- Días antes de la declaración oficial del estado de alarma por la aparición del covid-19, Zas Kultur tomó la decisión de cerrar las puertas de su sede de la calle Correría, que no pudo retomar su actividad hasta finales de mayo. Sin embargo, esos casi tres meses de paréntesis no supusieron un parón total en su actividad. Todo lo contrario. Sirviéndose de su página web, el proyecto desarrolló diferentes iniciativas, desde exposiciones hasta talleres pasando también por la apertura de un canal de televisión y otro de radio, por poner unos ejemplos.
De todas formas, la vuelta a la agenda presencial hizo que zaskultur.com bajase un tanto la intensidad de sus propuestas y acciones, algo que se quiere revertir ahora puesto que se busca seguir apostando por ese trabajo en internet, también para llegar a más gente y a más lugares. No en vano, durante el confinamiento se superaron las 5.000 visitas. Por ello, ahora que la sede del Casco Viejo va a cerrar sus puertas hasta septiembre, la labor en torno al arte y la creación contemporáneas va a seguir desarrollándose en el mundo virtual, además, sumando nuevos alicientes.
En este sentido, desde hoy, la página web cuenta con un nuevo servicio, una librería digital en la que, de momento, quienes se asomen a Zas a través de la pantalla se encontrarán dos propuestas. Por un lado, el cómic Hartos de Arte, que sirvió como catálogo de la primera muestra que el Proyecto Amarika puso en marcha en la Casa de la Cultura Ignacio Aldecoa en 2009. Por otro, una recopilación de todos los catálogos del congreso Inmersiones, un amplio repaso a las doce ediciones de una cita anual por la que a lo largo de estos años han pasado cientos de artistas emergentes del País Vasco y Navarra.
Esta nueva librería permite la descarga de estos materiales en formato digital editados por Zas Kultur y colectivos amigos pagando lo que cada persona quiera. Con el dinero recaudado se sufragarán las actividades gratuitas para el público producidas por el proyecto, que necesita encontrar diferentes vías de financiación ante la parálisis institucional a la hora de abrir sus habituales convocatorias de ayuda cuando, además, todavía no se han terminado de efectuar todos los pagos de las subvenciones de 2019. “El mayor apoyo económico que hemos tenido es el de nuestro casero, que sin nosotros decirle nada nos cobró la mitad del alquiler durante tres meses”, apuntan desde Zas Kultur.