ntento de espía, espantatiburones, escritora, estrella de la televisión y precursora de la cocina francesa en Estados Unidos. Pueden parecer muchas vidas diferentes, pero todas se circunscriben a la de Julia Child, la cocinera más popular de América y a la que HBO Max dedica la serie Julia, el biopic de su vida, que se estrena hoy.
Child puede ser una desconocida para el público europeo, pero es una eminencia en Estados Unidos, donde educó a generaciones y generaciones a través de sus libros de cocina -publicó una veintena de ellos- y sus programas en televisión (The French Chef), regalando a la audiencia cuatro décadas de recetas. “Que no sea tan conocida en sitios como el Reino Unido o España no importa, porque cuando lees biografías lo haces porque esa persona es interesante y Julia es muy interesante”, explica David Hyde Pierce, uno de los actores protagonistas.
“Todos sabemos cómo era Julia Child en público. Se puede ver en Youtube, en sus programas, se puede leer en sus libros. Lo que no sabemos y queremos saber es cómo era Julia detrás de las cámaras. Quería hacer una Julia lo más real posible”, dice Sarah Lancashire, quien da vida a Child. Su preparación para el papel no fue sencilla, no solo por el acento (ella es escocesa y Child estadounidense), sino también por la cantidad de material disponible y la necesidad de que no estuviera sesgado. “Leí mucho sobre ella, sobre todo biografías, pero no siempre es lo mejor, porque no están escritas por ella y se escriben desde una perspectiva concreta. Están bien para saber dónde estaba y qué hizo en ciertos momentos de su vida, pero no te cuentan cómo era ella en realidad. Lo que más me ayudó fue el libro As Always Julia. Me lo leí dos o tres veces. Son cartas entre ella y su amiga Avis DeVoto. Son sus pensamientos en sus palabras, con su voz y su lenguaje”, argumenta Lancashire.
Y es que la vida de Child tocó muchos palos. Su inquietud le llevó a irse a China a trabajar para los servicios de inteligencia estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial. Era demasiado alta para ser espía, su deseo, por lo que quedó relegada al papeleo, pero esto no le frenó. Además de ascender poco a poco, consiguió desarrollar un repelente para que los tiburones no se acercaran a las bombas colocadas en el mar. Ese fue su primer roce con los ingredientes y las mezclas.
También durante su etapa en el ejército conoció a Paul Cushing, su marido y gran apoyo en la vida. “Lo que me interesó sobre ellos es cómo su relación fue desarrollándose hasta el momento de la fama. Sus roles fueron cambiando. Cuando se conocieron en la guerra eran amigos, cambiaban comida, cosas así. Hubo un tiempo en el que él fue su instructor, mostrándole la comida francesa, hasta que creó su primer libro de cocina y a partir de ahí se catapultó a la fama”, cuenta Pierce, que interpreta a Paul en la serie.
En su ascenso, Paul, que construyó a mano la mítica cocina de Child en Cambridge (Massachusetts, EEUU) y que hoy se exhibe en un museo de historia, siempre apoyó la fama de la chef, aunque la serie, por su carácter dramático, también ahonda en las desavenencias de ambos y en los problemas de su matrimonio, sin hijos. “Como dice Paul en la serie, hubo un momento que se dio cuenta de que ella es algo que él no puede ser. Una estrella. Lo reconoce, lo apoya y siempre está a su lado”, agrega Pierce. Fue Paul el que le introdujo en la comida francesa, el gran trampolín de Child, y que es otro de los grandes elementos de la serie, con los directores recreándose en los planos cortos que invitan al hambre.
Lancashire, entre risas, añade que no se desperdició nada y que el equipo de rodaje siempre se llevaba la comida a casa para no malgastar. “Cuando ves los platos de comida, no te entran ganas de comerlos, quieres pintarlos. Son como cuadros del Renacimiento”, agrega.
Pero la figura de Child también es controvertida, por sus supuestos comentarios homófobos en determinadas etapas de su vida y por distanciarse del feminismo, pese a ser pionera en un mundo en una época de hombres. “Personajes que no tengan estas contradicciones no son tan interesantes de representar”, explica Daniel Goldfarb, guionista de la serie. “Ha sido la parte más complicada de la serie. Espero que hayamos tenido éxito a la hora de representar esas contradicciones. Ella no se hubiera visto como una figura feminista porque eso habría supuesto una posición política y Julia no estaba interesada en ello. Pero sí era una mujer que sabía que podía hacer cualquier cosa que un hombre pudiera”, agrega Christopher Keyser, creador de Julia.
Esta serie, que consta de ocho capítulos y que la plataforma HBO Max estrena hoy, supone una visión nueva de Julia Child, más cerca del drama que de retratar paso a paso la realidad.
Famosa en Estados Unidos, publicó una veintena de libros de cocina y tuvo su propio programa de televisión
Llegó a trabajar para los servicios de inteligencia estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial