Vitoria - Parecen caminar indiferentes entre la nieve, la niebla, el frío. Resisten incluso cuando un alambre de espino se enreda en su lana o cuando los buitres, desde el cielo, permanecen acechando. Miran con desdén a la cámara. Pero es ese carácter, lo que transmite, lo que implica, el que atrae la atención de Yone Estivariz para construir Gu, latxa, un proyecto que, tras tres años, da ahora sus primeros frutos de cara al público puesto que el trabajo fotográfico sigue abierto, una propuesta que quiere hablar de la identidad de un territorio, de una labor que es al mismo tiempo una forma de vida, de una zona rural que ahora se califica de vaciada, de...

Será mañana cuando se inaugure la exposición en ARTgia, dentro del programa que el espacio de la calle José Lejarreta tiene para apoyar a las mujeres artistas alavesas, una ayuda (EmART) que en su segunda convocatoria también va a acompañar a Uxue Ruiz de Arkaute y Estibaliz Aguirre, seleccionadas de entre las 23 producciones presentadas en esta ocasión. La muestra se inaugurará a las 20.00 horas y vendrá acompañada de diferentes actividades. Así, el 28 de este mes y el 5 y 14 de marzo -su último día- se producirán visitas guiadas, mientras que el 7 de marzo habrá una cata de quesos y cerveza artesana que acompañará a la creación in situ de una oveja latxa tallada en madera.

"Es fotografía documental pero no solo. Es un trabajo de antropología costumbrista", describe la autora mientras mira las diferentes instalaciones con las que copa cada rincón de la sala de Judimendi, un recorrido en el que ellas y quienes las cuidan -pastores y pastoras pero también los perros- se van intercalando para construir el dibujo de un "carácter rudo, áspero" que también se traslada a la parte humana, a esa familia de Urkabustaiz -aunque también hay algunas imagen tomada en Legutio- que sirve como ejemplo de otras. "Pero esa sensación de rudeza que aparece al principio se termina convirtiendo en otra, en ternura", en esa otra faz que siempre aparece cuando se sabe ir más allá.

En blanco y negro, "porque las ovejas latxas son blancas y negras", ellas se convierten en la metáfora que la fotógrafa construye para hablar "también de nosotros". Al fin y al cabo, "como ellas, vamos en grupo; como ellas, vivimos bajo buitres que nos hacen estar alerta". Como ellas, la forma de ser tiene que ver mucho con la tierra, con las condiciones climatológicas, con un día a día no siempre sencillo.

Pero las interpretaciones que Estivariz quiere sugerir tienen que ver también con otros aspectos, con la visibilización del sector y de quienes, sobre todo en el caso de las mujeres, se dedican a él; con la puesta en valor de un pastoreo tradicional que requiere de mimo, cuidado, paciencia y costes que nada tienen que ver con otras explotaciones establecidas para la producción inmediata y masiva; con las líneas que conectan y al mismo tiempo separan lo que es un trabajo y una forma de vida muy exigente y duro. "Lo que he pretendido es crear un mapa en el que poder perder la mirada".

A partir de mañana, esos y otros campos -al final, cada espectador es un mundo- se abrirán al público que acuda a ARTgia. Quienes ya han visto el trabajo, eso sí, son las personas que comparten protagonismo con las ovejas y aquí Estivariz no tiene más remedio que admitir que "para el pastor son y serán sus ovejas; las conoce a todas por su nombre. Ve su trabajo, lo que marca su vida, pero no lo concibe como parte de un proyecto artístico".

Tras el paso de la fotógrafa, el espacio dirigido por Irantzu Lekue seguirá con la programación de exposiciones de EmART, que no sólo contará con Uxue Ruiz de Arkaute y Estibaliz Aguirre puesto que también incluirá las producciones de la ilustradora Uxue Bereziartua y la artista Maitane Argote, que han recibido dos accésit de esta ayuda.