PiLT anunció su regreso y, a su vez, pidió a sus seguidores, a través de Facebook, que hicieran la selección de canciones que ibais a tocar en esta pequeña gira. Hil da jainkoa no estaba entre las elegidas, ¿se van a atrever a no tocarla?
-No (risas). Va a estar en el repertorio, obviamente. Estuvimos vacilando con eso, quizá empezar los bolos con ese tema o hacer amago de que no tocarla... Pero no vamos a darle tanta tensión y la vamos a hacer.
Rafa Rueda ha desarrollado una carrera en solitario que poco tiene que ver con el estilo desarrollado en PiLT, de hecho se trata de trabajos vinculados al pop. ¿Necesitaba volver a los sonidos más duros?
-En julio grabo mi siguiente disco. Esto es un regreso puntual, que nació de casualidad, porque el grupo nos seguimos juntando para cenar... El punto de partida fue el Ibilaldia de Mungia, que nos propuso hacer la canción para este año. Se lo comenté a la banda, teníamos tiempo (la propuesta fue en septiembre del pasado año) y decidimos hacerlo. De todas maneras, en lo que respecta a PiLT, la gente se ha sorprendido de mis giros, en el sentido que apuntas, que dejé el grupo y empecé a hacer pop... Pero es que dentro de PiLT también había pop, aunque, quizá por Hil da jainkoa y otras, siempre nos han calificado como un grupo cañero. Pero estilísticamente ofrecíamos una abanico bastante amplio de sonidos... Y es que yo no concibo los estilos tan compartimentados, para mí todo es música; melodía, ritmo y armonía, no tiene mayor misterio. Antes ya hacía pop, y en PiLT hacía pop y más cosas, y ahora, en solitario, hago pop. Lo veo de una manera más natural y menos sorpresiva que la gente.
Para estos conciertos la formación se amplía a quinteto (Rafa, guitarra y voz; Aitor, teclados; Xanpe, batería; Txarlie, guitarra y bajo; y David, bajo), incluyendo a todos los músicos que en el algún momento han formado parte de la banda. Incluso se plantearon dos bajistas, como en su día hicieran los navarros Síndrome del Norte, pero, al final, no va a ser así...
-No, se van a alternar bajos y guitarras. Existe la posibilidad, que todavía no se descarta, de que en algún momento puedan tocar dos bajos a la vez, pero, en principio, vimos que era más interesante dejar espacio para guitarras y un bajo. Nuestra formación siempre ha sido de cuarteto, quitando la gira del último disco, que fue en trío. Las canciones estaban compuestas para esas formaciones y al ser quinteto hemos tenido que darles una vuelta, para buscar el sitio de cada uno. Y la verdad es que el color que nos ha aportado ese miembro más ha sido bueno porque nos ha llevado a redescubrir los temas. Además, de cara al público que puede venir a estos conciertos, significaba añadir un plus; es decir, no vas a ver un concierto de PiLT más.
Hablando del púbico, ¿el reto será no solo atraer a los que ya conocen al grupo sino conquistar a esos jóvenes que no os conocen?
-La verdad es que tenemos muy poco tiempo para intentar atraerlos, porque esto empieza y se acaba en un plazo muy corto. Pero aun así, hemos anunciado con tiempo la vuelta. Y ha sido una sorpresa ver cómo gente ligada a la música, grupos formados por jóvenes de veintipocos años, tenían cierta curiosidad y admiración por PiLT, o era una referencia para ellos; hablo de bandas como Belako o Leun, cuyos integrantes casi no habían nacido cuando nosotros empezamos. El feedback que hemos testado a través de las redes sociales ha sido sobre todo de gente que vivió el grupo, pero también de jóvenes que están empezando o con cierto bagaje, pero que son de otra generación y tienen ganas de vernos en directo. Resultar interesantes para creadores actuales, para nosotros es un motivo de mucho orgullo,
Ya han anunciado que este regreso de PiLT es puntual, pero una vez que uno se sube al escenario y vuelve la adrenalina, la cosa cambia.
-Sí, cambia. De hecho, cuando el grupo ofreció su última actuación, no estaba pensada como si fuera una disolución. Simplemente aparcamos el grupo por inercia, el cuerpo no nos pidió quedar para ensayar... y, además, cada uno estábamos inmersos en nuestros proyectos personales. Tampoco anunciamos ninguna disolución de la banda; ahora, pasado un tiempo, ha surgido esta oportunidad de juntarnos y hacer algo, que será muy puntual, porque como digo, en julio entro a grabar mi siguiente trabajo; David está con Berri Txarrak y ya tienen planes para otoño; Txarlie está viviendo en Madrid... Por todo ello, juntarnos es muy difícil y por eso la gira se circunscribe solo a cuatro o cinco conciertos, porque ha sido imposible fijar más fechas. Esto ya condiciona poder decir ahora cómo va a finalizar esta etapa, lo cual no quita para que, en un momento dado, nos pueda apetecer volver a hacer alguna actuación más o que incluso se graben los conciertos para una posterior edición de un directo, ya que no tenemos registrado ninguno ni en vídeo ni en audio.
En directo sonarán temas que tienen más de 20 años y que ahora es imposible que, por la evolución de los músicos y por el tiempo pasado, se interpreten igual, ¿cómo se han enfrentado a ellos y cómo ven que ha cambiado su defensa?
-Esto ha sido una de las más gratas sorpresas que nos ha pasado ensayando. Cuando estás metido en una dinámica de hacer 70 bolos al año, durante diez años, en los que no haces nada más que grabar y tocar, no eres consciente de la dimensión que tiene lo que estás haciendo. Es una espiral de movimiento continuo, pero cuando dejas pasar una década y vuelves a coger esas canciones, cuentas con el plus de la experiencia y esa objetividad que antes no tenías al estar metido en esa espiral. Y nos hemos dado cuenta de lo bien que ha pasado el tiempo por las canciones, porque te pones a tocarlas y te das cuenta de que todavía están vivas. Creo que una de las mayores virtudes de PiLT es que los temas que grabamos tiene el don de la atemporalidad. Eso no significa que vayamos a hacer un revival de nada, las canciones que vamos a tocar podrían formar parte de un repertorio de cualquier grupo que hoy esté ofreciendo cosas nuevas. Ser consciente de lo que hiciste en aquella época y del valor que tiene, nos hace estar más seguros de lo que tenemos entre manos ahora.
¿Cómo hay que entender la foto promocional del grupo en la que aparecen como enfermos recién salidos de un hospital?
-Es un poco reírnos de nosotros mismos. Siempre se especula con que, a partir de cierta edad, si haces una gira, te vacilan con lo de si volverás a saltar como cuando tenías 20 años o si nos dará un patatús en mitad del concierto. Intuyendo que este tipo de comentarios iban a existir, en músicos de nuestra edad, decidimos reírnos de nosotros, saliendo en la foto como si nos hubiéramos hecho un chequeo médico y nos hubieran dado el visto bueno los doctores para que la gente sepa, por lo menos, que no nos debiera pasar nada (risas).