- Los puentes son parte esencial de la historia desde hace miles de años, ya que su misión siempre ha sido la de conectar personas y lugares. Pocas estructuras son capaces de representar la habilidad del ser humano para solucionar problemas que transforman nuestro día a día y por ello son muchos los arquitectos y diseñadores que trabajan para introducir innovaciones y mejoras en puentes de todo el mundo. Y es que, muchas de estas construcciones son, gracias a su diseño, tipología o características, auténticos símbolos unidos al nombre de las ciudades en donde se ubican como San Francisco y el Golden Gate, París y el puente de Alejandro III o Florencia y su Ponte Vecchio, entre otros. Pero ¿se sabe cómo se construyeron? ¿Con qué finalidad fueron creados en su origen? DMAX descubre los secretos y detalles que rodean a los puentes más famosos con el estreno de la serie Puentes: conectando mundos, que llega hoy al canal de VeoTV a las 18.00. Esta nueva propuesta que mezcla entretenimiento e ingeniería viajará por todo el mundo para mostrar los logros arquitectónicos que han sobrevivido a las civilizaciones a través de los puentes más emblemáticos que se encuentran repartidos en los distintos continentes. De esta manera los espectadores podrán conocer en detalle cómo el uso de nuevos materiales, así como los avances tecnológicos, han sentado las bases para ingenieros y arquitectos ansiosos por superar siempre los límites de la construcción y dejar su huella en este planeta. A través de seis episodios de una hora la audiencia se embarcará en un viaje para cruzar algunos ejemplos excepcionales con el fin de descubrir tanto historias de diferentes culturas como las especificaciones técnicas de cada uno.
El auge de la construcción de puentes no ha cesado en ningún momento y son muchos los jóvenes ingenieros que se esfuerzan por innovar con estructuras audaces hechas con nuevos materiales y se han esforzado a lo largo de los años. Es el caso del Puente Colgante de Bizkaia, el primer puente de transporte que fue construido en el año 1893 para trasladar a gente de un punto a otro del río Ibaizabal, en Bizkaia. Fue diseñado por el arquitecto vasco Alberto de Palacio y construido por el ingeniero francés Ferdinand Arnodin. Tiene unas dimensiones de 45 metros alto y 164 de largo. Además se caracteriza porque fue pionero de una tecnología nueva que usaba cuerdas ligeras de acero trenzado, lo que hizo que fuera relativamente barato de construir y operar, y además permitía que pasaran barcos altos sobre su estructura con facilidad.