unca una ópera prima había causado tanto revuelo. El lunes se cumplen 25 años del estreno de Tesis, la película con la que un joven Alejandro Amenábar (Santiago de Chile, 1972) cambió el patrón del cine de género español y conectó con una nueva generación educada e identificada con la cultura audiovisual.
Tesis inauguró la carrera de quien rápidamente se convertiría en uno de los directores españoles más internacionales y cuya consagración llegaría nueve años después, en forma de Oscar a la mejor película extranjera con Mar adentro.
Pero en aquel lejano 1996, Amenábar era aún un estudiante rezagado con los exámenes. Eso sí, ya había rodado un par de cortos, Himenóptero (1992) y Luna (1995), que llegaron a los ojos de José Luis Cuerda. El director de Amanece que no es poco le invitó a ir a un rodaje suyo, según ha contado el propio Amenábar: “Me senté en la silla del director y me dijo ‘fuera de ahí’”. Y acto seguido le animó a que se pusiera a escribir.
“Esa película la escribí porque José Luis me animó. Lo recuerdo como algo muy lúdico. Por la mañana me preparaba las asignaturas que me habían quedado para septiembre y por las tardes escribía, que era lo divertido”, recordaba hace unos años. La película funcionó bien en taquilla, pero el verdadero pelotazo lo dio después de los Goya del 97, a los que el director llegó “completamente alucinado” con ocho nominaciones y compitiendo por el premio principal con cineastas consagrados como Imanol Uribe y Pilar Miró.
Se llevó siete de los ocho Goya a los que optaba: mejor película, director novel, guión, montaje y actor revelación (Fele Martínez). Viajó por festivales desde Berlín a Mar del Plata y de Nueva York a La Habana y se vendió a prácticamente todo el mundo. El modo de hacer cine de Amenábar, inspirado en el suspense estadounidense y en Hitchcock, era una novedad en aquella época. La crítica destacó también su fidelidad a los clásicos del terror en el sentido de que todo se imagina, nunca se ve de modo directo.
Frente al clasicismo formal, su capacidad para crear tensión en un entorno cotidiano como la universidad y la introducción de un tema tan turbio como nuevo en el cine comercial: las “snuff movies”, películas que circulaban de modo clandestino y que contenían violencia, torturas y muertes reales.
La trama giraba en torno a Ángela (Ana Torrent), una estudiante que prepara una tesis sobre la violencia audiovisual. Un profesor que se compromete a ayudarla en la búsqueda de material es hallado muerto. El trío protagonista lo completaban Chema (Fele Martínez), un compañero experto en cine gore y pornográfico, y Bosco (Eduardo Noriega), amigo íntimo de una joven a la que mataron durante la grabación de una snuff movie.
El tema conectó con la generación coetánea de Amenábar y cercanas, educadas en la cultura televisiva, del videoclip y el VHS, ya que, con el envoltorio del puro entretenimiento, la historia invitaba a reflexionar sobre la insensibilización que puede llegar a provocar la realidad televisada. Eran los años del nacimiento de la telebasura y se dio la casualidad de que un año después del estreno de Tesis, en el programa de Pepe Navarro “Esta noche cruzamos el Mississippi se soltaba la teoría conspirativa del crimen de Alcàsser según la cual las niñas asesinadas habrían sido captadas para grabar una ‘snuff movie’.
Con Tesis, Amenábar abrió la puerta a una renovación generacional en el cine de género en España con vocación internacional, de la que forman parte directores como J.A. Bayona, Nacho Vigalondo, Juan Carlos Fresnadillo o Rodrigo Cortés. También introdujo en la industria nuevas caras como las de Eduardo Noriega y Fele Martínez, que ganó por su papel el Goya al mejor actor de reparto. Hace un año la productora estadounidense Federation Entertainment adquirió los derechos de Tesis para una adaptación en forma de serie, pero no han trascendido hasta ahora más detalles al respeto.
Alejandro Amenábar, mientras tanto, se encuentra inmerso en su primera serie, LaFortuna, una gran producción internacional que se estrenará este año con un reparto liderado por los españoles Álvaro Mel y Ana Polvorosa junto a los norteamericanos Stanley Tucci, Clarke Peters y la británica T’Nia Miller.