No se pongan tensos: no vamos a hablar -no directamente- de la campaña electoral. Este espacio, como algunos sabrán, es un lugar que da cobijo a la opinión cultural. Obviamente, en el sentido más amplio del término, hasta una campaña electoral podría ser catalogada como actividad cultural puesto que cualquier labor humana -la animal se quedaría fuera- es cultura. Menos lo que forma parte de nuestro código genético, todo lo que nos concierne como personas, es cultura, por lo tanto. En cualquier caso, no queremos dejar fuera a las campañas electorales porque quizá alguien piense que puedan ser producto del reino animal más que del humano, sino porque en este espacio hablamos de cultura desde su acepción más traída: la que define al conjunto de saberes y conocimientos relacionados con las artes y humanidades. Es por eso que un libro, por ejemplo, que hable de campañas electorales podría definirse como un producto cultural. O una película. O también un cómic.
No es la primera vez que en estas líneas hablamos del TMEO. Una publicación asamblearia dedicada al cómic de humor que este año cumple treinta y dos años de existencia, cuya sede está aquí, en Gasteiz. Ahora, la peculiar revista ha dedicado su número 151 a las cercanas elecciones. Un número que ahora mismo se puede adquirir en los quioscos del País Vasco y Navarra, en las tiendas de cómic de todo el Estado además de en diversas tascas también de Euskal Herria. Un número cuyos artífices presentan con estas palabras: “Igual te ha tocado el horrible vía crucis de tener que incorporarte a ese desgraciado grupúsculo de seres humanos que el 28 de abril les toca pringar como presidente o vocal de mesa electoral. Unas 10 horas de estar sentao viendo caretos asquerosos, un exhaustivo análisis antropológico de lo peor que puede dar de sí el ser humano. Lo que se dice un señor coñazo incitador a la más severa misantropía. TMEO en su labor de coacher emocional quiere darte un truco para hacerte ese calvario más llevadero: el día de las elecciones llévate el 151 de TMEO y, entre introducción de sobre y sobre en las urnas, ponte a leerlo, la peña te mirará raro, quizás algún atisbo de mirada inquisitorial se pose sobre tí, esto puede que perturbe tu lectura pero ni caso, tú dale al Tmeo que somos los únicos que cumplimos nuestro programa electoral: El superávit de descojono hacia todo. Los tiros de este número van por el monotema del mes de abril, las consabidas elecciones. (?) Lo dicho, sólo este TMEO te puede salvar de la quema ese fatídico domingo. Lo dicen las encuestas demoscópicas.”
Una vez más el TMEO demuestra ser uno de los pocos productos contraculturales que aún sigue vivo y coleante en este país. Y es que en este mundo plagado, infectado por el pensamiento político y moral correcto, la gente del TMEO es una excepción. En ese sentido el comprador del TMEO también demuestra ser libre pensante, que no está encadenado a sus prejuicios. O a los de los otros.