El pasado 16 de abril, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Voz, se empezaron a dar los primeros pasos públicos. Esa jornada, sobre todo a través de las redes sociales, comenzó a difundirse el lema Kantuz bai, ixilik ez, poniendo de manifiesto el hartazgo de quienes componen las masas corales de Euskadi con la situación de parón total que vienen arrastrando desde noviembre a cuenta de las medidas marcadas por el Gobierno Vasco en torno a la pandemia. Fue el primer paso, como contó en exclusiva este periódico, de una campaña que este domingo al mediodía salió a la calle. En concreto, en el caso de Álava, a la Virgen Blanca en Gasteiz y a la Herriko Plaza en Llodio.

En principio, la idea era materializar este primer acto de protesta en las tres capitales, pero los cierres perimetrales de algunos municipios llevaron a diversificar las sedes de una protesta que, eso sí, en todos los sitios se expresó con la misma voz. Como se dice en un comunicado conjunto que se ha difundido en los últimos días para apoyar esas concentraciones, “desde el pasado noviembre, debido a las medidas adoptadas por el Gobierno Vasco, las masas corales del País Vasco tienen prohibido reunirse para ensayar, a pesar de que existe un amplio y detallado protocolo redactado por Euskal Herriko Abesbatzen Elkartea en colaboración con el departamento de Salud Laboral del Gobierno Vasco.

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Los coros alaveses dicen basta y reclaman volver a la actividad

Aun así, y aunque las autoridades han ido permitiendo en estos meses que sí se recuperen otras propuestas, no sucede lo mismo con los coros. Son ya demasiados meses sin ni siquiera poder ensayar”. Así se volvió a subrayar ayer en unos actos que, en el caso del territorio, se llevaron a cabo con el apoyo de la Confederación de Coros del País Vasco, la Federación de Coros Infantiles de Álava Arabatxo y la Federación Alavesa de Coros, entre otras entidades.

Joseba Piérola, presidente de la coral Samaniego, denunciaba que “solo si tienes un contrato profesional puedes ensayar; nosotros hemos podido cantar en un proyecto de Iparragirre y ahora en uno del Alavés, pero luchamos por todos. Son casos muy puntuales, no podemos ensayar, no nos podemos ver, y ya sé que lo importante son los trabajos, pero queremos reivindicar la cultura, y además también hay gente que vive de esto”.

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Se pronunciaba así en la protesta de Gasteiz, que se cerró con la interpretación del Txoria txori de Mikel Laboa, y en la que también estaba Irene Cuesta, directora de Samaniego e integrante de la Federación Infantil de Coros de Álava, Arabatxo. “Es un poco injusto que otros colectivos federados estén llevando a cabo sus actividades y nosotros no podamos ensayar desde noviembre, con todos los protocolos y medidas que se aceptaron en su momento”.

Salvo cambios sustanciales en próximas fechas, desde hace semanas se viene trabajando en dar continuidad a estas manifestaciones públicas, en las que, además, explican a la ciudadanía en general que es posible que los coros lleven a cabo su labor cumpliendo las normas de seguridad e higiene actuales o las que se puedan implementar en un futuro próximo. “Cantar es seguro” si se respetan las medidas de seguridad establecidas frente a la pandemia, afirman.