- Nada de sexo hasta que no termine la guerra. Sobre esta idea construyó Aristófanes una historia que unos cuantos siglos después Las Niñas de Cádiz llevan a su terreno. Lysístrata pone hoy el broche a la penúltima jornada del Festival de Teatro de Humor de Araia. Las actrices Rocío Segovia, Alejandra López, Teresa Quintero y Ana López Segovia -quien además es dramaturga y directora de la compañía- dan vida a esta singular versión de una creación que, en su origen, se vio por primera vez en el 411 a. C., aunque de la pieza se han hecho no pocas adaptaciones, también por ejemplo al cine y al cómic. "A nadie se le escapa la increíble vigencia que siguen manteniendo las once obras que se han conservado de Aristófanes, a pesar de estar escritas en torno al año 400 a. C. Vigencia que conmueve y entristece a partes iguales: las guerras, la decadencia del sistema político, los intentos de relegar siempre a la mujer a un segundo plano, la lucha por imponer los intereses propios al bien común... Pero no es esto lo que nos decidió a trabajar sobre su obra, sino el hecho de venir barruntando desde hace años la idea de que la comedia clásica griega tiene muchos puntos en común con las puesta en escena y los contendidos del carnaval gaditano actual", explican desde el grupo.
Trata esta obra varias cuestiones que, por desgracia, siempre están de actualidad por mucho que pasen los siglos.
-Los clásicos lo son por eso, porque tocan temas inherentes a la humanidad independientemente de la época. Esta función tiene más de 2.500 años y tristemente sigue vigente. Para empezar, por la cuestión de la guerra, que es algo que no está resuelto. El ser humano sigue peleándose, sigue matando. Y nosotras retomamos esa idea del odio al hermano, al vecino, que está en la obra. Solo que no hablamos de Atenas y Esparta, sino de Cádiz y Sevilla. Y, por supuesto, está el tema de las mujeres. Llevamos tantos años de patriarcado que habría que darle una oportunidad a la forma de hacer las cosas de las mujeres. Es impresionante ver cómo engancha a la gente ese hilo argumental del montaje que, en principio, pudiera parecer algo sencillo: hacer una huelga de sexo hasta que los hombres no terminen con la guerra.
¿Y cómo se hace humor con cosas tan serias?
-Es la especialidad de Cádiz (risas). Es una forma de mirar la vida riéndose sobre todo de uno mismo. El sentido del humor que a mí me interesa parte de ahí, de la auto-ironía, de reírse de la propia situación y de tomar perspectiva sobre las cosas. Aristófanes, por ejemplo, no conoció casi la paz porque las guerras de Esparta y Atenas duraron décadas. Y él, como vivió dentro de eso, fue capaz de tomar distancia y reírse, aunque detrás de eso hubiera mucho drama y muchas muertes. Él tuvo la capacidad de reírse porque seguramente era su forma de ir más allá del drama cotidiano. Actuar así, en el fondo, es un signo de inteligencia.
¿Cómo ven hoy las actrices y mujeres que son Alejandra López, Teresa Quintero, Rocío Segovia y Ana López Segovia ese texto?
-Con mucho humor. Hemos adaptado muchas cosas, hay textos nuevos que están escritos por mí, y hay una presencia muy importante de las formas que nosotras trabajamos, del folklore de nuestra tierra, del carnaval, del flamenco y de la copla. El punto de partida es imaginar cómo sería Aristófanes si hubiera nacido en Cádiz en esta época. Hay respeto al espíritu de la obra original pero no hacemos una reproducción literal ni de los textos ni del concepto clasicista. Es una versión muy libre y muy traída al momento.
Entre tanta risa hay unas cuantas cargas de profundidad. ¿Cómo esperan que salga el público de la función?
-A nosotras nos gusta, y más en esta época que nos ha tocado vivir, que el público salga muerto de risa, feliz y con la carcajada puesta. Otra cosa es que sí es cierto que nosotras no trabajamos el humor blanco. Reír por reír también es muy sano, pero a mí me interesa ir más allá. Con los temas que tocamos somos muy macarras y gamberras. Nos gusta trabajar al filo de la navaja de la transgresión y la poca vergüenza. Que el público se pueda reír de las cosas que se tratan en esta obra es algo muy carnavalesco. Lo que hace el carnaval es invertir los valores de la sociedad. En su origen, no dejaba de ser una semana al año en la que te permitían reírte de lo que no te dejaban el resto de días, para meterte con la autoridad, con el clero, con la monarquía, con todo. Ese espíritu nos gusta preservarlo, guardarlo, llevarlo y lucirlo. Nos gusta que la gente sienta también la carcajada como un exabrupto, como una forma de echar fuera a los demonios, de darle una patada a los prejuicios sociales. Es lo que nos gusta trabajar.
Hoy las carcajadas se escuchan, pero es imposible verlas. ¿Cómo es hacer teatro en estos tiempos de covid?
-El pasado fin de semana estuvimos en el Festival de Teatro de Comedias de Puerto de Santa María y cuando salieron las entradas para esa actuación, volaron en 0,1 segundos. Siempre solemos colgar el cartel de completo, imagina ahora con aforos reducidos. No paran de llegarnos mensajes de gente que quiere vernos. El público tiene ganas de espectáculos. Así que, dentro de todo el miedo que hay, se nota una necesidad tremenda de montajes de humor en directo. Estamos muy cansados, agotados y tristes, y necesitamos mucho esto. Hemos tenido demasiados meses de mucha pantalla y ahora queremos espectáculos en vivo y en directo. Al principio sí que fue un poco triste ver al público con las mascarillas y las distancias, pero a todo se acostumbra una. Compensa escuchar las carcajadas de los espectadores, hace que te olvides de todo lo demás.
Pero en lo empresarial tiene que estar siendo complicado.
-Es verdad que la cosa está muy fastidiada, pero nosotras, dentro de la profesión, estamos teniendo mucha suerte. Estamos trabajando muchísimo, aunque es verdad que si tienes que ir a un sitio a taquilla, hoy por hoy no vas. Es cierto que para las compañías de teatro está siendo muy duro, igual que para los escenarios privados. Viven solo de la taquilla y con los aforos reducidos, eso es muy complicado. Y veremos qué partidas van a destinar en 2022 a la cultura. Ya han reducido bastante en algunos circuitos autonómicos y nacionales. Sabemos que vienen momentos muy duros porque el apoyo a la cultura va a estar bastante restringido.
Mediodía y tarde. Al igual que sucedió ayer, el Festival de Teatro de Humor de Araia vuelve a citarse hoy con el público en la calle, aunque esta vez lo va a hacer por partida doble. Cabe recordar que estas actuaciones son gratuitas, pero que la pandemia obliga a acotar el aforo por lo que es necesario retirar invitación de manera previa a través de la web del certamen. Las primeras en encontrarse con el público en el exterior del polideportivo serán a partir de las 13.30 horas las integrantes de la compañía Rojo Telón. De su mano, los presentes se adentrarán en el espectáculo Nudo, donde a través del humor, la interpretación y las técnicas circenses se propone un viaje por "mundos diferentes para que el público se desmelene". Ya por la tarde, desde las 20.00 horas y sin moverse del mismo emplazamiento, el relevo lo tomará el dúo La Bella Tour, que compartirán una pieza homónima protagonizada por dos payasos en busca de la carcajada.