Álava ha pasado en los últimos tiempos de registrar una denuncia al año por personas no autorizadas en yacimientos arqueológicos a una docena en 2020, la mayoría de ellas referidas al uso de detectores de metales .

Un incremento que la Diputación achaca a dos razones: por la acción clandestina, ya sea por hobby o por el "pirateo", y por una mayor sensibilización que ha hecho que la ciudadanía se atreva a coger el teléfono para dar a conocer estos delitos, ya que todo lo que se encuentra bajo el subsuelo alavés, es patrimonio, por lo que está totalmente prohibido llevarse cualquier objeto que se encuentre en él.

Si bien, en ambos casos, como ha incidido este jueves, la diputada de Cultura, Ana del Val, este tipo de acciones sin autorización contribuyen a un "daño irreparable" del patrimonio y es por eso que han decidido actuar, "no solo aplicando la ley, razón por la cual ha habido un par de operaciones de esta índole (la Ondare, de Agurain, y la de Burdin de este fin de semana, en Iruña Veleia), sino haciendo pedagogía ciudadana".

Campaña

Esta campaña de concienciación se llevará a cabo mediante una exposición en el museo Bibat, de la calle Cuchillería, que ya se puede ver y se denomina En busca del tesoro perdido, formada por una serie de paneles informativos, y de un folleto que pretende ser una guía para saber de manera sencilla qué hacer antes el hallazgo fortuito de objetos arqueológicos.

La muestra, en concreto, aprovecha la figura del aventurero Indiana Jones, "que, por un lado, popularizó de alguna manera la arqueología, pero por otro, en cambio, le hizo el flaco favor de presentarla como una ciencia solo preocupada en recuperar piezas bonitas".

Es por ello que la exposición hace hincapié en que la arqueología no es solo una ciencia centrada en encontrar objetos vistosos, sino que cuenta con una serie de procedimientos que ayudan a conocer "cómo fueron las sociedades del pasado, gracias a los restos que han llegado al presente y que se conservan principalmente en el subsuelo".

Como ha explicado Del Val, preservarlo al máximo es de suma importancia. "Es como un escenario de un crimen y lo importante que es las pruebas que le rodean". Una máxima que han querido ilustrar en esta exposición con un facsímil de Lazarraga, para evidenciar qué pasaría si este vestigio de esta literatura en euskera se hallara con páginas arrancadas o quemadas.

Conocer el contexto

"Los objetos sin el contexto no son importantes. Si no se arrancaran las hojas de la historia que componen la pieza, ésta se conocería mejor. Por ejemplo, cuando se cava un hoyo ya se está destruyendo una primera capa".

Y es que todo lo que se encuentra en el subsuelo alavés son obras de dominio público, por lo que es ilegal llevarse a casa o mercadear con todo lo que se encuentre bajo él. Pese a ello, en la Diputación han constatado cómo ha aumentado el uso de detectores de metales, desde los años 90, sobre todo, aunque es ahora cuando se han popularizado más, "se han puesto de moda" y se han hecho más asequibles.

La Diputación es consciente de que la gran dispersión de este territorio hace que haya zonas como Valdegovía "donde sea relativamente fácil pasar el detector", o cualquiera, en general, donde hay yacimientos, ya que solo en Álava existen miles de ellos documentados.

Por eso la implicación ciudadana es fundamental, para avisar a la Ertzaintza, en cuanto descubran a estos amigos de lo ajeno, o avisar al servicio foral de Museos y Arqueología (945 20 37 00 o enviando un email a museoarqueologia@araba.eus, por lo que la colaboración interinstitucional es fundamental. "El objetivo final es el de conseguir que estas prácticas se acaben. Entre todas y todos lo vamos a conseguir", ha subrayado la diputada.