gasteiz - Microsabidurías, filosofía concentrada en pocas palabras... Ramón Eder (Lumbier, Nafarroa, 1952) es uno de los grandes aforistas contemporáneos. Un género que ha cultivado desde hace más de 20 años y que engloba el pensamiento del poeta y escritor navarro, hecho de fragmentos de la filosofía moderna más pragmática, plagados de humor y de ironía.

Dígame de una forma concisa y breve, como si fuera un aforismo, cómo se siente tras obtener este galardón.

-Nunca es tarde, si la dicha es buena... Por primera vez en mi vida me han dado un premio.

Ha tratado varios géneros, poesía, relatos breves, pero sobre todo aforismos...

-Así es, desde hace años ya solo escribo aforismos.

¿Están ahora de moda?

-Ahora se habla más, pero todavía no es un género que ha entrado en la ortodoxia, este premio va a contribuir a que se normalice como género.

¿Y por qué aforismos? ¿qué tienen de especial?

-Durante varios años residí en Londres, así como en París, donde estudié filosofía en la Universidad de Vincennes, para después instalarme en Pasai Donibane. Cuando estuve en Londres y París me gustaban mucho autores como Oscar Wilde, aunque ellos no los llamaban aforismos, sino epigramas, que son frases cortas. Fue entonces cuando empecé a escribir este tipo de frases. El primer libro que publiqué en Pamplona fue de poesía, lo dividí en cuatro partes, y cada una tenía un aforismo. Desde entonces, he publicado varios libros de este género.

No es un género muy representado en Euskadi...

-Aquí hay algunas editoriales que han publicado algo, pero no demasiado. Ahora vamos a publicar un libro de aforistas vascos, editado por Renacimiento, en el que participan también Karmelo C. Iribarren o Gabriel Insausti, entre otros.

Algo habrá tenido que ver en el resurgimiento del aforismo la influencia de las nuevas tecnologías, las redes sociales en las que nos movemos...

-Estoy de acuerdo, twitter, facebook... lo ponen muy fácil para los textos cortos, pero también creo que los géneros tienen sus épocas, ahora le toca al aforismo. En esta época se presta mucho al fragmento, a la frase suelta, ya no se conocen casi ni teorías de las cosas. ¡Duran tan poco!

Ya lo decía Shakespeare: la brevedad es el alma del ingenio.

-No hace falta ser un gran lector, pero una frase puede impactar mucho.

¿Y cuál es la diferencia con los refranes o con las frases hechas?

-Tienen en común la brevedad, pero éstas corresponden a épocas más dogmáticas. Las sentencias, los proverbios, los adagios... eran como consejos morales. Ahora están muy anticuadas, ya nadie tiene la verdad. Yo utilizo mucho la ironía, que es lo contrario, poner en duda las cosas, porque ya no tienes la seguridad que se tenía antes, que en el fondo era impostada.

Un buen aforismo es como un relámpago en los tinieblas, asegura en uno de sus libros...

-Así es, son frases que te hacen pensar, puedes estar o no de acuerdo con ellas. Dicen mucho muy condensado en pocas palabras, que puedes recordar. El aforismo, sobre todo, se da en épocas caóticas en las que lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer, como la nuestra.

Comienza su libro con la frase: Entre dos eternidades vivimos unos años y lo llamamos vida. Y termina: Al tiempo que vivimos es bueno añadir fragmentos de eternidad.

-Es un juego de palabras, el tiempo que vivimos es corto, añadimos fragmentos de eternidades, el instante es muy importante. Aunque el reloj te diga que han pasado unos segundos pueden ser de una gran intensidad. Ya que no podemos aumentar el tiempo en cantidad, si lo debemos de incrementar en intensidad para conseguir la sensación de que vivimos más.

Otra de sus frases que se ha repetido mucho en las redes sociales es que el carácter se forma los domingos a la tarde...

-Desde nuestra infancia, los domingos a la tarde son momentos muy especiales. Tienen algo como de fiesta, pero ya te queda poco tiempo libre por delante. Son un poco melancólicos.

Dígame algunos de sus aforismos favoritos...

-Uno que me gusta y creo que ha gustado también es que la vida es una ficción basada en hechos reales. Es como una paradoja que te hace pensar si es verdad. Otro: Existe un tipo de generosidad que consiste en regalar nuestra ausencia. He escrito también que los mejores aforismos son los que tienen siete palabras, algo que no mantengo. Pero me gusta decir estas cosas para que la gente no se duerma, para que se posiciones en contra. Crear polémica.

Condensar todo su pensamiento en pocas palabras tiene que resultar complicado...

-Como todos los géneros existe una técnica, que hay que aprenderla con los autores que te han gustado mucho. Mi método es escribir sobre lo que lees, sobre la realidad, pero después corrijo mucho y desecho mucho. Escribo a mano, sigo corrigiendo y eliminando hasta que encuentro lo que busco.

Utiliza mucho la ironía y el humor. ¿La inteligencia, a partir de cierto grado, se vuelve inevitablemente humorística?

-Considero que tanto Shakespeare como Cervantes eran grandes humoristas, aunque no se les considere así. El humor es un condimento importante para contar la realidad. Y en el aforismo viene muy bien. Se puede decir la verdad con humor, aunque es difícil de graduar.

¿Cómo tiene que acercarse el lector a sus libros?

-Se puede caer en la monotonía a la hora de leer aforismos, incluso puede llegar a ser aburrido, así que hay que mezclar mucho. Por eso yo intercambio algunos que son humorísticos, otros que son polémicos, para que el lector no se aburra. Cada uno tiene libertad de leerlos como quiera, como si quiere de un tirón, pero aconsejaría hacerlo hasta que uno te llame la atención. Después levantar la cabeza del libro y dedicar un tiempo para pensar en el que que te haya gustado. Es muy importante la relectura e incluso algunos hasta recordarlos... Pero, repito, que cada uno haga lo que le venga bien.

Una curiosidad, ¿a qué responde el título 'Palmeras solitarias'?

-Me sonó bien, hay un libro de William Faulkener que se titula Palmeras salvajes. Quería poner algún tipo de palmeras y me sonó bien Palmeras solitarias.

'Nuestro pasado es una novela a la que cada día añadimos unas páginas'. Otro de sus aforismos. ¿Qué paginas va a añadir ahora Ramón Eder?

-Estoy siempre escribiendo, siempre tengo cuadernos a mano, pero entre otras cosas, estoy pintando, he hecho exposiciones. He ilustrado este libro y estoy haciendo una especie de autorretratos acompañados de un aforismo... Voy a exponer pronto en una galería en San Sebastián porque creo que la imagen le viene bien al género.

¿Una imagen vale más que mil palabras?

-Mil palabras no valen nada. Hay que ser breve, conciso y si lo acompañas con una imagen, mucho mejor.