- El Festival de Peralada acogió con gran éxito el viernes a la noche, y por primera vez en Catalunya, el ballet La Bella y la Bestia, en una colaboración del coreógrafo francés Thierry Malandain y la Orquesta Sinfónica de Euskadi (OSE). Esta producción fue estrenada en el Chateau du Versailles y, después de recorrer numerosos escenarios vascos, ha recalado por primera vez en Peralada. Asimismo, fue la primera vez que la OSE participa en este prestigioso festival. La música de Tchaikovsky sonó en directo desde el foso dirigida por Ainars Rubik, en un concierto que contó con la presencia del consejero de Cultura y Política Lingüística, Bingen Zupiria.
Una gran estreno en Catalunya, un gran debut del Malandain Ballet Biarritz en Peralada, un gran repertorio musical y una magnífica actuación de la orquesta que fue muy bien valorada por el público con ovaciones.
El espectáculo fue interpretado por 22 bailarines, quienes, a pesar de tener una formación clásica, consiguieron a través de las coreografías de Malandain transmitir una expresión a medio camino entre la tradición y la contemporaneidad. El reconocido coreógrafo francés introdujo como novedad la figura del artista, su alter ego sobre el escenario, que fue interpretado por dos bailarines para guiar la historia y los pasos de los protagonistas.
Esta fue la tercera ocasión en la que el Malandain Ballet Biarritz trabaja junto a la Euskadiko Oskestra Sinfonikoa, que ya colaboraron en los espectáculos de Magnifique y La Cenicienta.
Asimismo, destacó la escenografía, la cual fue encargada a Jorge Gallardo y Frédéric Vadé, que optaron por instalar telas de distintas texturas para conseguir figurar las páginas de un libro.
La recaudación de la representación fue destinada para financiar la primera unidad de prevención y diagnóstico precoz del alzhéimer del Estado.
La Bella y la Bestia viajará al Festival Internacional de Santander (FIS) el próximo 13 de agosto, donde la Orquesta Sinfónica de Euskadi interpretará la música de Tchaikovsky y acompañará también a los bailarines del ballet. - Efe/DNA