Mikel Laboa falleció hoy hace diez años y con motivo de esta efeméride, la discográfica Elkar ha decido rendir su propio y “humilde” homenaje editando en un cofre con todas las grabaciones del donostiarra. De esta manera, Laboa seguirá entre nosotros, tal y como explicó ayer Anjel Valdés, para quien el cantautor “sigue vivo a través de su obra”. El responsable de Elkar Musika presentó esta caja recopilatoria, diseñada por el pintor José Luis Zumeta -amigo de Laboa y responsable de las portadas de sus discos-, junto con la viuda del antiguotarra, Marisol Bastida, quien visiblemente emocionada hizo un repaso por las cuatro décadas de trayectoria musical y personal del que fuera su marido, a quien, según aseguró, le tenía “pánico” al hecho de enfrentarse tanto a los directos como a las grabaciones. Se trataba de un sentimiento, no obstante, al que Laboa conseguía darle la vuelta, permitiéndole aportar a la cultura vasca un legado que, en este caso, se traduce en una docena de discos de estudios y en directo.

Valdés quiso ayer mostrar todo su “amor” hacia Mikel, aunque reconoció que le faltaban palabras para poder definir en su totalidad la figura de este donostiarra, nacido en 1934, y para poder transmitir “el vacío” que dejó su fallecimiento el 1 de diciembre de 2008.

Elkar ha recopilado en una caja la discografía -tiene un precio de 75,95 euros- que editó a partir de 1974 cuando publicó Bat-Hiru hasta su último CD, Xoriek 17, puesto a la venta por primera vez hace trece años. Además, se incluyen dos discos en directo, incluyendo el que se realizó a partir de la grabación del concierto que ofreció en el Victoria Eugenia dentro de la Quincena Musical -Mikel Laboa. Gernika-Zuzenean 2- y en el que colaboró el Orfeón Donostiarra y la Euskadiko Gazte Orkestra. Además, esta edición recopilatoria de sus obras incluye Mikel Laboa (1934-2008), con la grabación en audio de las actuaciones de la entrega póstuma de la Medalla de Oro de la Diputación de Gipuzkoa, el 23 de diciembre de 2008. Junto a este disco, se incluye un documental que repasa la figura del artista.

Valdés comentó que fue virtud de Laboa enseñar “cuán importante es la tradición”, así como a respetarla. “También nos enseñó que si queremos seguir adelante no es suficiente con seguir reproduciendo esa tradición, sino que se debe reinterpretar, actualizar y traer al ámbito de cada uno”, expuso el responsable Elkar, quien además estableció un paralelismo “muy personal”: “Mikel era como un cangrejo, miraba hacia atrás mientras caminaba hacia adelante”.

Su obra y su legado han conseguido que la sociedad vasca en su conjunto “admire” a Laboa, lo que se demuestra con las nuevas reinterpretaciones de sus canciones por parte de músicos más jóvenes.

Con la reedición de estas obras, Elkar no busca que queden en un mero “archivo”, sino que desea que sirva de “cadena de transmisión” para su “divulgación” para llegar a las nuevas generaciones. “La cualidad de los grandes artistas como Mikel es que, después de muertos, viven a través de sus obras”, insistió.

Laboa, un clásico Por su parte, Bastida remarcó que aún hoy Mikel Laboa sigue siendo “un gran desconocido”, tanto su obra como su persona, pese a ser ya “un clásico”. Para tener un conocimiento más profundo del artista, Bastida instó a la sociedad a que visiten la página web creada por la Cátedra Mikel Laboa de la UPV/EHU (www.mikellaboa.eus), dado que es una gran fuente de información: “Servirá para que las personas que hablan sin saber, se documenten un poco más”.

La viuda del cantante subrayó el trabajo de obras derivadas u homenajes que otros artisas han hecho a Laboa, como el caso de Delorean con su trabajo Mikel Laboa -“era una apuesta arriesgada”- pero siempre como obras “complementarias”, dado que “no sirven para sustituir a la original”. De hecho, lo que consideró realmente “esencial” es la divulgación del trabajo del propio Laboa.

“Los artistas consiguen defender su obra por sí mismos, como hizo Mikel de una manera profunda durante cuatro décadas”, expuso, para después añadir que “está claro que ya no está con nosotros y ya no puede hacer esa labor”. “Es muy difícil que así la obra original se mantenga”, afirmó con cierta tristeza.

cuatro décadas Bastida hizo un repaso a las cuatro décadas de Mikel Laboa sobre los escenarios. Comenzando en la década de los 60 y concluyendo en primavera de 2007, el momento en el que el autor se vio impedido y ya no podía tocar la guitarra “todos los días” como solía hacer, “algo muy triste”, según reconoció.

