vitoria - Con lo bien que estaría con pantalones o mejor con falda tubo, la duquesa de Cambridge sigue empeñada en llevar diseños con vuelo y pasa lo que pasa, que el viento se lo pone francamente difícil y emula en más de una ocasión a Marilyn Monroe en la película La tentación vive arriba. El último incidente tuvo lugar esta semana en un acto público. Kate Middleton acudió al hospital infantil Evelina London para participar en unos talleres y, al salir del coche, le sorprendió una ráfaga de aire aunque en esta ocasión la falda, no se levantó más de unos centímetros.
Estar alerta es uno de sus trucos para no verse desagradablemente sorprendida en la fotos que los tabloides británicos publican con gran regocijo de los lectores. Hay quien dice que debe adoptar el vestuario de su majestuosa abuela política, Isabel II, a la que nunca se le ha movido un milímetro y no ha enseñado nada más allá de dos centímetros por encima de las rodillas. Pero parece que la duquesa no piensa renunciar a su estilismo por mucho que los vientos no corran a su favor y la coloquen en situaciones apuradas en actos públicos.
Trucos muy reales Para evitar que los fotógrafos obtengan retratos indeseados, tanto Kate como Meghan tienen trucos que pueden aplicarse en situaciones comprometidas, aunque quizá no luzcan tanto los vestidos y faldas. El principal secreto es elegir ropa interior con mucha elasticidad estática para que la ropa se adhiera a las piernas y no se muestre más allá de lo deseable. De esta forma, se evita, en el caso de las famosas, que las fotografías comprometidas sigan llenando los archivos de los medios de comunicación.
Ganarle la batalla al viento tiene otras opciones. Por ejemplo, poner pesas pequeñas en puntos estratégicos del vestido o falda. Eso sí, sin que sean visibles para no estropear el estilismo del día. La duquesa es muy aficionada a la ropa de tejido ligero y esta elección es una de las más comprometidas cuando el viento sopla con más fuerza de la deseada o le pilla en un lugar muy expuesto a las corrientes de aire.
Según la revista digital Vanitatis, uno de los modistos de la reina Isabel II, Stewart Parvin, contó hace unos años a Daily Mail que él utilizaba el sistema de pesas con cada parte del vestuario de la monarca. Colocaba pequeños artefactos en vestidos, solapas, abrigos? “Si lleva una falda de gasa liviana, coseré el peso de plomo más pequeño que haya, del tamaño de un guisante, o incluso un trozo de cadena”. Esta fórmula ha evitado desagradables sorpresas a la reina o que estuviera constantemente preocupada por lo que le pueda pasar a su ropa exterior y, por consiguiente, a la interior. Aunque queda claro que los vestuarios entre la una y la otra no tienen mucho que ver y dudamos que su majestad británica se haya visto en situaciones similares.
Fotógrafos encantados Ella es consciente de que seguir algunas tendencias puede resultar una pesadilla cuando se enfrenta a las publicaciones. Cabe decir que cada vez es más precavida, aunque a veces no se puede resistir y se arriesga a lo que pudo suceder en su última aparición pública.
Muchos no olvidarán el vestido amarillo que llevaba cuando en 2011 aterrizó en el aeropuerto de Calgary (Canadá). El viento le levantó el vestido cuando descendió del avión y la imagen que dejó no gustó nada a la casa real. Sí pudo controlar la parte delantera, pero no fue exactamente la que más se publicitó.
Tampoco debió utilizar el truco de la ropa interior con elasticidad estática o con discretas pesas cuando bajaba las escalerillas del avión en Nueva Zelanda en 2014 con su hijo mayor en brazos. En principio, el modelo rojo parecía perfecto, muy recatado cerrado hasta el cuello, pero la falda se levantó de forma muy indiscreta y, una vez más, se convirtió en portada de revistas y periódicos.
en todas partes cuecen habas Pero no es la única royal que se ha visto afectada por los vendavales no invitados a los actos públicos, aunque sí es a la que con frecuencia le ocurre. A la reina Letizia le ocurrió una vez y, desde entonces, ha tenido mucho cuidado a excepción de alguna que otra transparencia. Todas saben que los objetivos de la prensa apuntan cuando menos se lo esperan y que cualquier desliz en cuestión de vestuarios de famosas, sean reales o no, hacen las delicias de lectores y espectadores. Así que ya saben, los trucos que ellas utilizan valen para todas.