Vitoria - Aurrera. Aurrera. Aurrera. La palabra se repite cada pocos segundos y de manera casi simultánea a través de las tres pantallas que se distribuyen por el espacio. Pero no siempre se dice de la misma manera. Las tres mujeres que aparecen grabadas, la expresan mientras son obligadas a situar sus cuerpos de manera poco natural, componiendo un mantra distorsionado e incómodo para el espectador, forzado a su vez a pisar un suelo embolsado, extraño.

Izaro Ieregi presenta desde hoy en una de las salas de Montehermoso la instalación Feroz eta kabala, un proyecto construido a lo largo del último año tanto desde el estudio que la artista vizcaína tiene en Bilbao como en su estancia en Tabakalera (Donostia), lugares en los que ha ido grabando a las tres performers que protagonizan la parte audiovisual de una pieza que también, como si de elementos escultóricos se tratara, se completa con una serie de elementos de sujeción. “Cuando entré por primera vez en este espacio, la verdad es que me asustó un poco su apariencia, pero tanto el trabajo se ha amoldado al lugar como al revés”, apunta la artista de Algorta, al tiempo que sostiene que “me atrae la violencia como aquello que media entre el cuerpo y la identidad”.

Como explica Cristina Arrázola-Oñate, comisaria de la muestra, “el cuerpo es aquí un escenario de conflicto, pero también puede serlo de liberación”. En cierta manera, “el cuerpo unido al uso de la voz como potencia subversiva para cambiar y modificar las estructuras de control, asume la responsabilidad de este trabajo. Se sueltan amarras para tomar compromisos. Se cancela la gravedad de los cuerpos para darles todo el peso y el sentido de la propuesta”. La de Ieregi es la segunda exposición que se realiza este curso dentro de la convocatoria que llevan a cabo el centro cultural y la Facultad de Bellas Artes de la UPV, una muestra que estará abierta hasta el 24 de febrero.