Nada más constituirse los nuevos gobiernos tanto de la Diputación Foral de Álava como del Ayuntamiento de Gasteiz, la propuesta se puso encima de la mesa: realizar dos planes estratégicos culturales que sirviesen para configurar el futuro de las políticas que afectan al sector tanto en el ámbito del territorio como de su capital independientemente de los cambios de siglas. Y hacerlo dando pasos reales y a la vista, sin caer, como en ocasiones anteriores, en promesas llevadas por el viento y dinero invertido en informes y otras acciones que después no servían para nada. De hecho, las dos administraciones tienen partidas presupuestarias consignadas en 2016 para acometer un proceso que en una primera fase se está llevando a cabo de puertas hacia adentro, aunque con la intención de transitar el resto del camino junto a los agentes externos.

No hay plazos de finalización de los procesos que se tienen que construir en esta legislatura puesto que nadie se quiere arriesgar a entrar en polémicas de calendarios en caso de que no se cumpla una fecha concreta, aunque en el caso del Consistorio sí se ha fijado que su primer plan debe tener un plazo de actuación que vaya de 2016 a 2021.

En estos momentos dentro del Ayuntamiento de Gasteiz, la unidad de Acción Cultural, el Archivo Municipal, la Red de Teatros, la Banda de Música de Vitoria, la Academia de Folklore, la red de centros cívicos, la Escuela de Música Luis Aramburu y el Conservatorio de Danza José Uruñuela están ya tomando parte en un proceso de consulta y aportación de ideas, antes de abrir la siguiente fase junto con el sector y la ciudadanía en general. En el Consistorio se considera que los funcionarios y técnicos han sido siempre los grandes olvidados en este tipo de análisis generales, algo que no se quiere repetir en esta ocasión.

En este sentido, los responsables municipales han comentado que se está trabajando en distintas líneas, como la elaboración de un mapa de lugares y programaciones o la dotación presupuestaria de partidas para la creación, el apoyo y protección de iniciativas privadas que fomenten la generación del tejido y el consumo cultural de la ciudadanía. Además, el Consistorio quiere promover la cultura de proximidad a través de los centros cívicos (incentivando el asociacionismo y creando grupos de trabajo del vecindario en materia de expresión cultural); favorecer la inserción social de las personas con discapacidad en el ámbito de la cultura y la inserción cultural de distinto signo de género, racial o religiosa; y crear una agenda cultural con la finalidad de que todo el año haya programación en el municipio, entre otras cuestiones.

Asimismo, se prevé crear un fondo institucional (Fundación Vital, Diputación, Ayuntamiento y Gobierno Vasco) para “favorecer la creación de un tejido de Pymes en el sector cultural del municipio y la industria de la creatividad”.

En lo que respecta a la Diputación, el área que dirige Igone Martínez de Luna también ha iniciado, de manera interna, el proceso para el establecimiento de un diagnóstico sobre la situación del territorio y la recepción de propuestas, aunque en la institución foral apuntan a que ahora se están dando los primeros pasos, un inicio que en breve desembocará en un periodo de más actividad para dar fondo y forma a su propuesta estratégica para la cultura alavesa.

Al fin y al cabo, los que ambas instituciones buscan con estos planes es fijar la situación actual del ámbito cultural y, desde esa base, establecer líneas de trabajo, necesidades, apuestas, recursos, presupuestos... un marco general que sea al mismo tiempo flexible para saber adaptarse a las circunstancias y rígido ante los vaivenes políticos, un sistema capaz de ser evaluado de manera constante para su adecuación pero sustentado en un consenso institucional y sectorial que no ponga en duda sus objetivos. Por el momento, ambas administraciones se han puesto en marcha.