el bertsolarismo en Álava goza de buena salud. De ello da fe el campeonato provincial que se disputa desde el pasado 5 de febrero por todo el territorio. En él se están viendo las caras 18 bertsolaris de entre los que surgirá la persona merecedora, no solo de la txapela alavesa (en manos de Manex Agirre desde 2015), sino también de representarnos, junto a otro compañero, en el certamen a nivel de toda Euskal Herria. Todos ellos han surgido de la red de bertso eskolas que en la actualidad se extiende por seis comarcas, con presencia en diez localidades diferentes, y contando con 26 grupos y 160 participantes de todas las edades.

Sin embargo, hace 35 años este importante legado cultural de la tradición oral vasca era del todo inexistente en nuestra provincia, hasta que un grupo de jóvenes de la Cuadrilla de Ayala decidió unirse para dar forma a la que se convirtió, allá por 1981, en la primera bertso eskola alavesa: la de Llodio, aunque meses después surgió otra en Gasteiz. Con todo, para hacer honor a la verdad, “las primeras reuniones las celebramos en Amurrio, concretamente, en la sede del club de montaña Mendiko Lagunak”, recuerda Jon Guerrero quien, junto a Josu Aldama, Txaber Errasti o el aún hoy día bertsolari en activo y participante en el citado certamen que culminará el 1 de abril en el Principal gasteiztarra, Serapio López, dio impulso a esta iniciativa.

Primera clase con Amuriza A ellos se les sumarían desde los inicios Txema Alangua, Emiliano Díez, Karla Santisteban, Juanjo Respaldiza, Jesús Ángel Santacruz, Peli Pagazaurtundua, Iñaki Mendiguren, o el arratiarra Pedro Mari Bizkarguenaga, que aún retiene en su retina como si fuera ayer la primera clase. “Yo estaba recién llegado de Dima y tenía muchas ganas de encontrar una cuadrilla con la que cantar canciones euskaldunzaharras. Fue un compañero de trabajo en la empresa Vidrala el que me informó de que se iba a crear una escuela de bertsos en Llodio, y sin pensármelo dos veces me presenté a la cita en el viejo local de la Herriko Plaza. Me llevé una sorpresa mayúscula cuando apareció Xabier Amuriza”, relata.

El espacio al que hace referencia Bizkar -diminutivo con el que llaman sus compañeros a Pedro Mari- era el antiguo euskaltoki municipal laudioarra, ubicado junto al también desaparecido bar Los Arcos. “Allí estuvimos muchos años, pero hubo un incendio que arrasó todo el edificio, por lo que el Ayuntamiento nos trasladó a otro local en la conocida como Casa de la Música del parque Lamuza, donde tuvimos como gran director de orquesta a Iñaki”, apunta Pagazaurtundua, recordando a su ya fallecido compañero (aita de la bertsolari Izar Mendiguren, también en pugna por la txapela del bertsolarismo alavés 2017) y haciendo referencia al carácter autodidacta del grupo.

Y es que, salvo aquella primera clase con Amuriza a la que se refería Bizkar, u otros profesores tales como Abel Enbeita o Trino Azkoitia de la escuela de bertsos de Algorta, a los que contrataron durante el segundo y tercer curso (1982-1984), lo cierto es que esta cuadrilla se formó a sí misma en las técnicas del bertsolarismo. “Éramos capaces de armar las estructuras más difíciles, pero luego no sabíamos ni lo que era una copla, que es lo más básico; nos convertimos en nuestros propios profesores”, subraya Juanjo Respaldiza. En este sentido, no es de extrañar que Bizkar asegure que “salimos medio aprendidos con las cuatro nociones en torno a cómo hacer las rimas y medir que nos dio en aquella clase Amuriza, porque nosotros de música sabíamos pero de hacer bertsos no; y no es sencillo, sino todo lo contrario. Cuanto más euskera se sepa mejor para salir del paso y no quedarte estancado cuando, por ejemplo, te falte una sílaba, ya que no hay que olvidar que esto consiste en construir rimas sobre la marcha”.

