Como en ocasiones anteriores, el arranque se ha podido conocer de manera anticipada en las páginas de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. Pero desde ya, el resto de El presente nunca fue tan futuro se encuentra disponible para todas las personas que se quieran asomar a la nueva entrega de la colección Borradores del futuro. En esta ocasión, es el escritor Patxi Zubizarreta quien se suma a la experiencia de imaginar cómo podría ser el futuro si se llegaran a expandir algunas de las alternativas que distintas personas, colectivos y empresas alavesas proponen para dar respuesta a distintos retos sociales.

De esta forma, el conocido y reconocido autor se suma al proyecto impulsado por el espacio de creación Azala, ubicado en la localidad alavesa de Lasierra, una propuesta que ya han aceptado firmas como Katixa Agirre, Iban Zaldua, Karmele Jaio y Harkaitz Cano, entre otros. Zubizarreta presenta aquí un cuento que "recoge la experiencia enraizada y nómada de la escuela gasteiztarra Ramón Bajo a partir de la relación, vía ecófono, entre la exmaestra Milia y su antigua alumna Hudea", con la idea de hablar de la "creeducación venidera". La fábula, además, está ilustrada por Irati Eguren, licenciada en arquitectura y máster en investigación y creación artística.

En su versión impresa, El presente nunca fue tan futuro, tras el adelanto que se pudo conocer el pasado sábado a través de este periódico, se distribuirá de forma gratuita a partir de este mismo viernes en librerías de todo el país, y en bares y lugares de paso de distintas localidades alavesas.

Asimismo, la fábula estará disponible, de manera virtual, en borradoresdelfuturo.net y será difundida por fragmentos vía Whatsapp y Telegram, en versión texto y audio (leída por el propio Patxi Zubizarreta, con el acompañamiento musical de Joserra Senperena, responsable también de la grabación y edición sonora). Estos envíos comenzarán también el viernes y se realizarán durante diez días. Para recibirlos será necesario darse de alta a través de la misma web antes de este miércoles.

A partir de ahí, cada persona se adentrará en un futuro quién sabe si probable e incluso posible, que parte del camino desarrollado a lo largo de los años por Ramón Bajo, "una comunidad de aprendizaje", como explican desde Azala, "siempre en construcción, creando sinergias", aspirando a "ofrecer una educación inclusiva y flexible, comprometida e inmersa en el entorno social y lingüístico de un barrio especialmente diverso. Trabaja por la convivencia, consciente de que el conflicto es parte de la vida cotidiana e intenta desarrollar estrategias para gestionarlo. Busca superar los binarismos como el de género, alumnado-profesorado, padres-madres o cuerpo-intelecto, e impulsa una creeducación multisensorial y experimental".