Empezó a darse a conocer con versiones y a través de las redes. Hoy son muchos los que, cuando hablan de la creadora de Aramaio, dicen que es “la gran promesa vasca” de este año. Idoia sonríe cuando escucha eso. De momento, acaba de publicar su primer álbum, Ilun eta abar, ocho canciones en castellano y euskera en las que la variedad de estilos es la tónica. Un trabajo, por cierto, que le ha servido a Idoia Asurmendi para darse alegrías como grabar un tema con Euskadiko Orkestra bajo la batuta de Fernando Velázquez. Aunque parezca mentira, hasta ahora la cantante, pianista, guitarrista y compositora alavesa no ha actuado nunca en Gasteiz. Por fortuna, a eso se le va a poner remedio este viernes en la sala Jimmy Jazz (está casi todo vendido). Y no habrá que esperar mucho para su siguiente visita, el 27 de mayo en Oihaneder Euskararen Etxea.

Tener 20 años y empezar una carrera musical entre una crisis económica y otra sanitaria. ¿No da un poco de rabia?

-(Risas) Bueno, lo que me da rabia es ver sillas vacías entre la gente para guardar la distancia. Es una imagen brusca la que tienes desde el escenario. Las mascarillas, los aforos y estas cuestiones hacen que todo parezca un poco frío tal vez, pero también es verdad que para artistas que, como yo, estamos empezando ahora, es más fácil llenar sitios que igual antes no hubiéramos llenado con un primer disco.

Su primer álbum anda solo desde hace muy pocos días y se está encontrando con muchas personas a las que usted no conocerá nunca. Más allá de lo que el público diga, ¿qué espera, que le gustaría conseguir con el disco?

-Es curioso porque hasta este momentos solo me había escuchado la gente que me rodea y ahora me estoy dando cuenta de que mi música está llegando a personas totalmente desconocidas para mí. Estoy muy agradecida por los mensajes que estoy recibiendo de gente que no conozco de nada diciéndome que les ha encantado el disco. Casi hemos estado trabajando un año en este álbum pero en él están canciones en las que llevo inmersa los últimos tres o cuatro años. Es algo que he hecho con mucho mimo, cariño, y la verdad es que me he quedado muy a gusto con el resultado. Ahora solo espero que se escuche. Estoy como a la expectativa para ver qué pasa. Siento que ya he hecho mi trabajo, con el que me he quedado muy satisfecha, y ya no está en mis manos lo que venga.

Y en eso que venimos los periodistas y empezamos a hablar de gran promesa vasca, de la joven revelación y esas cosas. ¿Qué siente al escuchar o leer eso, porque también es un poco de presión?

-(Risas) Lo es. Y es como un cambio de chip. Siento que acabo de empezar y que quiero compartir este disco desde la humildad. Es algo que me apetecía hacer y lo he hecho para mí. Pero de repente se ha creado una expectativa que no me esperaba. Y sí, leo esas frases que dices y pienso: ¡qué responsabilidad!

Ocho temas pero mucha variedad de estilos, lo que también es un trauma para los medios, porque nos suele gustar etiquetar por géneros muy rápidamente.

-De hecho, es una de las preguntas que menos me gusta, cuando me dicen qué estilo de música hago. Es imposible de contestar. En este disco creo que se plasma muy bien esa variedad que decías porque desde pequeña escucho mucha música y muy distinta. No me gusta etiquetar a quien hace música. Parece que estás cerrando puertas. He bebido de distintos estilos y eso se puede ver en este disco. Y creo que esa variedad, ese no etiquetarte, es enriquecedor, además.

Está dando los primeros pasos de un camino que ¿a dónde le debería llevar? ¿qué le gustaría conseguir en el futuro?

-De momento no hay planes. En paralelo a esto estoy estudiando Pedagogía Musical en Musikene y es verdad que, por todo ello, estoy encaminada dentro de la senda de la música, pero ser músico no significa solo estar siempre sobre un escenario. Hay otras facetas. Estoy descubriendo cosas, experimentando qué es esto de presentar un álbum en los directos y vamos a ver qué pasa. No hay planes.

Tras la salida del disco, viene a Gasteiz en dos ocasiones pero ¿habrá algún nuevo concierto en Aramaio?

-Tocamos el pasado septiembre. De todas formas, en mayo actuaremos también en Arrasate, que para nosotros es como el pueblo más cercano y seguro que viene gente desde Aramaio. Además será en el Amaia Antzokia, que es un sitio muy bonito.

Sus composiciones, su firma, sus conciertos, su propuesta. Seguro que está disfrutando de todo, pero ¿algún día llega a casa, se mira en el espejo y dice: “pero dónde me he metido”?

-(Risas) Algún día sí. Todo lo que está pasando es nuevo para mí. Además, como te decía, lo compagino con los estudios en Musikene. Están siendo muchas emociones, y todas ellas muy buenas, pero igual sí que está siendo todo muy intenso. Así que algún día sí que llego a casa agotada, me miro y pienso que no sé muy bien dónde me estoy metiendo. Pero estoy rodeada de muy buena gente y si pongo en la balanza lo bueno y lo malo, se me van todas las dudas.