Si 2018 fue el año de Frankenstein, el 1 de agosto arrancará el 200 aniversario del nacimiento de Herman Melville, el creador de otra de las criaturas más temidas y amadas de la literatura, la ballena blanca Moby Dick, la protagonista de este clásico de la literatura. Publicado en 1851 cuando Melville contaba con 32 años (Nueva York, 1819), este lanzamiento supuso un batacazo editorial para el estadounidense, que ya tenía varios libros escritos, entre ellos dos muy vendidos como Typee y su secuela Omoo, donde narraba su vivencia a bordo del ballenero Acushnet, con el que surcó los Mares del Sur, y su estancia entre los caníbales.
Una experiencia que le sirvió también para escribir la novela que ha trascendido hasta nuestros días como un clásico que nadie debería perderse porque en ella el lector no solo disfrutará de la aventura, sino que se sumergirá en todo una análisis y reflexión sobre el ser humano, sus anhelos y frustraciones. Pero también una historia que lo catapultó, aunque no en vida, hacia el Olimpo de las letras ya que fue su consagración como uno de los padres de la literatura moderna pese a que él no disfrutó de esta condición ya que tal fue el fracaso de Moby Dick que todo lo que escribió después se vio empañado por esta circunstancia. Por eso Melville tuvo que dejar la granja donde había escrito su novela culmen y volver a Nueva York para trabajar como inspector de aduanas, una profesión que ejerció hasta su desapercibida muerte un 28 de septiembre de 1891.
Así que ahora, doscientos años después de su nacimiento, toca visitar por primera vez o revisitar estas páginas llenas de tempestades, así como otros títulos que han llegado a las librerías españolas para recordar que hay más vida detrás del ballenero Pequod y su capitán Ahab. En concreto, podemos acudir a otra de las consideradas como mejores obras del neoyorquino, el cuento Bartleby, el escribiente, una historia que fue publicada por primera vez en 1853 de manera anónima en dos entregas en una revista americana. En ella Melville nos descubre a uno de los personajes más insólitos y obstinados en la historia de la literatura. Tanto es así que muchos han encumbrado esta obra como precursor del existencialismo y antecedente de algunos de los temas de Franz Kafka. Asimismo, Alianza Editorial propone la versión ilustrada de esta obra en un formato de gran tamaño bañado por las ilustraciones de Stéphane Poulin; y Penguin Random House recupera este clásico con una introducción de Enrique Vila-Matas.
Con el objetivo de recuperar también otras obras del escritor, la editorial Alba ha editado Chaqueta blanca, una crónica que precede a la gran historia de la ballena blanca en la que de manera personal relata todos los años que pasó en el mar descubriendo nuevos territorios, tribus y costumbres para acercarlas a esa sociedad inmersa en el asfalto.
Y también de la mano de esta casa puede llegar a nuestras mano Benito Cereno (1855), la mejor de las novelas de Melville según Borges, quien escribió: “Hay quien ha sugerido que Melville se propuso la escritura de un texto deliberadamente inexplicable que fuera un símbolo cabal de este mundo, también inexplicable”. De traernos a nuestros días esta obra también se ha encargado con motivo de este aniversario la editorial Nórdica Libros, quien a través de las ilustraciones de Elena Ferrándiez nos devuelve la historia real del español Benito Cerreño, de cuyo buque, el Santo Domingo, se apoderaron en 1804 los esclavos que llevaba por aguas del Pacífico rumbo a Lima, donde esperaba venderlos.
Por último, para aquellos lectores y lectoras que quieran saber quien es M, el escritor y editor argentino Eric Schierloh ha retomado la figura del escritor americano para componer su universo cotidiano a través de sus cartas, memorias o fotografías. Todo un material a descubrir en el libro M de la editorial Eterna Cadencia.