vITORIA - Paco Mir sostiene que tanto él como sus compañeros de trío, Carles Sans y Joan Gràcia, conservan intacta la ilusión de hacer reír al público con la que empezaron hace casi cuarenta años, cuando decidieron iniciar una de las aventuras del humor más prolífica y exitosa del Estado. Y con esa sensación quieren dejar las tablas al final de la gira de HITS, siglas que admiten toda clase de significados. Como por ejemplo, Humor Inteligente Trepidante y Sorprendente. Los días 3, 4, 5 y 6 de mayo, la compañía estará en el Principal, estando las entradas disponibles para las cuatro funciones (todas a las 20.30 horas) por 32, 28 y 15 euros, dependiendo de la ubicación dentro del teatro de la calle San Prudencio.

Dicen que las despedidas, cuanto más breves mejor, pero van a tener casi cuatro años para hacerlo.

-Bueno, para nosotros sí es una despedida porque hemos dicho que es la última gira, pero no tenemos esa sensación. Al final, van a ser cuatro años de pasar por distintos teatros, así que no sentimos que sea un hasta nunca. Va a ser algo muy suave. Y después tampoco nos vamos a retirar, no vamos a colgar las botas ni los guantes.

Y tampoco se descarta que vayan a volver en algún momento. Esa es una puerta que no está cerrada del todo por lo que parece,, ¿no?

-Desde luego. Ya sabes que los artistas somos mentirosos por naturaleza y quién sabe, está todo muy abierto. Esto es un cambio de ciclo, cerramos éste y empezamos otro más de producción y dirección.

¿Entonces Tricicle continuará?

-Sí, sí, seguiremos. La empresa está en funcionamiento, con su oficina y todo, y habrá que alimentarla.

Van a cumplir 40 años sobre las tablas, no muchos pueden decir eso.

-Casi ninguno. Hay muchas compañías que tienen más años que la nuestra, El Joglars, por ejemplo, que ha cumplido 50, pero Boadella hace mil años que dejó de actuar; Comediants, lo mismo, igual que La Fura o La Cubana. Creo que, a día de hoy, somos la única compañía que sigue dando el callo cada día.

¿El vivo y directo es una adicción difícil de dejar?

-No. Imagino que cuando acabemos la gira tendremos el mono, pero también llevamos encima muchos hoteles, mucho viajar y mucho tiempo fuera de casa. Nos gusta mucho actuar, es muy divertido, pero cuando estamos en casa dos o tres días es como estar de vacaciones.

Saber dónde se despierta uno todos los días...

-Claro, es que esto nos pasa muchas veces. Despertarte y al principio no saber dónde estás...

¿Hay algo comparable a esa sensación que se produce en el momento de pisar el escenario y percibir la expectación del público presente?

-Hay un clic mágico siempre. Puedes tener más o menos ganas de actuar, estar aburrido o aburridísimo, pero durante ese segundo en el que pones el pie en el escenario se produce algo mágico en el que dejas de ser la persona aburrida que no quiere trabajar y te conviertes en el actor que quiere sacar el cien por cien de sus capacidades. Y más en el terreno del humor, donde la risa es el premio. No podemos bajar la guardia, un humorista no puede hacer una función a medias, porque siempre es un desastre. No podemos disimular, hay que hacerlo lo mejor posible siempre.

Pocos pueden decir que llevan casi cuatro décadas haciendo reír a la gente. Un dentista, un callista o un bancario no, por poner algunos ejemplos.

-Bueno, los dentistas fabrican sonrisas (ríe). La verdad es que mucha gente nos agradece que le hagamos reír. De hecho, el auténtico mensaje del mundo del espectáculo es generar evasión durante ese rato; que en ese tiempo te olvides de tu vida bien con la risa o con un drama tremendo, de modo que digas ‘pobrecitos los que están viviendo esa historia sobre el escenario’. El teatro siempre es una evasión que luego te puede llevar a reír, a meditar, a reflexionar, pero la prioridad para cualquier director es captar al público desde el segundo uno y soltarlo al cabo de un par de horas. Y, sobre todo, la primera misión es no aburrir.

Muchos dicen que hacer reír es muy difícil, y seguramente es así, pero Tricicle da siempre esa sensación de naturalidad, de sencillez... Seguro que eso solo se logra porque hay mucho trabajo detrás.

