Vitoria - Cuando Iñigo Ruiz de Gordejuela regresa a tierras alavesas desde su actual residencia en Boston (Estados Unidos), tiene por costumbre quedarse en una casa cerca de la cascada de Goiuri. “Cuando nos juntamos, solemos ir a ver el salto de agua. Así que cuando grabamos el disco pensamos en llamarlo Urjauzia ya que para nosotros este lugar y este trabajo son una expresión de libertad” describe Adrián Fernández. Dicho y hecho. El pianista y el guitarrista, de la mano de Sonora Estudios y su sello Rara Avis, acaban de publicar un trabajo que el próximo 4 de enero llevarán al escenario del Dazz.
Cinco composiciones de Fernández. Otras cinco de Ruiz de Gordejuela. Diez son los temas que dan forma y fondo a un álbum que tiene tanto versión física como digital. “Pudiera parecer que viniendo de dos personas distintas, el resultado final sería dispar. Pero tanto Iñigo como yo, por así decirlo, estamos en la zona de la vanguardia. Coincide que nos gustan sonoridades parecidas”, a lo que hay que sumar el trabajo de Noam Israeli (batería) y James Heazlewood (contrabajo), “que nos han ayudado mucho a redondear todo”. Además “a ambos nos gusta explorar en las melodías folklóricas y esa influencia se nota en el disco. Así que entre todos esos ingredientes hemos conseguido, o por lo menos eso creo, que el resultado final sea homogéneo”.
Con todo, ahora es el momento del oyente. “Primero, nos gustaría generar ganas de volver a escuchar el disco. Después, crear una sensación de paz y tranquilidad. Hacemos música para que la gente se evada del día a día, aunque suene a tópico”, explica con una sonrisa Fernández, al tiempo que afirma que “se piensa muchas veces que el jazz no tiene más que dar y no es así”. “Nosotros, más allá de las etiquetas, hacemos música y lo que queremos es seguir explorando dentro de ella. Para mí, lo que tiene el jazz que no poseen otros géneros, sin menospreciar nada, es el hecho de que te deja seguir siendo un niño. Aunque tenga sus reglas y haya composiciones concretas, siempre hay un espacio donde te deja jugar y seguir comportándote como un niño”.
Con ese espíritu, tanto el guitarrista como Ruiz de Gordejuela miran ya a sus próximas citas en directo con este álbum bajo el brazo. A la actuación en el Dazz el 4 de enero (“es un lugar que está desarrollando un programa de actuaciones muy interesante”) le seguirán los encuentros con el público el 6 del mismo mes en Donostia y, un día después, en Zaragoza.
Con todo, ambos músicos tienen la mirada puesta también en verano para seguir sumando citas en la agenda. Lo que no está sobre la mesa, de momento, es pensar en un siguiente disco. “Existe una admiración mutua y nos llevamos muy bien. Así que no sé si se repetirá la experiencia pero volveremos a coincidir, en el formato que sea, seguro”, dando continuidad así a un camino que se inició hace unos cuatro años cuando los dos se conocieron en Gasteiz. Las pasadas navidades, eso sí, apareció la idea de llevar a cabo este proyecto, un Urjauzia que se grabó pocos meses después y que ahora es ya una realidad palpable.