a decisión de los duques de Sussex, Enrique y Meghan, de apartarse de la monarquía británica deja a esta institución sin la “fantástica oportunidad” de presentarse como “diversa e inclusiva” cuando se demanda más representatividad, ha dicho a Efe Omid Scobie, autor de un libro sobre la pareja. Scobie es redactor jefe de la revista Harper’s Bazaar y, junto a la también escritora Carolyn Durand, ha publicado Meghan y Harry, en libertad (HarperCollins Ibérica), un retrato íntimo de cómo se forjó una de las parejas más influyentes del momento y cómo la presión mediática y el afán por construir su propio legado humanitario les llevó a desvincularse de la familia real. El periodista se unió al grupo de corresponsales monárquicos tras el enlace de los duques de Cambridge en 2011, por lo que ha seguido de cerca la llegada de Meghan a la institución y la ha acompañado en numerosos actos y viajes oficiales. “Era emocionante hablar con chicos y chicas jóvenes de color o mestizos que decían que finalmente veían a alguien en la familia real con el que sentían una conexión, Meghan era exactamente eso. Así que perder esa oportunidad en un momento en que estamos hablando, de forma tan significativa, de representatividad, es una gran pérdida para la familia real”, afirmó Scobie.
La gran cantidad de detalles de lo ocurrido en los últimos cuatro años en la familia real ha hecho especular con la posibilidad de que los duques de Sussex hayan participado en la obra, un extremo que el escritor niega. Scobie, que ha mantenido un contacto cercano con los duques de Sussex, señala que desde su mediática boda en 2018, “inauguraron una nueva era para la familia real, que reflejaba la sociedad actual, increíblemente rica y diversa con gente de todos los orígenes y familias mestizas”. Por esta razón, el autor considera que con la desvinculación de la pareja, que el 31 de marzo dejó de representar de forma oficial a la Corona, se ha perdido la ocasión de dar la imagen de una monarquía “diversa, inclusiva y representativa” y “apelar también a un sector más grande de la población”, en un momento de crisis social en que se demanda mayor representación de mujeres y personas de diversas razas en las instituciones.
En opinión de Scobie, la realeza no fue capaz de valorar las cualidades y la renovación que Meghan podía aportar a la Firma -nombre con que se conoce a la Casa Real británica- “y, en lugar de hacer que funcionara y fuera un atractivo único, porque al final del día se trata de un negocio, no fueron capaces de protegerla dentro de la burbuja real”. Esta situación no es diferente a la que vivieron otras mujeres que se casaron con miembros de la casa Windsor, como recuerda Scobie, que cita el divorcio de los padres de Enrique, Diana de Gales y Carlos de Inglaterra; y el de sus tíos, Sarah Ferguson y el príncipe Andrés, como ejemplos de la “situación casi imposible que es para una recién llegada o una mujer normal” conseguir un lugar en esta familia. La decisión sin precedentes con la que la pareja aspira a ser económicamente independiente nació, según Scobie; del deseo que el duque de Sussex siempre tuvo por vivir “fuera de la burbuja del palacio”. A ello se unió la complicada relación con los periódicos sensacionalistas, que tildaron la retirada de las funciones oficiales como el Megxit, en línea con el trato machista que la exactriz recibió en muchas ocasiones, y la inviabilidad de que pudieran encontrar un espacio diferenciado dentro de una estructura tan inmovilista, explica el cronista.
“La pareja empezó a estar cada vez más frustrada con la imposibilidad de responder a informaciones incorrectas de los tabloides, ya que la familia real tiene la política de no hacer comentarios (...) No les afectó solo el cotilleo, sino las narraciones que cruzaron la línea con comentarios racistas, sexistas y xenófobos. Hubiesen querido más apoyo y protección de la institución, pero no la recibieron”, apuntó. Según el libro, desde la llegada de Meghan, la relación entre Enrique y Guillermo se enfrió. “Enrique querría haber sentido más apoyo de su hermano y su cuñada hacia su esposa (...), pero cuando Meghan pasó por sus peores momentos con la prensa no vimos a Catalina volcarse de la forma en que a Meghan le hubiera gustado”, contó Scobie. En la actualidad, la pareja y su hijo Archie residen en Los Ángeles, donde planean lanzar la organización benéfica Archewell.
“Era emocionante hablar con jóvenes de color o mestizos que finalmente veían a alguien en la familia real con el que sentían una conexión”
“Se ha perdido la ocasión de presentar una monarquía diversa, representativa e inclusiva y apelar a un sector más grande de población”