-Pasa lo mismo con cualquier cosa. Por ejemplo, ves a Federer jugando y parece tan fácil; o ves a alguien haciendo tres mortales seguidos y parece sencillo, pero luego a ti no te sale ni una voltereta. En nuestro caso, tenemos cuarenta años de práctica, de mejorar, de repetir, de corregir, de adquirir seguridad...

¿Y qué queda de esos tres jóvenes que estudiaban expresión corporal y que decidieron emprender un viaje en un triciclo?

-Conservamos la ilusión de querer hacer reír. Hay gente que hace comedia o drama, que es intérprete y toca todos los palos; pero nosotros somos humoristas, y los humoristas tenemos esa necesidad de oír la risa.

¿Cómo saben que un número va a ser un éxito o no?

-Nunca se sabe con seguridad. Sí que tenemos cierta intuición que nos falla pocas veces, pero a veces hemos sacado números de espectáculos porque no funcionaban lo suficientemente bien, y al revés, hay números que para nosotros eran normalitos, casi de relleno, y se han convertido en un bombazo.

Muchos de sus sketches están sacados de la vida cotidiana, de esos momentos en los que a veces ni nos fijamos, ¿ahí está la clave de su humor?

-A veces la empatía se produce de dos formas diferentes. La más fácil es poner al público en situaciones que le han sucedido. Saber que no estás solo en el mundo y que hay más gente a la que le ha pasado lo mismo favorece esa conexión. Otras veces, se trata simplemente de llevar al extremo situaciones cotidianas para despertar la imaginación del público. Nuestro gran secreto es viajar al unísono con la imaginación del público.

Del mismo modo que los espectadores han ido viendo cómo cambiaban los humoristas y el tipo de obras que presentaban, ¿cómo ha notado esos cambios Tricicle?

-El cambio más radical de los últimos años es la aparición de lo políticamente correcto, y eso va en contra del humor, que siempre debe ser políticamente incorrecto. Otra cosa es el mal gusto. Hemos pasado por momentos en los que parecía que no se podía decir nada y eso limita mucho. Aparte, siempre hay modas. Hace un tiempo había cuentachistes, que no son humoristas, son cuentachistes más o menos graciosos; luego llegaron los monologuistas, que usan un pequeño hilo argumental, pero el número acaba cuando el cómico se despide y ya está; también hay actores, como era Pepe Rubianes o es Pepín Tre, que muestran un espectáculo más elaborado, con estructura dramática; compañías que elegían el humor y la ironía, como T de Teatre... Pero entiendo que, en términos generales, el humor se ha atontado en esta sociedad.

¿En qué sentido?

-Ahora es mucho menos sofisticado de lo que era antes. Hoy nadie entendería a Tip y Coll, por ejemplo. Solamente hay que ver el nivel de las series de televisión de humor, es mucho más bajo que antes. El público entiende mucho más de lo que creemos. Se ha bajado el nivel muchísimo.

¿Suelen coincidir con el público en sus números preferidos?

-Sí, a nosotros nos gusta cuando la gente se ríe mucho, que suele ser con los números más populares. Pero también hay momentos más sutiles, delicados, más de sonrisa que de risa. Y no son peores, simplemente son más íntimos.

Creo que en el caso de HITS anuncian que el público podrá elegir varios números previamente, pero luego hacen un poco lo que quieren.

-Un poquito (ríe). Lo que no puede elegir el público es el fin de fiesta, que es un cuarto de hora de resumen de gags que no tienen ninguna conexión entre sí, salvo que hacen reír. Acabamos bien arriba.

Saber que Tricicle ha sido una especie de legado familiar de padres a hijos y a nietos y que les conocen distintas generaciones debe ser muy estimulante.

-Es bonito verlo y escucharlo. A veces vienen abuelos, padres e hijos juntos a vernos y se genera esa sensación de que parece que la familia que ríe unida permanece unida. A veces un padre acompaña a su hijo a un espectáculo infantil y ni se entera ni le hace gracia nada, pero en este caso ves que todos ríen juntos, en diferentes niveles de lectura, y es una gozada.

¿La libertad que se han dado entre los miembros de la compañía para desarrollar otras facetas es la clave para que la relación haya durado tanto?

-Desde luego. Estas vidas paralelas no solo nos han dado libertad, sino que nos han llenado de experiencias que han revertido en Tricicle.