De cena para practicar Así, equipados con el libro Zu ere bertsolari del propio Amuriza, y con Josu Aldama como dinamizador, superaron el primer curso. “Nos juntábamos todos los viernes para dar teoría de 20.00 a 22.00 horas, y luego se nos ocurrió que qué mejor forma de poner en práctica lo aprendido que en torno a una cena”, recuerdan. Ahí surgieron las bertso afari del bar El Túnel del barrio de Areta, a las que no faltaron ni un solo viernes durante una larga década. “Por esto mismo, es habitual entre los bertsolaris de Aiaraldea utilizar el juego de palabras en el túnel vimos la luz”, matizan, los que con el paso del tiempo y tomado confianza en sus aptitudes como bertsolaris, comenzaron a alargar estas veladas acudiendo a las fiestas de toda la comarca. “Teníamos mucho ímpetu. Nos íbamos después de cenar a las verbenas y pedíamos permiso a las orquestas para subir al escenario a botar bertsos. Anda que no hemos tenido que aguantar kanpora y fuera de ahí ni nada. Nos pasó de todo pero es que lo poco que sabíamos queríamos enseñarlo”, explica Aldama. Y es que, como añade Pagazaurtundua, “hemos hecho mucho el ridículo pero esa es la única forma de llegar lejos”.

De hecho, poco a poco fue quedando atrás su primera aparición pública en el frontón de Amurrio “donde acudimos con los bertsos aprendidos de memoria”, y su empeño e ilusión comenzó a dar fruto, ya que todos, en mayor o menor medida, terminaron convirtiéndose en bertsolaris, participando en concursos y siendo contratados en bodas y fiestas. “En el décimo aniversario publicamos un folleto con los bertsos más significativos de nuestra andadura o que nos habían proporcionado premios”, recuerda Respaldiza; mientras Bizkar afirma orgulloso que “llegó un tiempo en el que no había en 40 kilómetros a la redonda ninguna fiesta sin algún bertsolari de Ayala”.

El bertso llega a la escuela Sin embargo, alcanzar su meta también supuso el final de sus encuentros de los viernes, hasta que en la década de 1990 Jon Guerrero elaboró un organigrama, que consultó al resto, con la firme intención de que con ellos no se terminase esta aventura. Fue la semilla del programa de bertsolarismo en horario lectivo que aún hoy sigue vigente en las escuelas de toda la comarca ayalesa, llegando cada año a centenares de alumnos. “Yo fui el primer profesor de este programa en colegios de Amurrio y Llodio, y del que ahora se ocupan jóvenes bertsolaris que surgieron, precisamente, de esta etapa”, apunta Juanjo Respaldiza, en referencia a nombres como Unai Mendibil, Izar Mendiguren o Asier Rubio de la localidad ayalesa de Luiaondo.

Con el tiempo, este programa se ha ido extendiendo con las colonias de bertsolarismo que se organizan cada año, en la semana de Pascua, para estudiantes de Educación Primaria; y a los que se les ha sumado este año el programa Bertsoa Bizi Gazte. Con todo, de lo que más orgullosa se muestra la cuadrilla de El Túnel es de “la influencia brutal y directa que el bertsolarismo ha tenido y tiene en la euskaldunización y la normalización del euskera”, sentencian quienes hace tres décadas y un lustro tan solo buscaban con quien compartir unas horas semanales de su vida en euskera, y se terminaron convirtiendo en los aitas del bertsolarismo alavés.

Bertsolaris al óleo Ayer, Llodio albergó la quinta de las seis semifinales del Campeonato de Bertsolaris de Álava y, desde este martes hasta el 31 , será el vecino Amurrio quien aporte su granito de arena al bertsolarismo en forma pictórica. De hecho, la sala de exposiciones de La Casona va a acoger la muestra Euskerean Bidetik, del pintor de Zeberio, Txomin Golloaga.

Se trata de 74 retratos al óleo sobre lienzo, de personas reconocibles de la cultura vasca, que serán expuestas por temática, siendo la más prolífica la dedicada a bertsolaris. Dentro de esta sección se va a poder disfrutar de los retratos de Jon Azpillaga, Bilintx, Txirrita, Peio Errota, Basilio Pujana, Jose Lizaso, Txomin Garmendia, Maialen Lujanbio, Andoni Egaña, Sustrai Colina o Uxue Alberdi, hasta un total de 41. Por su parte, Lauxeta, Xabier Lizardi y Aite Santy darán visibilidad a los poetas vascos, y Resurrección María de Azkue, Koldo Mitxelena y Jose Miguel de Barandiarán serán una representación de los euskaltzaileak. Completarán la muestra cantantes como Mikel Laboa, Benito Lertxundi, Xabier Lete, Maite Idirin y Gontzal Mendibil.