Vitoria - Tras 14 años de la publicación de su primer trabajo, a finales del año pasado La piel transparente se hizo realidad. “Me ha pasado la vida”, ríe la vizcaína Iratxe Mugire.
Casi década y media desde su anterior disco, ‘Innis Fodhla’. ¿Dónde ha estado?
-(Risas) Pues en la vida. Trabajando y encontrando el momento oportuno para hacer La piel transparente. Desde 2002 he estado buscando este momento, aunque, eso sí, aunque el disco ha salido a finales de 2016, llevo con él desde 2013.
Casi es empezar una trayectoria nueva.
-Sí. Hombre, por una parte no empiezo de cero porque tengo un camino detrás, unas actuaciones... pero, por otra, sí es un nuevo comienzo porque en este caso soy también la productora, la que se ha encargado de coordinar a todas las personas que han intervenido en el proyecto, la que ha pagado... Toda esa parte de la gestión y la producción sí que está siendo un aprendizaje. Es una elección muy consciente la que he realizado. He querido que este disco fuera una extensión de mi ser.
Un reto lleno de dificultades y es de suponer que también satisfacciones, ¿no?
-Por supuesto. Es verdad que no tienes la bola de cristal y no sabes cuándo van a funcionar las cosas y cuándo no. Pero este disco, pese a todas las dificultades, es como el mandato del alma. No puedo no hacerlo. Han sido tres años de trabajo con canciones que ya estaban compuestas, de darle forma a todo junto a Pedro de la Osa. Y claro que ha habido momentos de dificultad, pero cuando han llegado, sólo he querido seguir hacia adelante. De todas formas, no quería sacar sólo un disco, sino que buscaba arrancar un camino y hacerlo en serio.
¿Cómo están siendo los directos?
-Al final, como el disco, es un directo tranquilo. Ésta es una música para escuchar con calidad y con silencio. Al principio, cuando estaba trabajando el álbum, sí pensaba en instrumentarlo mucho pero después optamos por otra vía. Tienes, por ejemplo, canciones de Silvio Rodríguez en las que sólo hay guitarra y voz pero no echas nada en falta. La cuestión es trabajar con pocos elementos pero que sean muy buenos. Es lo que hemos intentado. Y eso es lo que llevamos al directo, para que la música le llegue a la gente con la calidad para tocarte el alma, como a mí me ha pasado con Silvio, Pablo Milanés y otros músicos.
Por cierto, ¿cómo ha sido el camino junto a Pedro de la Osa?
-Él llegó y me quiso ayudar con la experiencia acumulada a lo largo de sus 30 años de trayectoria. Y apareció en el momento en el que justo estaba buscando quién me podía echar una mano para ayudarme a coger las riendas. Las canciones son mías, las letras son mías, aquí habla mi alma. Este disco lo llevo persiguiendo 20 años. Y en él está también su huella y su generosidad.
¿Por qué en diferentes idiomas?
-Es lo que me sale en cada momento según lo que estoy viviendo en cada instante en mi vida, sea en castellano, en euskera o en gallego.
¿Habrá que esperar otros 14 años?
-(Risas) No, hombre.