- El productor ejecutivo y director de varios capítulos afirma que "esa información nos costaría la vida" en respuesta a las decenas de voces unánimes de los fans que reivindican a Berlín para protagonizar esa serie derivada en un encuentro con el público en el XXVIII Festival Internacional de Cine de Almería, obviamente mucho antes del estado de alarma.
¿Van bien encaminados los fans?
-Todos los personajes de un reparto que es coral tienen un buen spin-off, porque han cogido tanta fuerza todos que casi se podría hacer uno de cada uno.
¿Cómo se llega a estrenar una cuarta temporada y preparar una quinta partiendo de una única temporada cerrada?
-Le dimos muchísimas vueltas a retomar la serie que se había concebido cerrada, como una película, con un final coherente, una obra con sentido en sí misma; y a grabar la tercera y cuarta temporada solo dijeron sí cuando encontraron la clave de cómo hacerla más grande, algo en lo que el feedback de los fans en redes sociales fue muy importante. Si no hubiésemos encontrado una razón de peso y no hubiéramos podido redimensionar la historia para contar más allá, no hubiéramos regresado.
La iconografía de la serie ha dado la vuelta al mundo...
-Es realmente emocionante cuando veo que se usan en manifestaciones reivindicativas de derechos en todo el mundo la máscara de Dalí o el mono rojo y que, más allá de que la serie guste o no, la gente haya podido hacer suyos esos iconos para su propia lucha o batalla. Como el himno Bella Ciao. Fue un momento angular y ahí sentimos que estábamos contando algo potente de verdad porque es una secuencia que pone los pelos de punta. Hay algo que trasciende, que toca una tecla. Lo bonito de la serie es precisamente que se ha convertido en reflejo para muchas causas. Al final, lo que subyace es: "Ponte la máscara y el mono para luchar contra lo que tú quieras".
Ha trascendido poco del rodaje, pero parece que ha habido momentos complicados.
-El rodaje de las escenas submarinas de la cuarta temporada fue un difícil reto, un momento dramático. Otro asunto que trascendió fue la presencia de Neymar, que fue una petición suya a Netflix. Era algo que a los directores no nos terminaba de convencer porque pensamos que la serie no necesita eso pero que, en este caso, fue bien porque se portó como un hiperprofesional.
¿A que obedece el rodaje de escenas importantes en la playa de Las Salinas, en el parque natural de Cabo de Gata-Níjar?
-Queríamos generar un misterio de dónde estaban Lisboa y El Profesor supervisando el atraco y generar la gran sorpresa, el shock de que fuera en una autocaravana en mitad de una playa inmensa y maravillosa. Queríamos dar la sensación de que estaban a salvo, en un lugar lo suficientemente inhóspito como para que dijeras "aquí la poli no los va a encontrar", y en una enorme libertad. Además influyó la espectacular luz de Almería, es muy difícil encontrar atardeceres que caigan entre el mar y la montaña a la vez".