Entre 1960 y 1962, Laboa sufrió de tuberculosis y nefritis, padecimientos que algunos médicos dudaba que fuese a superar, cosa que finalmente hizo. Viajó entonces a Zaragoza a culminar sus estudios de Medicina, tras lo que se trasladó a Barcelona donde trabajó durante varios meses en el Hospital Santa Creu i Sant Pau.

Fue en aquella época cuando descubrió al grupo Setze Jutges y conoció de primera mano de la Nova Canço Catalana, iniciando el “maridaje entre la medicina y la música”. Además de este movimiento, que “le impresionó mucho”, Laboa disfrutaba del trabajo de autores como Atahualpa Yupanqui y de Violeta Parra.

Al volver a Donostia en 1964, trajo consigo la “idea de grupo” que había visto en la Nova Canço y comenzó a realizar “los primeros contactos” de lo que un año después sería Ez Dok Amairu.

Durante la década de los 60 publicó cuatro EPs que incluían cuatro canciones cada uno -Lau herri kanta (Azken), en 1964; Mikel Laboa, en 1966; y Bertolt Brechten Kantak y Mikel Laboa, en 1969- y a finales de la misma publicó dos canciones que lo harían muy conocido: Baga, biga, higa y Txoria txori , ambas en 1969 e incluidas en el espectáculo Sentikaria de Ez Dok Amairu -el espectáculo fue grabado por Fernando Larruquert pero a pesar de algunos intentos nunca fue publicado-.

Bastida recordó que para el primer tema -“para muchas personas fue esencial desde su primera versión, mientras que a otros les pareció droga dura”-, se partió de dos cuestiones “onomatopéyicas tradicionales”. Estas son “Baga, biga, higa” y “Xirristi-mirristi”. “Nadie habla del contenido erótico de la canción. Me hace gracia, porque hay gente que se preocupa de otras cuestiones más peregrinas”, rió Bastida.

Sobre Txoria txori, basada en el poema de Joxean Artze, recordó que se hizo popular “en seguida” y que ya en los 70 la cantaba todo el mundo.

“cumbre” “Diría que entre 1972 y 1979, Mikel logró una de las cumbres de su carrera”. En 1974 publicó Bat-hiru, y durante esa década actuó “muchísimo” tanto en Euskal Herria como en el extranjero. Laboa actuó tanto solo como en compañía, por ejemplo, de los hermanos Joxean y Jexux Artze. No en vano, fue “parte importante” del espectáculo audiovisual Ikimilikiliklik entre 1975 y 1978.

Al terminar la gira en la que estrenó Komunikazio-Inkomunikazioa, en 1979 decidió retirarse del directo para “repensar cómo volver”. En el 80 publicó su segundo disco largo con la discográfica Xoxoa, Lau-bost. Bastida recordó que Laboa sufría de “pánico” por la responsabilidad que le suponía grabar un trabajo. En aquella ocasión al dejarle en el estudio lo vio tan mal que se sintió “culpable” y pensó que lo había “presionado demasiado”. El técnico de aquella grabación fue el músico Jean Phocas, quien le ayudó en aquella ocasión y con el que mantendría una gran amistad.

En el año 1984 volvió a los directos y comenzó a ensayar con uno de los que serían sus colaboradores más fieles, el pianista Iñaki Salvador, que en aquella época apenas contaba con 22 años de edad. En 1985, Laboa decidió dejar su trabajo como médico y se dedicó por completo a la música. En ese mismo año publicó el que sería su tercer trabajo, Sei, mientras que dos años después comenzó a colaborar con otro de sus habituales, el saxofonista Josetxo Silgero.

El doble LP Lekeitioak fue publicado en 1988 y vuelto a editar nueve años después de una forma más completa. Los 80 fueron para Laboa muy fructiferos, terminando la década publicado Hamabi en 1989.

Los 90, por su parte, fueron también años de “mucha actividad” y de amplios “reconocimientos” que acreditaron que su trabajo “había llegado a mucha gente”. Ese reconocimiento vino también en forma de colaboración con otros artistas y disciplinas. En este sentido, Bastida recordó cómo el grupo de teatro sevillano Atalaya utilizó las composiciones de Laboa en algunos de sus montajes. Asimismo, Imanol Uribe dirigió Haika Mutil, que se presentó en el Zinemaldia en 1997.

