Primera tarde en el Europa la del miércoles después de las dos jornadas iniciales con horario casi de noche. Esperando sobre las tablas del palacio de congresos, el trío Sumrrá, una de esas formaciones que no si no existieran habría que inventarlas sí o sí. Tras su visita de hace un año a Mendizorroza junto a Niño de Elche, el grupo ha regresado a la capital alavesa para desplegar esos universos locos que viene transitando desde hace un cuarto de siglo, que se dice pronto. Todo ello de la mano de un Festival de Jazz que ha vuelto a dejarse engatusar por una de esas propuestas que ya desde el principio se sabe que o atrapan por completo al público o lo echan desde el segundo uno.

De todo ha habido, por supuesto, en el espacio de la avenida Gasteiz. El trío no conoce las medias tintas. Nunca lo ha hecho. Es marca de la casa su capacidad de experimentar, investigar, viajar y dejarse llevar, haciendo fácil lo complicado e imposible lo sencillo. Llevan en esto demasiado como para cambiar ahora. Por suerte, no se les pasa por la cabeza, por lo menos que se sepa.

A por otros 25 años

Son Manuel Gutiérrez (piano), Xacobe Martínez Antelo (contrabajo) y Lar Legido (batería) tres creadores que no se pueden atrapar en unas pocas líneas. Tampoco en un único concierto o en un solo álbum. Cada vez que se encuentran con el respetable da la sensación de que el tiempo se escapa entre los dedos y de que siempre queda algo pendiente que no se ha podido escuchar o hacer. Ha pasado así de nuevo en Vitoria, ante un Europa en el que la mayoría del público ha aceptado la invitación para dejarse ir.

Público esperando al concierto de Sumrrá DNA

No solo es una aventura escuchar lo que hacen. Es también una sorpresa verles por muchas veces que uno se encuentre, por ejemplo, con Legido y sus particulares instrumentos. A por otros 25 años.