrido. Las aves toma como punto de partida la comedia de Aristófanes con la que comparte título, pero para crear un espectáculo nuevo.

Están teniendo un verano bastante viajero con ‘Las aves’. ¿Se lleva bien lo de trabajar en plenas vacaciones?

–(Risas) Tiene la parte dura, pero en el fondo es algo que nos hace bastante ilusión porque es la primera vez que afrontamos una temporada estival así. A lo largo del verano hay muchos festivales de teatro a los que, por la razón que sea, en los doce años del grupo no hemos podido acceder. Pero este año, precisamente con Las aves, está siendo distinto por completo. Estamos muy contentos. No es un verano de descansar, vale, pero es un verano de viajar y hacer teatro.

¿Por qué cree que hasta ahora no se ha podido dar esto?

–Hicimos un mes de temporada en el Centro Dramático Nacional de Madrid y eso creo que ha sido clave. Nosotros somos una compañía que creamos y actuamos en catalán. Tradujimos Las aves al castellano para ir a Madrid y fue un revulsivo. Eso nos abrió la puerta a movernos más allá del territorio en el que hasta ahora siempre nos hemos movido, que es fundamentalmente Cataluña, Baleares y el País Valenciano. Estamos muy contentos de viajar con Las aves. Tenemos planes incluso de hacer una actuación dentro de poco en Italia y está sobre la mesa, aunque ya veremos qué pasa al final, de ir con esta obra a América Latina. Todo ello son muchas alegrías.

¿Qué se va a encontrar el público?

–Sobre todo, una comedia muy loca y de fuerte contenido político. Está inspirada en Las aves de Aristófanes, pero en una versión muy, muy libre. Habla sobre el auge del populismo de derechas, neoliberal, que hemos vivido en los últimos años no solo en España. Es decir, nuestro espectáculo también se refiere a Trump, al brexit, y a las derechas populistas. Pero se habla de todo ello sin hablar en concreto de ningún partido político o de la realidad política de ningún país. Los personajes que están sobre el escenario son palomas, gallos, flamencos y gaviotas, entre otros. No hablamos literalmente de la realidad política que sale en el telediario, por así decirlo, pero metafóricamente sí que estamos tocando todos estos palos.

¿Pero se trata más de, por decirlo de alguna manera, tirar las cartas sobre la mesa y que el público las recoja o...?

–Sí, sí, va en ese sentido. Sobre todo lo que hacemos es poner en escena los mecanismos que usa el poder para intentar manipularnos, engañarnos y para tergiversar lo que teóricamente es el bien común en favor del beneficio individual de unos pocos. Todo eso simplemente lo enseñamos. Solo que puesto en el escenario con las aves parecen mecanismos muy ridículos. Pero no lo son, son formas de hacer que nos encontramos todos los días en distintos países, como pasa en España. Así que el objetivo es señalar esos mecanismos, hacer ver lo ridículos que son y potencialmente dar armas para defendernos de ellos.

No es una representación de la obra de Aristófanes pero sí comparte un espíritu que también es reflejo de lo poco que ha cambiado el ser humano en tantos siglos.

–Sí. A nosotros hay una cosa que nos parece muy divertida. Las aves está considerada por muchos expertos como la primera comedia política. Habla sobre los límites de la democracia. Pero no deja de ser curioso que Aristófanes la escribe poco más de 60 años después del famoso discurso de Pericles en el que se define lo que es la democracia. Es decir, 60 años después del nacimiento de la democracia, ya empieza a haber sátira política. Esto nos parece muy divertido, esta sensación de que la democracia y la comedia son familia. Casi siempre han ido juntas. Por eso al poco tiempo de nacer la democracia ya empezamos a señalar sus límites, defectos y problemas. No puede ser de otra manera, porque ser un demócrata es enseñar los límites y los callejones sin salida de la democracia como sistema. Nuestra relación con Aristófanes es de profundo amor y respeto, pero, a la vez, no dejamos en pie ni una sola palabra de su obra. A nosotros no nos interesaba tanto el diálogo o las situaciones concretas como la gramática teatral. Ahí se mezclan elementos de su vida cotidiana con personajes míticos, escenas con versos muy elaborados con otras de pedo, culo, pis. Trabaja con una gran libertad de plantearse un personaje muy importante en el primer acto para luego no volver a hacerlo aparecer. Esa libertad creativa es lo que más nos interesa. Queremos que nuestro montaje sea un homenaje a esa libertad estructural, de lenguaje y de tipos de comedia.

El espectáculo se estrenó en 2018 y su camino se ha visto afectado también por la aparición de la pandemia.

–Fíjate que te diría que Las aves tiene más sentido hoy que el día que la estrenamos. La pusimos en escena por primera vez en un mundo en el que todavía no existía Ayuso. Cualquier cosa que nosotros pudiéramos poner en escena de manera muy caricaturesca se está viendo superada por la realidad. Cuando escribimos la obra no podíamos imaginar los caminos que ha seguido el populismo neoliberal. Y hablo de Ayuso pero también de las criptomonedas y de todas las burbujas que se usan para engañar a la gente. Ahora la gente viene a ver la obra y ve todos estos temas. El espectáculo está ganando unos sentidos u otros en función del momento político y social en el que estamos.

Antes mencionaba la pandemia. A ustedes les llegó justo en el inicio de una gira bastante amplia.

–Justo marzo de 2020. Fue un susto muy gordo. Hoy puedo decir que hemos tenido la suerte de, más o menos, ir recuperando todas las funciones. Con perseverancia y con paciencia, ahora tenemos la sensación de ir superando el bache. Bueno, mejor dicho, el primer bache.

¿A qué se refiere?

–La crisis económica derivada de la pandemia seguramente está por venir. En Barcelona, por ejemplo, estamos empezando a notar ahora un bajón muy grande en las plateas. Estamos a la expectativa de ver qué pasa, sobre todo a partir de otoño. Pero ya te digo que tengo la sensación de que nosotros creo que hemos tenido suerte, que el público nos ha acompañado y que tampoco nos podemos quejar demasiado.

Pero nacieron en medio de una crisis económica y engancharon con una crisis sanitaria. Así es complicado hacer casi nada.

–Con la pandemia nos dimos cuenta de que los años 2018 y 2019 habían sido nuestro tiempo de bonanza (risas). Ya te digo, ahora estamos a la expectativa. Tenemos que ver qué están dispuestos a hacer los políticos para no repetir lo que se hizo en la crisis económica de 2008. A nosotros lo que nos falló en ese momento fue la austeridad, la subida del IVA cultural, la reducción drástica de los presupuestos de producción y de gira y demás. ¿Van a dejar que esta crisis haga tanto daño al sector como la anterior? Vamos a ver.