En cuanto a la producción discográfica, en 1994 publicó Hamalau; tres años después hizo lo propio con su disco en directo Zuzenean. En 1999 llevó a cabo una colaboración “muy importante” con la Quincena Musical y con el Orfeón Donostiarra, de la que surgió su segundo disco en directo, el ya citado Mikel Laboa. Gernika-Zuzenean 2. Es esta la obra de la que Julio Medem se sirvió para la banda sonora de La Pelota Vasca (2003), al tiempo la versión de Baga, biga, higa grabada por el Orfeón es también utilizada por Alex de la Iglesia en el tercer acto de Las brujas de Zugarramurdi (2013). “Esta película ha permitido que mucha gente conociese esa canción. ¡Fijaos qué tarde”’, ironizó Bastida.

En 2003 editó 60ak+2 y un año después comenzó a grabar el que sería su último trabajo, Xoriek 17, que incluyó una colaboración con Lisabö -que ayer mismo anunció la publicación de un nuevo disco de cara a la Azoka de Durango después de siete años- en el tema Orduan. La producción de este disco se demoró durante un año debido a la ya delicada salud del cantante.

su último concierto Mikel Laboa se subió a un escenario por última vez el 11 de julio del año 2006, donde pudo interpretar temas su último trabajo. Fue en la playa de la Zurriola, en el Concierto por la Paz, en el que también actuó Bob Dylan. Bastida reconoció que pese a su estado de salud, el cantante tenía “mucha ilusión” por volver al directo. No obstante, su viuda reconoció que existía una “incoherencia” entre lo que quería hacer y su estado de salud. Aunque fue un concierto “muy conflictivo”, salió adelante gracias a todos los que “apoyaron” al cantautor, según contó Bastida. La voz de Laboa se apagó dos años después, pero sigue ahora viva en su obra.

1974. Canciones: Txinaurria, Lanikan ezin egin, Gogo eta gorputzaren zilbor-hesteak, Haize hegoa, Ama hil zaigu, Urtsua uda, Baztan, Pasaiako herritik, Bedeinkatua, Nere juaneteak, Gure bazterrak, Baga, biga higa (Lekeitio 2), Haika mutil, Txoria txori, Zaude lasai, Bereterretxen khantoria, Xori erresiñula, Oies errondan dabil y Gernika (Lekeitio 4).

1980. Canciones: Kantuz, Liluraren kontra, Nahiz eta heriotza, Xoxo beltza, Izarren hautsa, Besterik ezagutu ez eta, Komunikazio-Inkomunikazio, Ama, Dialektikaren laudorioan, Oi Pello Pello, Langile baten galderak liburu baten aurrean, Herria eta hizkuntza, Haizea dator ifarraldetik, Xoxo beltza , Orreaga y Martxa baten lehen notak.

1985. Canciones: Bentara noa, Ihesa zilegi balitz, Estudioa, Gaztetasuna eta zahartasuna, Denbora galduaren bila, Negu hurbilak, Lizardi, Sorterriko koplak, Haika mutil e Itsasoa eta lehorra.

1989. Canciones: Lore sortu orduko, Kirru, Gaberako aterbea, Round midnight, Lili bat, Galderak, Antzinako bihotz y Cherokee.

1994. Canciones: Hegazti errariak, Nao es tu facultade de sentir, Goizuetan, Assentiré de grat, Oroitzen zaitudanean ama, Gure oroitzapenak, Baga-biga-higa,

Baga-biga-higa (II), Mugak y

Geure bazterrak.

1997. Disco grabado en el Principal de Gasteiz y en el Victoria Eugenia.

1999. Disco grabado en el Victoria Eugenia.

2003. Disco que incluye todas las canciones de los 60.

2005. Canciones: Galderak (II), Sustraiak Han Dituenak, Langile Baten Galderak Liburu Baten, Aurrean, James Joyce In Memoriam, Billie Holiday In Memoriam, Ne Me Quitte Pas, Piedra Y Camino, Loha-Loa, Orduan, Xoxo Beltza, Agonia, Negua, Xoriak (Xorien Ihesa) y Txoria Txori (Instrumentala).

2007. Versión ampliada del disco de 1988.

2009. Documental.

2012. Conversación entre dos versiones de Gernika (Lekeitio 4).