- Alberto García-Alix crea un peculiar mundo onírico en Fantasías en el Prado, una serie de fantasmagóricas fotografías con la que se zambulle en la pinacoteca guiado por "la poesía de mirar", su curiosidad y un "alma infantil y juguetona", tres elementos que, según sus palabras, son su motor creativo.
Fantasías en el Prado se puede ver desde hoy y hasta el 28 de agosto en el Real Jardín Botánico, a muy pocos metros del Museo del Prado, donde el fotógrafo ha acudido a trabajar durante los últimos tres años.
Cuando las puertas del museo cerraban, el conocido fotógrafo de La Movida se instalaba en sus salas, con su cámara y un taburete, para, a solas, fotografiar los personajes de las obras con un complejo y artesanal método que le permitía superponer varias imágenes en un mismo negativo.
El resultado es una serie de fantasmagóricas fotografías que generan nuevos juegos de formas, texturas y personajes. "Me he apropiado de su tiempo, luz y pinceladas", asegura el Premio Nacional de Fotografía (1999).
El perro semienterrado de Goya aparece acompañado por un telón de fondo, la Gioconda del Prado renace bajo "una mancha terrorista de pintura blanca" y el "frenesí" de Rubens aparece ahora con un collage que revela "lo que él no se atrevió a pintar". También se pueden encontrar obras de Velázquez y Van der Weyden y otros grandes pintores.
Una de las más evocadoras -que sirve como cartel de la muestra- es un autorretrato del propio artista fusionado con la cabeza de león de El Cid, el cuadro de Rosa Bonheur.
Todas las fotos están hechas en analógico gracias a un complejo proceso de triple exposición, muy lento y artesanal, en el que ha habido "mucho prueba y error".