Vitoria - La cuenta atrás es ya imparable. El próximo viernes, las salas comerciales de todo el Estado conocerán de primera mano la historia de Tellería. “Afronto el estreno con muchas ganas” dice con una amplia sonrisa Kepa Sojo ahora que La pequeña Suiza va a completar su camino encontrándose con el público. Al director laudioarra se acumulan en estas jornadas previas las citas promocionales -a Madrid vuelve mañana mismo para seguir en esta senda- mientras tiene claro que “quiero ver si todas las vueltas que le hemos dado al proyecto son recibidas como pensamos”.

Lejos parece quedar ahora el pasado otoño y las semanas frenéticas de rodaje en lugares como Artziniega, Aiara, Llodio y Vitoria o las más recientes labores de postproducción llevadas a cabo entre Barcelona y Lisboa. “El trabajo ha sido intenso, también en lo físico, pero viendo el resultado, sabemos que todo ha sido para bien”. Pasos dados para relatar la historia de un pequeño pueblo castellano situado en Euskadi que vuelve a intentar ser parte del territorio vasco. Sin embargo, los problemas para cumplir con ese deseo y el encuentro de un curioso documento en el santuario de la localidad, llevarán a sus habitantes a intentar ser parte de Suiza.

A grandes rasgos, sobre esta idea creada por Sojo y Sonia Pacios -que también hacen un cameo en el filme- pivota una película que cuenta con las interpretaciones de Maggie Civantos, Jon Plazaola, Ingrid García-Jonsson, Secun de la Rosa, Enrique Villén, Ramón Barea, Lander Otaola, Antonio Resines, Karra Elejalde, Mikel Losada, Maribel Salas y Kandido Uranga, entre otros. “No es por presumir, pero el reparto está fantástico”, dice el realizador, que vuelve al largo tras el estreno hace doce años de El síndrome de Svensson, aunque durante estos años su producción de cortos no ha parado, incluyendo una nominación a los Goya por Loco con ballesta.

En esta ocasión, “en la onda de películas como Bienvenidos al Norte” más allá de que en el modo de hacer del director siempre está presente su admirado y respetado Luis García Berlanga, Sojo ofrece a los espectadores una comedia costumbrista “contada de un modo peculiar”. Como él mismo explica, “hay momentos para la carcajada, pero sobre todo es una película para la sonrisa”, un filme que es posible gracias a la coproducción de Nadie es Perfecto, Stopline Films y Kuttuna Filmak, así como a la participación de RTVE y la distribución de Entertainment One. “Espero que la gente se ría y que se lo pase, por lo menos, tan bien como nos lo hemos pasado nosotros haciendo la película”.

En este sentido, el realizador tiene claro que La pequeña Suiza es “una comedia amable y espero que, en estos tiempos de susceptibilidades tan a flor de piel, nadie se ofenda”. “Intentamos jugar con el hecho de que a veces una casualidad hace que te identifiques con una realidad que en teoría no es la tuya para intentar aprovecharte de esa situación. No se trata de hacer una crítica a nadie, ni de hablar del nacionalismo o lo que sea porque respetamos todas las posturas. Sólo queremos que la gente vea la película y, a partir de ahí, luego que cada uno saque sus conclusiones”, describe el director, que para construir el argumento del largometraje ha tomado como referencia tanto el filme Pasaporte para Pimlico (1949) de Henry Cornelius -en el que un barrio de Londres, tras encontrar una determinada documentación, intenta hacerse francés tras la II Guerra Mundial al sentirse abandonado por el ayuntamiento de su ciudad- como la situación que a día de hoy sigue viviendo el Condado de Trebiño.

En paralelo a esa trama general se ponen sobre la mesa distintas cuestiones -al fin y al cabo, el ser humano es un filón en su comportamiento cuando sabe que puede sacar provecho de algo, aunque sea algo tan loco como integrarse en un país a kilómetros de distancia-, pero también una historia de relaciones y amor a cuatro bandas, todo ello pasado por el tamiz de la comedia. Ahora llega el momento de los espectadores y en ellos y ellas confía Sojo para que sean los mejores embajadores de Tellería y su particular anhelo de ser un cantón suizo más... en medio del País Vasco.

Meses intensos Fue el 17 de octubre del año pasado cuando los primeros planos del rodaje se empezaron a grabar, un trabajo que de manera fundamental se llevó a cabo en Álava, aunque también se dieron determinados pasos en las localidades vizcaínas de Orozko y Abadiño. Así hasta el 27 de noviembre, tuvieron lugar unas semanas intensas que revolucionaron la vida de lugares como Artziniega y se adentraron incluso en las instalaciones del Ayuntamiento de Gasteiz en la Plaza Nueva. Como curiosidad, cabe recordar que justo en medio de toda esa vorágine, Sojo vio cómo se estrenaba Khuruf en la sección oficial del Festival de Cine de Gijón, un corto rodado también en tierras alavesas el pasado junio.

Las labores de postproducción empezaron de manera inmediata tras una primera presentación ante los medios estatales en Madrid. La fecha del 26 de abril se acercaba cada vez más y “aunque en algún momento nos hemos visto con la soga al cuello, hasta nos ha sobrado tiempo”, ríe el director. Ahora ya no hay vuelta atrás, todo lo contrario. “Vamos a estar atentos al lanzamiento, por supuesto, y acompañaremos a la película todo lo que podamos, pero la verdad es que también tenemos ganas de soltarla, que ande sola y también nos ayude a poder afrontar lo siguiente”. Ya no hay que esperar más. La pequeña Suiza se hace grande.