madrid - “Un honor y un privilegio” es lo que supone para Ángela de la Cruz haber sido galardonada con el Premio Nacional de Artes Plásticas 2017, un reconocimiento que, aseguró ayer, le va a “dar fuerzas para continuar” con su trabajo en Londres, donde reside. De la Cruz (A Coruña, 1965), que fue reconocida por el jurado por “la intensidad de su obra, que explora la compleja relación entre el espacio ilusionista de la pintura y la presencia física de la escultura”, señaló que “no esperaba recibir el galardón”, concedido por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y dotado con 30.000 euros.
La artista, que en 2005 sufrió una hemorragia cerebral que le impide caminar y le dificulta el habla, recurrió a su colaboradora Luz Massot para manifestar la alegría que le produce recibir un reconocimiento que “le va a dar fuerzas para continuar con su trabajo”. “Estoy muy contenta, es un gran reconocimiento a mi trayectoria y a mi obra. Que una artista mujer de 52 años reciba este premio en su país de origen es un honor”, señaló la gallega, que está “bastante afectada” por todo lo que pasa en el mundo “en términos de política” y “preocupada” tanto por el “brexit” como “por todo lo que está pasando en Cataluña”. Esta inquietud, según señaló, se verá reflejada en sus próximas obras, pese a que nunca lo transmite “directamente”, porque su obra “no es política”.
En los últimos años, De la Cruz ha abierto “bastantes exposiciones” en Londres, la ciudad en la que reside desde 1989 y en la que se quedará “para siempre”, aunque prevé que próximamente su arte recale más en España. Massot adelantó que la artista inaugurará el próximo año una exposición en el Guggenheim de Bilbao, donde ya tiene una pieza, y dos exposiciones de Berlín.
Sus logros profesionales pueden tener relación con una personal “manera de conceptualizar la pintura sin perder el indudable atractivo formal”, como apuntó el Ministerio en el comunicado oficial con el que anunciaban a De la Cruz como ganadora del Premio Nacional de Artes Plásticas. Además, señaló el ministerio, la obra de la artista “siempre ha mirado hacia España”, aunque viva en Londres, porque hay en ella referencias a otros pintores como Velázquez, Zurbarán, Millares, Tàpies, Picasso o Goya.
De la Cruz trabaja con varias importantes galerías nacionales e internacionales y está presente en todos los manuales de referencia y catálogos sobre pintura de los últimos años. Entre sus obras más representativas destacan su pieza Ashamed (1995), una pintura amarilla en rafia rota por el centro; Ready to wear (1997-2003), una serie de telas de color rojo desgarradas por la artista como si estuviera vistiendo al cuadro; y Nothing (1998-2005), varias telas negras que De la Cruz dejó en el suelo como un desecho. - Efe