María Lo confirmó su condición de favorita ganando la décima edición de MasterChef en la madrugada de ayer, un programa que no solo le ha permitido demostrar su talento culinario sino también aportar visibilidad al colectivo LGTBQ+, de lo que la concursante se siente muy orgullosa.

“Me parece precioso la cantidad de chicas y chicos gays, lesbianas y bisexuales que me cuentan que ven el programa con sus padres, que no lo han encajado tan bien o a los que no se lo habían contado nunca y que gracias a verme a mí lo normalizan”, explicó en una entrevista con Efe la ganadora, quien recuerda orgullosa las muestras de agradecimiento que a diario recibe en redes sociales.

Su visibilización del colectivo a través de la televisión pública ha sido uno de los grandes hitos que han marcado su presencia en el concurso, porque ha contribuido a normalizar la diversidad sexual mostrando abiertamente su orientación e incluso llegando a concursar con su exnovia, quien fue la que le puso al tanto de las pruebas de selección.

La cocina de la aspirante, de corte tradicional, ha encontrado referente en su padre, fallecido en mayo, y al que le debe parte de sus conocimientos culinarios por ser él quien se encargaba de cocinar como “un asiático muy meticuloso” en su hogar. “Mi padre me daba amor a través de la cocina: me hacía probar las mejores partes del pescado, me enseñaba los puntos de la carne”, agradeció la ganadora, de padre chino y madre gaditana, para quien la figura paterna ha tenido especial relevancia en el concurso: su entrada en MasterChef fue el respaldo que la aspirante necesitó para revelarle, a sus 83 años, su orientación sexual.

“Este señor no se puede enterar a través de la tele de que su hija es lesbiana, yo tengo que hablar con él”, recordó al referirse a la videollamada que, antes de la grabación del programa, mantuvieron ambos.

“Se emocionó muchísimo y me dijo: Yo lo único que quiero es que seas feliz”, añadió. De su paso por MasterChef, María Lo destaca el haber podido aprender de cocineros como el sevillano Rafa Zafra (Estimar en Barcelona y Madrid), a quien descubrió en profundidad durante el concurso, o situarse frente a frente con referentes como el marbellí Dani García, a quien admiraba desde hace tiempo y cuya evolución desde un restaurante triestrellado hasta montar un emporio que se expande por el mundo ha seguido.

Sin embargo, reconoció que “la experiencia más brutal” que ha vivido en Masterchef ha sido “a nivel personal”. “He aprendido a dejar de exigirme tanto y dejar de machacarme tanto”, afirmó, y aseguró que esta vivencia le ha hecho centrarse en una carrera culinaria que le había costado mucho arrancar. “Tengo un montón de proyectos”, reconoció la cocinera, entre los cuales figura una oferta de trabajo en el triestrellado ABaC (Barcelona) del jurado Jordi Cruz.