La pandemia, a parte de las tristes consecuencias socio-económicas y sanitarias que todos conocemos, también está ayudando a despertar el lado creativo y siempre aplazado de muchas personas. Un ejemplo lo encontramos en el joven gasteiztarra, Jorge Íñigo Carmona, que el pasado 20 de enero vio materializarse en sus manos una de las pasiones que le ha acompañado durante sus 26 años de vida, y que hasta ahora, no se había atrevido a sacar del cajón: la escritura de relatos.
De hecho, ese fue el día que, a través de la plataforma Amazon, llegó al mercado -tanto en formato ebook como libro de tapa blanda- Los hijos del muro, una novela juvenil, de poco más de 200 páginas, en la que Carmona indaga en torno a las relaciones materno-filiales y las diferentes posturas de padres e hijos ante la vida, sobre el aislamiento, la soledad y las dudas que toda persona se plantea, cuando aún se es muy joven, entre el querer volar y saber qué hay más allá de los muros del hogar donde nos criamos y ese temor latente a hacerlo y perder la protección de las paredes conocidas y amadas.
"La idea la tenía recogida en uno de los microrrelatos que escribo desde niño, como método de expresión personal, aunque jamás me he atrevido a presentar ninguno a concursos literarios. Tengo un problema de vergüenza tremendo, puedo hablar de cualquier cosa en público, pero si el tema soy yo me pongo muy nervioso", explica quien, a punto de terminar su grado de Pedagogía, ya está pensando en estudiar "algo de gastronomía", por aquello de intentar abrirse el abanico de posibilidades laborales, después de haber cursado Magisterio en Logroño, y un intento de Ingeniería en Gasteiz, "que abandoné porque no me gustaba nada", reconoce.
Entre tanto llegó el confinamiento de marzo y un aislamiento obligado, que le trajo a la memoria aquellas páginas escritas. "Fue mi pareja la que me animó a rescatarlas, fusionarlas y estructurarlas hasta darlas forma de novela. Me puse un plazo de treinta días para hacerlo, después lo dejé reposar dos semanas, antes de acometer las correcciones finales y, desde el primer momento, descarté enviarlo a una editorial, por aquello de mis vergüenzas, y opté por la autoedición, para lanzarlo como mi carta de presentación al mundo. En la segunda parte, si lo haré", adelanta, animado por la buena acogida que está teniendo su primera incursión literaria y por las dificultades vividas en esta experiencia.
"La autoedición implica hacerlo tú todo. Desde el diseño de la portada, hasta pegarse con los complicados márgenes de maquetación. Al principio andaba más perdido que un pollo sin cabeza, pero el proceso me ha ayudado a valorar aún más si cabe la figura del editor, porque te das cuenta de lo que, realmente, supone publicar un libro y la cantidad de gente que hay detrás", subraya.
Por lo que respecta a Los hijos del muro -que, como avanza su autor, tendrá continuidad- relata la historia de Úrsula, una joven que no ha conocido a nadie que no sea su familia. Su casa se encuentra rodeada por un muro, dentro de un bosque. Nadie sale de la casa y mucho menos del muro sin el permiso de su madre. Cuando Ismael, un joven huérfano de la misma edad que ella viene de fuera del muro para vivir con Úrsula y su familia, comienza a ver cómo en su vida existen las mentiras y esas mentiras vienen de quién más cerca tiene, de su madre.
En el mismo espacio temporal, la novela engloba una historia paralela, que no se entrelaza con la principal hasta el final del libro, en torno a otro joven que aparece en el bosque y, mediante la cual, se va desvelando al lector el porqué del muro: ¿una construcción para protegerlos o para que no se escapen?. En definitiva, una novela juvenil dirigida a lectores jóvenes. "La que me hubiera gustado leer a mí con 14 años, en ese momento que quieres dar el paso de cuentos a novelas, pero te entra como una especie de vértigo que muchos adolescentes no superan y abandonan el hábito de la lectura; o, por describirlo de una forma más gráfica, la historia que te falta entre los primeros libros de Harry Potter, y el universo del maestro Tolkien, con El Hobbit, El Silmarillion y El HobbitEl SilmarillionEl Señor de los anillos", matiza, dejando claras sus preferencias en cuanto a géneros literarios. De hecho, su incursión en la literatura "de adultos" será "una novela de fantasía medieval, en la que ya estoy trabajando", adelanta.
Antes deberá afrontar el no menos duro proceso de búsqueda de editorial para la segunda parte de Los hijos del muro; mientras estudia métodos para acercar a los lectores esta primera entrega, ante la imposibilidad de llevar a cabo presentaciones públicas. "Estoy barajando hacerlo a través de Tik-Tok e Instagram, aunque mi sueño, como el de todo escritor, es que mis trabajos puedan tocarse, palparse y olerse, en formato libro, en cualquier librería", sentencia.