Nos volvemos a encontrar (...) por terreno embarrado... Enrique Villarreal salta al escenario y ovación. "Se le quiere, es buena gente", se escucha por encima de los acordes de su guitarra. El Drogas mueve gente y ayer lo hizo. Ambiente a las puertas de esta atípica edición del Azkena Rock Festival y, dentro del pabellón, aforo flojo, razonable por aquello de las distancias. Es viernes de concierto, compadreo y reencuentro de rockeros a los que el covid ha apartado de sus bandas.
Minutos antes de su actuación, los fieles fans del prolífico músico esperan a las puertas del Iradier, entrada y mascarilla en mano. Ya dentro del pabellón, los vasos de cerveza comienzan a correr de mano en mano, antes incluso de tomar asiento. Jon se queja del alto precio de las consumiciones. "Venimos para apoyar a los grupos porque con esto del covid llevan tiempo sin poder tocar y hay que apoyar la cultura, pero a nosotros no dejan de subirnos los precios de las entradas, de la bebida...", censura, al tiempo que Treku asiente por detrás con la cabeza.
A la segunda, El Drogas se quita la guitarra y deja lucirse a la banda; armónica y "Gabon!". Sobre el escenario, el reflejo en forma de disco de un año y medio en el que se le torcieron los planes profesionales, se contagió de covid, no pudo despedirse de su madre y perdió a su excompañero de Barricada Boni. Son 189 escritos con una mano enferma (libro + cd) y El largo sueño de una polilla (vinilo), confiesa a DIARIO DE NOTICIAS DEÁLAVA.
No hay tregua para Enrique Villarreal, ni Enrique Villarreal da tregua. Ni como cantante y bajista de Barricada durante tres décadas, ni como El Drogas, apodo que se ganó a los 17 en su barrio pamplonica de la Chantrea por su pelo lacio y su cara llena de granos. Por aquel entonces, ni las había probado, las drogas, revela.
Su imagen, su voz y sus letras rezuman rock. Antes, quería "ser más rápido que ellos, echar todo a perder, un día tras otro, y un buen rato después, saber llegar a casa antes de que el sol me diga que es de día". Ahora, "sólo quiere brujas en esta noche sin compañía", pero rodeado de una parroquia fiel. Un quíntuple disco, ni más ni menos, en el que le da a todos los palos.
Sin embargo, cuando se apagan las luces y se apea del escenario, lo que el artista escucha son canciones que le gustaría que fuesen suyas -confiesa-. Y es que, más allá de su larga trayectoria y de los míticos Barricada, Enrique Villarreal El Drogas es una voz lúcida dentro del panorama rockero, que no descarta repetir una aventura musical como la que reunió a 34.000 personas en el BEC de Barakaldo si de nuevo le llaman los de La Polla para quienes hizo de telonero en aquel conciertazo.
Este viernes ha sido The Lizards, el trío liderado por la barcelonesa Carla Santacreu, quien dedicó su potente punk-rock al de la Chantrea y su banda. "Majísimos y buena gente, que al final es lo que importa". Bueno, eso, "y que la próxima no haya distancias".
Hoy, turno de Carolina Durante + Biznaga.