Vitoria - Pianista, arreglista, director musical, compositor... imposible resumir en pocas líneas la larga y premiada trayectoria de José Negroni, quien acude a Gasteiz este domingo junto a su trío, grupo en el que siempre está su hijo Nomar Negroni (batería) y del que también forma parte para esta gira por la península (viernes y sábado tocan en Madrid) el bajista vitoriano José Agustín Guereñu Gere.
¿Primera visita a Vitoria, verdad?
-Eso es.
Justo llegaron ayer de Miami y actúan dos veces en Madrid y dan un tercer concierto seguido aquí. ¿No es algo nuevo para músicos como ustedes, pero esta agenda tan apretada no es demasiado cansada?
-Lo es pero a uno le gusta lo que hace. Ahí están la motivación y la alegría de actuar, de ver un público nuevo. Esas sensaciones son las que hacen que te mantengas bien.
El público es diferente a un lado y el otro del océano o la música no conoce distancias.
-Lo primero que me ha enseñado la experiencia es que no puedes sacrificar tu repertorio pensando en qué público puedes encontrar dependiendo de dónde estés. Trato de tocar mis composiciones y que la gente las disfrute, también de los standards de jazz que hemos adaptado al estilo del grupo. Busco que nuestra música sea muy sincera, que hable de lo que siento, de lo que me gusta, porque es la forma de que le guste a otros. El público es muy inteligente y percibe lo que estás proyectando en el escenario. No creo mucho en esa palabra de comercial o no comercial, creo en la música buena o mala.
Tanto en el concierto en Vitoria como en los de Madrid va a contar con la colaboración del bajista vitoriano Jose Agustín Guereñu ‘Gere’. ¿Complicado adaptarse en poco tiempo o no tanto?
-Sabes lo que pasa, que en los conciertos que estamos haciendo mi hijo y yo solos ahora por Estados Unidos, en cada ciudad estamos tocando con un bajista del lugar. En Nueva York, Boston, Washington, Los Ángeles... hemos hecho igual. Cuando nos salió la oportunidad de estos tres conciertos aquí, queríamos volver a contar con Gere porque ya habíamos tocado con él. Es un excelente músico y una excelente persona. Así que no había duda. Además, nos dijo que sí al momento. Ayer tuvimos el primer ensayo, después de haberle enviado alguna música nueva, y pareció que fuera música que toca todos los días. Eso pasa porque le pone cariño y profesionalidad. Soy de los que trato de tocar con amigos porque la música, para mí, va más allá de lo que cobres. Y eso, al final, lo agradece el público.
Por cierto, ¿qué tal el batería de su trío, es digno hijo de su padre?
-(Risas) Es un musicazo. Además, es algo más que un batería. Estudió en Berklee (Boston), aunque allí siempre tienes que llegar muy bien preparado para poder aprovecharlo. Él lo hizo. En el trío, es la espina dorsal.
¿Cómo van a ser estos conciertos aquí, sobre la base de su último disco, ‘New era’?
-Hacemos un par de temas, pero el resto del álbum lleva sonidos electrónicos, un cuarteto de cuerda, cuatro cantantes invitados... y no hemos podido girar con todo. Así que lo que hacemos es una mezcla de los distintos discos que hemos publicado hasta ahora, también del último.
Con toda la experiencia musical que tiene, también en los despachos de la industria, ¿si alguien le pide consejo para dedicarse a esto, le diría...?
-El que se quiera dedicar al arte en general, lo primero que tiene que hacer es ponerse delante del espejo y decirse si quiere tener la dedicación que esto supone. No estoy hablando del talento. Como educador que también he sido en conservatorios, sé que la dedicación es lo más importante. Eso y la disciplina. Estudiar arte es bueno para el alma pero hace falta dedicación.