Johannesburgo. Cuando la mañana del 14 de febrero de 2013 se supo que Oscar Pistorius había matado a tiros a su novia, Reeva Steenkamp, muchos vieron en lo ocurrido un guión inmejorable de película de Hollywood.
Un cóctel de épica, éxito, amor, belleza, fama y tragedia, completado después por el drama judicial, inmensamente fértil para el cine y la literatura.
Mientras llega la película, han sido publicados ya hasta siete libros sobre el caso, que ha vivido esta semana su penúltimo episodio en los tribunales con la comparecencia del atleta ante el juez.
"Pistorius, la sombra de la verdad", "Detrás de la puerta", "De cuento de hadas a tragedia bajo los focos", "Reeva. La historia de una madre" (escrito por la madre de la modelo asesinada), "Un accidente inevitable", "El Estado contra Oscar" y el más reciente: "Pistorius contra la verdad".
En este último, dos investigadores aficionados contradicen la resolución judicial mediante un supuesto análisis científico de las pruebas.
Con paciencia y aparente rigor, los hermanos Thomas y Calvin Mollett han analizado las heridas que la autopsia encontró en la espalda de Reeva para establecer que encajan con la forma del bate de críquet que Pistorius dijo haber utilizado para derribar la puerta del baño donde murió la joven.
Los quijotescos detectives -que cuestionan varias omisiones del caso y un trabajo forense de la Policía que consideran vago- concluyen que el corredor golpeó a su novia con el bate antes de matarla de cuatro disparos.
De resultar cierta esta hipótesis, Pistorius habría mentido al asegurar que no hubo ninguna disputa entre ellos y que abrió fuego contra Reeva al confundirla con un ladrón que había entrado por la ventana del baño, una versión aceptada por la justicia.
Después de que prosperara el recurso contra su polémica condena por homicidio involuntario, el Tribunal Supremo le declaró culpable de asesinato al entender que su intención era la de matar a la persona que había en el baño, supiera o no que se trataba de su novia.
Pistorius, de 29 años, conocerá su sentencia definitiva a partir del 13 de junio. La justicia sudafricana prevé un mínimo de quince años de prisión para este tipo de delito.
El único de estos libros traducido de momento al español es el del periodista John Carlin, "La sombra de la verdad".
Lejos de dar respuestas a lo sucedido, Carlin traza, a través de entrevistas con allegados al corredor en los cinco continentes, un complejo retrato del mito caído.
El Pistorius que encontró Carlin es un joven marcado por su discapacidad, brillante, encantador y vulnerable, confiado y arrollador unas veces, e inseguro e irascible otras.
Alguien capaz de la mayor generosidad y del egoísmo más irritante, completamente devastado tras matar a Reeva y cuyos pedazos trata de recoger una rica familia calvinista y protectora, entregada, quizá con la excepción del padre ausente.
Quienes busquen morbo y trapos sucios de su vida privada deben acudir a "Un accidente inevitable", que la madre de una de las exnovias de Pistorius escribió junto a la escritora Melinda Ferguson.
En él, Patricia Taylor cuenta con todo lujo de detalles la relación del atleta con su hija Samantha, que según ella se prolongó hasta los Juegos Olímpicos de Londres de 2012 (los que lanzaron a la fama) entre episodios de abuso emocional y muestras constantes de inestabilidad y celo posesivo.
Taylor acabó apartándola de Pistorius temiendo que le pudiera suceder algo y Samantha presentó ante el tribunal un testimonio despechado que no fue tenido en cuenta por la jueza.
En "Historia de una madre", June Steenkamp -criticada en Sudáfrica por vender exclusivas a la prensa británica- desgrana sus sentimientos ante la tragedia y el acoso mediático , al tiempo que repasa la infancia de Reeva en una familia blanca y afrikáner como la de Pistorius, pero de situación económica mucho más modesta.
El resto de títulos reconstruyen desde distintos ángulos la exitosa carrera de Pistorius y su llegada a la cima en los Juegos Olímpicos, así como un proceso judicial tortuoso y lleno de momentos emotivos que concluirá en junio con una sentencia.