- Se dice pronto pero Los Chichos van camino de celebrar 50 años sobre los escenarios, más allá de las idas, las venidas y un último anuncio de retirada que no fue tal. Este sábado regresan a Vitoria, “donde tenemos un público espectacular” que en sus visitas anteriores a la pandemia dejó la taquilla tiritando. Por ahora, todavía alguna entrada queda para la actuación que protagonizarán sobre las tablas de la sala Kubik, que abrirá sus puertas a las 21.30 horas.
Van a dar aquí uno de los primeros conciertos con el público sin mascarilla. ¿Cómo han vivido estos dos años?
-Lo hemos pasado mal, pero no solo nosotros sino todos los artistas. Aún así, hemos podido hacer algunos conciertos, siempre con todas las medidas. Se han hecho las cosas bien, y hemos intentado poner todas nuestras ganas para que las actuaciones fueran especiales para la gente, y también seguras. Que se quiten las mascarillas parece que es como empezar de nuevo.
Poder ver la cara de la gente desde el escenario tiene que ser otra cosas, ¿verdad?
-Es una alegría tremenda. Yo estoy loco por ver las caras de ese público que viene a vernos, pero loco de ganas.
Antes de todo esto, sus últimas visitas se han contado por llenos.
-Sí, sí, siempre que hemos ido, hemos triunfado (risas). Es una ciudad en la que nos va bien, eso es así. Hombre, también te digo que en los sitios a los que vamos con nuestra música siempre nos encontramos con muy buena gente que nos recibe con los brazos abiertos. Y en todos los lugares pasa igual. Cuando vas a Vitoria y repites, es que la gente se ha quedado contenta y con ganas de más. Eso nos sucede en muchos sitios. Ahora llevamos casi tres años sin ir a Vitoria por la pandemia, así que supongo que el concierto de este sábado puede ser para reventar a lo grande la noche.
¿Dónde está el secreto para estar en el mundo de la música casi 50 años después?
-Sentirse joven, hacer buena vida y un poquito de deporte, y mantenerse. En la costumbre de trabajar parece que nunca te haces viejo (risas). El truco está, supongo, en las ganas que tiene uno de vivir. Creo que por nosotros no pasan los años, a pesar de que se notan.
Lo que se mantiene también con buena salud, a pesar de las modas de cada momento, es la rumba flamenca.
-Tiene muchísimo tirón. Es una música que alegra los corazones, que tiene mucha marcha, y que la gente siente como suya, igual que el flamenco. Es algo nuestro. Nuestras canciones tienen todas su significado, sus historias y a la gente, aunque pasen las generaciones, le gustan mucho. Por eso duran tantos años y hemos vendido más de 22 millones de ejemplares de nuestros discos. Lo bueno que tienen nuestras canciones es que las conoce todo el mundo. De hecho, se las saben mejor que nosotros.
Y a eso hay que sumar que son muchos los grupos que reconocen la influencia en su música de Los Chichos.
-Bueno, algo habremos hecho bien (risas). Cuando hablas de flamenco, tienes que mencionar a Camarón. Cuando te refieres a la guitarra, tienes que hablar de Paco de Lucía. Y si dices de la rumba, pues ahí están Los Chichos. Pero no hay que creerse nada. Me hace ilusión que a la gente le gusten nuestras canciones y nos sigan, pero no tengo egos ni cosas de esas. Nosotros somos gente muy sencilla, no somos artistas que van por la calle como si fueran más alto que el resto. Nos hablamos con el que está pidiendo una moneda en la calle y con el millonario. Somos gente humilde y sencilla.
Se decía que se iban a retirar, pero de eso nada.
-Llevaba un par de años para quitarme, pero no me deja la gente (risas). Hay muchos seguidores que nos siguen reclamando y no puedes dejarles de lado. Así que hasta que el cuerpo aguante y Dios quiera. Cuando ya no tenga fuerzas, abandonaré. Pero mientras tenga un hilo de vida y fuerza, ahí estaré.