Pamplona - Después de casi quince años en que ha permanecido agotado y fuera de los circuitos en su diseño original, el libro de Jorge Oteiza Itziar, elegía y otros poemas ve de nuevo la luz, de la mano de Pamiela, en su tercera edición. Un canto al amor y una obra reflejo de la “emoción madura y serena” del creador de Orio, tal y como destacaron ayer en la presentación, realizada en la casa-taller de Oteiza de su Fundación Museo, en Alzuza, el escritor Bernardo Atxaga y la sobrina y heredera del escultor, Pilar Oteiza.

“Esta es una obra de madurez. Si Jorge Oteiza se muestra en sus obras, en este libro se nos presenta maduro, hecho. Porque a Itziar Jorge llegó siendo un hombre, y a la poesía, siendo ya un artista”, expresó Pilar Oteiza, quien recordó que su tío e Itziar se conocieron cuando tenían ambos sobre los treinta años de edad “y desde entonces se quisieron con un íntimo respeto, que podría sorprender por la serenidad, comprensión y aceptación de Itziar con el proyecto de vida que Jorge proponía, y por cómo la parte más impulsiva de Jorge se diluía ante la entereza y sentido común de Itziar”. El libro ahora reeditado, añadió la sobrina y heredera del artista, “nos muestra la emoción madura, profunda, serena, que Jorge vivió con Itziar, en expresión cuidadosa y controlada de la poesía. Porque ni con Itziar ni con la poesía fue Jorge impulsivo, desmedido o arrebatado; fue el Jorge consciente, profundo, sereno que siempre, creía, debía ser el artista”.

En palabras de Bernardo Atxaga, Itziar, elegía y otros poemas es reflejo “de la personalidad de Oteiza, de su no falsedad absoluta. De su no malicia y su no retórica, de la ausencia de cálculo e interés en su opinión. Oteiza dijo en una ocasión: Soy un artista sincero y bárbaro. Era una persona sin doblez alguna, y esto es rarísimo, y más aún, de una rareza extrema en los campos del arte y la literatura”. Esa pureza, esa “no falsedad” que tanto se destacó de Oteiza ayer en la presentación de su obra, es según Atxaga “característica fundamental para entender, comprender, seguir y valorar el primer poema de este libro, dedicado a Itziar. Un poema extraordinariamente emocionante”, afirmó. “Es casi imposible desde el lado formal o del contenido hacer un poema de amor que realmente te emocione, que te lo creas, que lo sientas. Y este lo logra”, apuntó el escritor guipuzcoano, para quien Jorge Oteiza “habla en toda la verdad de su naturaleza, y prueba de ello es que no esconde en este poema ese cariñoso paradójico calificativo que le da su mujer, Itziar, cuando se refiere a él como Enertxu, y Oteiza nos cuenta en este libro que Enertxu viene de energúmeno... La gente confiesa lo heroico, pero nunca lo que es vergonzoso”, dice Atxaga, quien destaca “la relación profunda que hay entre poesía y autobiografía” en el caso del creador de Orio.

El mencionado poema dedicado a Itziar, que abre el libro, es según Atxaga “quizá el más diáfano, el más fácil de comprender” de los que integran la edición. “Lo que viene después es una especie de serpiente poética, una serie de poemas encadenados cuya comprensión es más difícil”. En su poesía, añade el autor de Obabakoak, Oteiza “rompe el lenguaje. No es un lenguaje común, habitual en los libros de poesía. Es un lenguaje roto, traumatizado, que refleja la tensión entre dos tendencias: la que parece que tira de Oteiza para llevarle al nonsense y la que lleva a Oteiza a la ciudad. Porque él no es el artista en la torre, sino un artista que va a la ciudad. No puede escribir de una forma solipsista, no puede hacer un juego para cuatro amigos... él quiere llegar a toda la sociedad”, analiza Bernardo Atxaga, para concluir que “la metáfora precisa en estas dos riendas que tiran de él sería decir que el centauro no se desborda. Es decir, la poesía de Oteiza, a pesar de todo, no se desborda”.

Eso sí, el escritor guipuzcoano reconoce que el libro que ahora reedita Pamiela “requiere la presencia de un lector que está en vías de desaparición”. “El lector moderno es un lector que no tiene tiempo, solo dispone de los restos del tiempo para poder leer, cuando está cansado, o esperando en un aeropuerto... No es que se lea más o menos, se lee en peores condiciones. Y este libro requiere un lector con tiempo, con el reposo necesario para hacer ese viaje al interior de sí mismo que es la lectura”.

Itziar, elegía y otros poemas llega tras la edición, el año pasado, del libro inédito Mentalidad vasca con la que la Biblioteca Oteiza de Pamiela -libros diseñados y editados por el mismo Jorge Oteiza- inició una nueva andadura, una vez resuelto el contencioso con Pilar Oteiza sobre la titularidad de los derechos de autor de la obra del creador de Orio, de los que la sobrina y heredera del artista es legítima dueña. Zanjada la disputa, la relación entre Pilar Oteiza y la Fundación Museo de Alzuza ha mejorado, aunque ayer la sobrina y heredera dejó claro que el trabajo conjunto desde la Fundación por mantener vivo el legado de su tío puede mejorar: “Jorge fue activador de muchas conciencias y personas distintas, y eso es lo que deberíamos tratar de mantener en la Fundación Museo, dando a conocer a Jorge, porque lo que él fue se va perdiendo en el tiempo... Hay que ver a Oteiza directamente, porque el verle a través de otras personas ya lo desvirtúa, lo simplifica. Y Jorge era complejo. Era activador de muchas conciencias de distintas actividades humanas: arquitectura, poesía, música... Esto era Jorge. Y este museo es el deseo que él siempre tuvo en mente de que no se diluya lo que hizo, de que se mantenga y todas las generaciones que vengan después puedan tener de primera mano lo que fue él”, dijo Pilar Oteiza.