- Llega el momento. El estreno no pudo tener mejor marco, el Zinemaldia, donde la película no sólo consiguió algunos reconocimientos importantes sino que, sobre todo, sumó el interés y el aplauso de una parte importante de la prensa especializada. Se habló del filme como de una de las sorpresas más interesantes de esta edición marcada por el covid-19, poniendo el foco tanto en la historia en sí como en el trabajo de su protagonista, Patricia López Arnaiz, a quien muchos sitúan como fija para las quinielas de los Goya. Así que las sensaciones no pueden ser mejores más allá de que a nadie se le escapa que nunca es fácil llegar a las salas comerciales para una producción de presupuesto modesto, máxime con el panorama actual definido por la pandemia. Aún así, Ane, el primer largometraje de David P. Sañudo, se pone de largo este viernes, dispuesta a dar continuidad a todas esas magníficas vibraciones acumuladas en Donostia.

Dos son las preguntas que sirven como motor para un filme que, a partir de estas cuestiones, profundiza en temáticas fundamentales para la sociedad actual. O que deberían serlo. La actriz vitoriana da vida a Lide, la joven madre de Ane, quien desaparece en un contexto y en un momento determinados: la Euskadi de 2009 en pleno conflicto por las obras del Tren de Alta Velocidad. El problema no es solo dónde está, sino quién es, porque, en realidad, ni su progenitora ni su padre (Mikel Losada) parecen conocer de verdad a lo único que une a ambos tras su separación. Es ahí donde está el punto de partida para poner sobre la mesa distintas invitaciones a la reflexión.

"La película reflexiona sobre el control y la falta de comunicación, sobre la búsqueda de la estabilidad en un contexto inestable y sobre cómo conocerse a uno mismo como respuesta ante las crisis", describe Sañudo, coautor, además, del guión junto a Marina Parés. "Trata de indagar en la idea de ausencia y en un tema tan complejo como es la búsqueda, del otro y de uno mismo, tanto a nivel físico como identitario. Dicha idea de búsqueda implica un movimiento, una acción dinámica. Sin embargo, nuestro personaje parte, como nuestra película, del vacío. Es en esa quietud donde aflora la voluntad de cambio", comenta el realizador a la hora de contextualizar la película producida por la firma alavesa Amania Films.

Aia Kruse, Luis Callejo, Nagore Aranburu, Gorka Aginagalde, Fernando Albizu, David Blanka, Iñaki Ardanaz y Jone Laspiur, entre otros, forman también parte del reparto encargado de dar vida a un largometraje que cuenta con la banda sonora de Jorge Granda y la fotografía de Víctor Benavides. Una película que en la pasada edición del Festival de Málaga consiguió tres premios en el mercado profesional del certamen, apoyos económicos para su distribución y producción. Sin olvidar que en Donostia se hizo con el Premio Irizar a la Mejor Película Vasca y el Premio al Mejor Guión Vasco. Sin pasar por alto que el pasado viernes se estrenó a nivel europeo en el Warszawski Festiwal Filmowy (Festival de Cine de Varsovia). Sin descuidar que fue seleccionada el año pasado en la segunda edición del programa La Incubadora, una iniciativa de la plataforma dedicada a impulsar la producción audiovisual y el talento emergente The Screen dependiente de la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid...

Es evidente que argumentos no le faltan al largometraje para adentrarse en las salas comerciales con buenas perspectivas. Eso sí, ahora es el turno del público, en un contexto en el que no está siendo nada sencilla la distribución de ninguna película a causa del covid-19, aunque cada vez más espectadores están regresando a la gran pantalla, conscientes de que el sector cultural en su conjunto está haciendo un trabajo muy serio y reconocido para que cualquier cita sea segura. A esta circunstancia se une el hecho de que no es Ane una superproducción, con lo que eso suele implicar en la taquilla, aunque, como ha demostrado en Donostia, el filme cuenta con suficientes reclamos para llegar muy lejos. Es de esperar que así sea.

Además, todo sea dicho, será una nueva oportunidad para que Vitoria se muestre en el cine. En la capital alavesa se rodó buena parte de la película. Fueron semanas intensas que arrancaron el 30 de octubre del año pasado en la Casa de Asociaciones Itziar, ubicada en la plaza Zalburu. Distintas zonas, como Errekaleor, sirvieron como escenario para una labor que terminó a principios de diciembre al otro lado del Bidasoa. En ese tiempo, en jornadas con pocos descansos y mucho cansancio, cobró forma y fondo Ane, que dentro de muy pocos días se hará realidad. Es el momento de formular las preguntas, aunque igual no tengan respuestas.

Tras el paso por Donostia, las alabanzas al trabajo de la actriz gasteiztarra Patricia López Arnaiz no cesan y apuntan a los Goya

Rodada en su mayor parte en Vitoria, la película, de la productora alavesa Amania Films, propone una reflexión sobre la comunicación