Aunque a más de uno se le hizo larga la primera jornada del Azkena Rock Festival, y tras el concurrido paso de mediodía por la plaza de la Virgen Blanca, la segunda tarde del certamen pidió protagonismo rápido. Había unas cuantas caras de cansancio entre los primeros presentes en Mendizabala, pero nada que no cambiase al instante, sobre todo porque había unos cuantos incondicionales de los gasteiztarras Outgravity con ganas de empezar bien el sábado.
Bruno, Ingrid, Roberto, Jorge y Oier fueron los encargados de poner todo otra vez en marcha en el recinto, además desde el escenario principal, y se les notaba a la legua que estaban disfrutando a lo grande. Éste es su festival, lo han vivido como público muchas veces, y estaban pletóricos, con estreno de canción nueva incluido, aunque igual el lanzamiento de CD no fue buena idea. Otro que estaba como en casa, y de hecho así lo contó él mismo antes de esta edición, fue Garbayo (Los Zodiacs), aunque empezó con poco personal, la cosa se fue animando poco a poco.
Pasadas las seis de la tarde, fueron los californianos MT. Joy los que aparecieron en escena cambiando un tanto el ritmo que llevaba el cartel, dejando que la americana y el folk campasen a sus anchas y dejando la sensación de que no estaría mal ver a la banda en sala para tomarles la medida. Cuando ellos estaban en pleno apogeo, las carpas del Trashville también arrancaron con la lucha mexicana y los sonidos de The Courettes, con lo que todo en Mendizabala estaba ya ardiendo bajo un sol de justicia.
Se produjo entonces uno de los solapes más dolorosos para la mayoría en esta edición del evento. A un lado, los Meat Puppets, que, dentro de lo que se les pudo ver, dejaron claro que a los hermanos Kirkwood se les puede poner delante lo que sea porque llevan muchos años en esto para poder con todo. Eso sí, el reclamo de Tesla era demasiado fuerte, más allá de que a ninguna de las dos bandas ha sido fácil verlas por aquí en los últimos años. La fiesta estaba servida. El grupo estuvo enchufado de principio a fin (incluyendo el momento theremín), haciendo justo lo que se les pedía, haciendo que el público se divirtiese, diese palmas, se moviese e incluso se pusiese un poco tierno. La verdad es que supo a poco.
En lugares estilísticos bien distintos están, y así se pudo comprobar de primera mano en el certamen, Neko Case y Corrosion Of Conformity, que coincidieron a eso de las ocho y media de la tarde en el festival. La cantautora norteamericana es un regalo, de eso no hay duda. De hecho, es un tanto increíble lo que cuesta verla por estos lares. Acertada, delicada, fuerte, simpática..., Case estuvo en su línea aunque a algunos, con el subidón de Tesla, aquello les pilló con el pie cambiado. Frente a ella, sus compatriotas dejaron que toda la adrenalina saliese de golpe frente a un personal con ganas de dejarse atropellar.
Con el recinto abarrotado llegó el momento de encontrarse con Wilco (ver crónica en la página 70). Tras ellos se sucedieron las actuaciones de Morgan, Gang Of Four, The Cult, Starcrawler y Phil Anselmo, sin perder de vista lo sucedido en el Trashville, pero eso ya pasó cuando este periódico iba camino de convertirse en papel, así que tiempo habrá para contarlo mañana con más detalle.